La Vanguardia.- Los tres acusados de violar por turnos a una joven en Sant Boi de Llobregat han sido condenados a una pena de 20 años de prisión. La Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona ha considerado probado que los acuaddos forzaron a la víctima a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento. “En ningún caso consintió la acción sexual y tampoco la pudo evitar “pese a los gritos y la resistencia ofrecida por la denunciante ante la violencia que los procesados utilizaron, sujetándola por los brazos, piernas, cabeza y cuello, rompiéndole las medias, quitándole las bragas y subiéndole el vestido generándole una situación de angustia”, sostiene el tribunal.
El tribunal adopta la nueva doctrina que sentó la sentencia sobre la Manada de Pamplona que considera que cada uno de los agresores responde como autor de sus acciones y como cooperadores necesarios de las acciones de los demás. Así, la Sala les impone una pena de 8 años de cárcel por una agresión sexual y 12 años como cooperadores necesarios de las otras dos violaciones. La fiscalía pedía para ellos 46 años de cárcel. “Debe haber condena de todos los que en grupo participan en estas agresiones sexuales múltiples porque la presencia de otra u otras personas que actúan en connivencia con quien realiza el forzado actos sexual forma parte del cuadro intimidatorio que debilita o incluso anula voluntad de la víctima para poder resistir”, subraya.
Los hechos ocurrieron el 19 de mayo de 2018 a la salida de la discoteca Be Disco de Molins de Rei. Los tres condenados, que tenían entre 20 y 23 años, abordaron a la víctima a la salida del local conscientes de que iba muy bebida, la subieron en un coche y la condujeron hasta un descampado en Sant Boi de Llobregat donde la violaron por turnos. “Aprovechándose de la situación de intoxicación etílica que presentaba, la llevaron hasta un descampado donde la obligaron a realizar dos felaciones y una penetración vaginal utilizando para ello violencia”, subrayan los jueces.
La sentencia se basa en el testimonio de la víctima, aunque el tribunal se muestra comprensivo a pesar de que su relato presentaba algunas imprecisiones que achaca al estado de ebriedad en el que se encontraba y al shock emocional que le produjeron los hechos. Cuando la atendieron los sanitarios explicaron que la joven estaba “muy afectada, intercalaba lloros y desolación y necesitaba consuelo del personal sanitario”, recuerda la sentencia. Además, el tribunal apuntala su resolución aludiendo algunos mensajes que enviaron los acusados después de los hechos. “Un poco más y le pegamos un bukake”, escribió uno.