El joven permanecía cautivo en una casa derruida en Puerto Real por una banda que se dedicaba a extorsionar a familias de inmigrantes
JESÚS A. CAÑAS. EL PAÍS.- Una casa con ladrillos y escombros tirados por el suelo, muros inexistentes y puntales para soportar la estructura. Allí, en dos colchones tirados en el suelo, un menor inmigrante ha sobrevivido secuestrado hasta que fue rescatado durante la jornada de este miércoles. La Guardia Civil liberó a este joven, de unos 16 años y de origen marroquí, tras conseguir detener a cinco de sus presuntos captores. Los investigados integraban una banda que retenía a migrantes en la provincia de Cádiz, mientras extorsionaba a sus familias a cambio de dinero.
La liberación del menor se produjo durante la jornada de este pasado miércoles en la localidad de Puerto Real, donde los secuestradores mantenían en cautiverio al menor. Ahora la Guardia Civil les investiga por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y de otro contra la salud pública, ya que también se dedicaban al tráfico de estupefacientes. De los cinco detenidos, tres son de nacionalidad española (dos hombres y una mujer) y dos varones más son de origen marroquí, según ha confirmado la benemérita a EL PAÍS.
Los agentes consiguieron llegar hasta el joven tras entrar en dos domicilios diferentes de Puerto Real. A primera hora de la mañana, los investigadores acudieron primero a una vivienda ubicada en las inmediaciones del recinto ferial, según ha adelantado el medio local La Voz de Cádiz. En esta primera casa, los agentes localizaron a los supuestos secuestradores y cantidades no especificadas de hachís, tanto en tabletas como en bellotas.
Sin embargo, no dieron con el paradero del menor hasta llegar a una segunda casa, situada a las afueras de Puerto Real. En su interior, encontraron al joven en paupérrimas condiciones. La vivienda estaba semiderruida, con parte de la edificación sin paredes, entre puntales y escombros. El joven de 16 años estaba retenido en una habitación en la que tan solo había dos colchones apilados en el suelo y unas mantas.
Entre amenazas, la banda mantenía al menor en esta situación, mientras exigía dinero a su familia a cambio de su liberación. Los investigadores sospechan que el adolescente acabó en este cautiverio “tras ser sustraído de la tutela de la Junta de Andalucía del centro de menores de El Bosque”. Allí había llegado tras haber cruzado solo el Estrecho de Gibraltar en una patera. Los agentes no han precisado cuánto tiempo llevaba secuestrado el joven y a cuántas personas pueden haber retenido en contra de su voluntad.
El grupo de Información de la Guardia Civil de Cádiz cree que esta mafia se dedicaba a secuestrar a inmigrantes a cambio de exigirles a ellos o a sus familiares dinero a cambio de su liberación. Además, la presencia de tabletas y bellotas de hachís en la primera vivienda les lleva a pensar que se dedicaban al tráfico de estupefacientes desde Marruecos. Está previsto que, en las próximas horas, los cinco detenidos pasen a disposición judicial. Mientras, el menor ya se encuentra de vuelta en el centro de menores de El Bosque del que fue capturado.
No es la primera vez que se desmantelan mafias acusadas del tráfico de personas en la zona del Estrecho. A mediados de este mes, caían seis personas acusadas de cobrar dinero a migrantes a cambio de organizarles su viaje en patera hasta España y trasladarlos luego a las provincias de Málaga y Almería, donde eran alojados en paupérrimas condiciones. Solo por este desplazamiento desde Cádiz y su hospedaje la banda cobraba entre 500 y 600 euros.
Este tipo de organizaciones delictivas suelen cobrar grandes cantidades de dinero a los migrantes que quieren llegar a España. Youssef Belfkih, un extutelado originario de Marruecos reconoció recientemente que su padre tuvo que “vender lo que pudo” para poder pagar los 2.500 euros que
una mafia le reclamaba para poder embarcar a su hijo en la insegura patera en la que llegó a las costas de Algeciras el pasado verano. En muchas ocasiones, el abuso de estas organizaciones se extiende más allá de llegar a suelo español. Es el caso tanto del secuestro de este menor, como del de mujeres jóvenes inmigrantes que, tras llegar al país, a veces se convierten en víctimas de la trata de blancas y la explotación sexual.