LA RAZÓN.- Tristeza repentina e injustificada, cambios bruscos de humor, irritabilidad, nerviosismo y dolores agudos de cabeza. Estos son los algunos de los síntomas que experimentan las víctimas del bullying , término que se emplea para denominar una situación en la que un estudiante es humillado sistemática e intencionadamente.
A veces, los chavales llegan a sufrir estos abusos no ya durante varias semanas o meses de un determinado periodo escolar, sino a lo largo de diferentes cursos. De esta manera, septiembre y la vuelta al colegio se convierten en una tortura para estos niños y sus familias.
Así se expresa la terapeuta Verónica Rodríguez Orellana, para quien, en este caso, tanto padres como educadores deben preparados para dar “la mejor respuesta posible”. En este sentido, aboga por “crear estrategias conjuntas de intervención con un enfoque integral (escuela y hogar) que nos permita restituir los derechos vulnerados a través de un trabajo de educación emocional, cuidado y acompañamiento por parte tanto de la familia como de la escuela es prioritario».
La directora de Coaching Club Madrid apuesta por la prevención desde “el minuto uno”, en cuanto se abran las puertas de cada centro, y no sólo por restituir los derechos vulnerados de quienes ya padecen acoso escolar, sino por impedir que nuevos alumnos que se incorporen a los centros se conviertan en blanco de las iras los abusones. Esta fórmula permite, además, trabajar también en la rehabilitación de los agresores.
Sólo la labor preventiva, advierte, acabará con este problema social que ya arroja estadísticas más que preocupantes: 20 % de los estudiantes de escuela primaria y entre un 5 y un 10 % del estudiante de Instituto es víctima sistemática de acoso en sus diversas formas, según un estudio publicado por el Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo.
En esta línea, la experta ofrece las siguientes pautas para los padres:
Apoyar procesos de diálogo con los hijos mostrándoles que el peor enemigo es el silencio.
Mantener el diálogo abierto con los niños preguntando no solo por sus evaluaciones y calificaciones sino por sus relaciones con sus compañeros y entorno escolar, para detectar si existe algún problema.
Interesarse por el tipo de grupo /compañeros y qué tipo de relaciones establecen entre ellos.
Es conveniente enseñarles desde muy temprano que ningún niño es superior a otro ni tiene derecho sobre otro y que cualquier problema que surja se debe comunicar inmediatamente a sus padres o maestros, ya que son éstos los que están en condiciones de apoyarlos.
Además, hay que enseñar a los niños a comunicar sanamente y a detectar situaciones que no sean buenas para ellos o para sus compañeros; incidir en el valor de la palabra y el diálogo para romper el círculo vicioso que se crea con el silencio.
Estar en contacto con los tutores y maestros de forma continuada para que ambos sistemas familia y escuela estén comunicados.
Más allá, Coaching Club ha organizado el programa Stop Bullying, que consta de 10 sesiones en las que se realizan distintos ejercicios, trabajo grupal e individual. Se complementa con lectura y juegos vivenciales.
El objetivo del trabajo realizado a nivel de clase es educar y sensibilizar a los alumnos sobre su papel a la hora de evitar y detener el acoso escolar.
Así, en lugar de aprobar silenciosamente el acoso o alentar a los abusones, los niños comienzan a apoyar a los compañeros victimizados y, al hacerlo, transmiten el mensaje de que no aprueban el acto. Terminar con el acoso escolar es posible cuando se desarrolla un sentido compartido de responsabilidad y se cambian las normas del grupo.
Stop Bullying es un programa integrador que trabaja en tres niveles:
A nivel de la escuela, el objetivo del programa es ofrecer al personal escolar información básica sobre el acoso escolar y las formas de abordarlo y lograr que el personal se comprometa con el trabajo sobre el acoso.
A nivel de clase, la meta es influir sobre los estudiantes para que, en lugar de aceptar silenciosamente la situación de acoso o alentar a los acosadores, apoyen a la víctima y trasmitan así que no aceptan las prácticas abusivas.
A nivel de los estudiantes, el propósito es abordar los casos graves de acoso de una manera efectiva. Eso siempre incluye una discusión de seguimiento para comprobar que la situación ha cambiado.