Internacional con España, emigró a Estados Unidos con 18 años porque quería seguir estudiando sin dejar de jugar y allí le permitían hacer ambas cosas
ELEONORA GIOVIO. EL PAÍS.- El reguetón se escucha a toda pastilla. Es martes 2 de octubres y las internacionales de la selección absoluta están terminando su sesión de trabajo en el gimnasio. Con la clasificación para el Mundial de Francia ya conseguida (8 partidos, 8 victorias), el seleccionador Jorge Vilda ha organizado una semana de concentración para disputar dos amistosos. Celia Jiménez (Alcaudete, 23 años) es defensa e ingeniera aeronáutica. Con 15 años debutó en Primera, con 18 se fue a Estados Unidos donde, además de ser la primera española elegida en un draft, terminó la carrera. Ahora juega en el Rosengård, sueco.
Pregunta. ¿Qué eso de que hacía castillos de arena en el campito en el que jugaba al fútbol con los demás niños?
Respuesta. En el campo del pueblo el césped era de arena… el natural llegó cuando yo cumplí seis años. Jugábamos a fútbol 7, pero éramos muy, muy pequeños y cuando estábamos en una banda, en la otra había demasiado espacio. Así que mientras esperaba a que me pasaran el balón me agachaba a hacer castillos de arena y cuando llegaba la pelota le pegaba una patada y seguía corriendo.
P. ¿Qué ha cambiado desde entonces?
R. Mucho, pero nos queda un camino muy largo. Se están produciendo los cambios necesarios que queremos y por los que llevamos trabajando mucho tiempo, pero esa igualdad por la que luchamos todavía está bastante lejos. Desde la Federación y desde la Liga tenemos ahora un apoyo mucho mayor y es muy importante. Los sueldos han empezado a crecer un poco, pero cuando te paras a comparar con otras potencias o incluso con el fútbol masculino, la diferencia es abismal. Es importante que tenga visibilidad el trabajo que hacemos, no sólo el día de partido, sino el día a día, que se sepa lo que hacemos, para que la gente se enganche al fútbol femenino.
P. ¿Cuál es el sueldo máximo que ha cobrado?
R. En España hay equipos en los que todavía no se podría vivir del fútbol y hay otros tops como el Barcelona y el Atlético en los que sí. Yo sí me estoy dedicando exclusivamente al fútbol y con el sueldo que tengo puedo tener una vida normal y pagar todas las facturas. Sí es cierto que es una realidad que se ha alcanzado en los últimos dos años.
P. ¿Con qué prejuicios se encontró por el camino?
R. De pequeña me enfrenté al comentario típico: ‘estás perdiendo el tiempo’ ‘el fútbol es para chicos’ ‘qué hace una chica jugando al fútbol’. Cuando empecé a jugar lo hice con chicos y era la única mujer. Los mayores me miraban como diciendo: ‘esto no es para ti, las chicas a casa a limpiar, los chicos son los que tienen el derecho a divertirse’. Eso hoy en día ya no es la realidad y me alegro muchísimo, pero a veces sí seguimos cayendo en la idea de que las mujeres no podemos vivir de esto, que jugar al fútbol puede ser un hobby pero nunca va a ser tu trabajo. Por eso digo que es muy importante que se dé visibilidad a lo que hacemos a diario y que de verdad apostemos que esto sea una realidad de la que podamos vivir.
P. Debutó con 15 años, hace 8, en la Liga española. ¿Cómo era el fútbol entonces?
R. Los entrenamientos eran muy tarde, a las 20.00 porque la mayoría tenía que cumplir con su jornada laboral. Ahora ya, aparte de que los equipos profesionales se entrenan por la mañana, tenemos desayuno, sesión de trabajo, fisio, gimnasio. Cuando yo tenía 15 años se empezaba a las 20, te plantabas con tus botas en la mano en el campo, salías a entrenar y ya está, a la hora y media te ibas a tu casa. Era jugar al fútbol en el sentido literal de jugar, no de competir. Eso ha cambiado, ahora el fútbol femenino es una competición. Las futbolistas nos preparamos para ello.
P. Se fue a Estados Unidos con 18 años. ¿Por qué decidió emigrar?
R. Desde pequeña siempre tuve muy claro que quería estudiar, para mí no era o jugar al fútbol o estudiar. No quería renunciar a ninguna de las dos y en Estados Unidos te permiten hacer ambas cosas. Estudiaba y al mismo tiempo seguía competiendo en la elite.
P. ¿Cómo le dio por la ingeniería aeronáutica?
R. Desde pequeñita siempre me llamó la atención lo de construir cosas. Se me daban bien las matemáticas, física y todo eso. Aeronáutica en si ha sido por el hecho de desafiar las leyes, siempre tenemos ese concepto de la gravedad, de que cuando saltas tienes que caer, cuando lanzas algo, siempre se tiene que caer. Esa idea de poder construir un avión que pesa toneladas y que sea tan grande y que lleve personas desde un punto del mundo a otro extremo, en el aire, y que nosotros seamos quienes decidan cuando aterrice, me parece impresionante.
P. ¿Dentro de diez años se ve con traje de ingeniera o de futbolista?
R. Dentro de diez años seré mayor, así que creo que con traje de ingeniera.
P. ¿Por qué Estados Unidos se considera la meca del fútbol femenino?
R. Han organizado el sistema de forma muy inteligente. En EE. UU. el fútbol no es un deporte tradicional como en España, pero tienen muy claro cómo hacerlo crecer. A través de las becas de las Universidades, intentan captar jugadoras de otros países con muchas habilidades y las traen allí [como hicieron con ella]. En las Universidades es donde ellos curten, enseñan y entrenan a esas jugadoras que después pasan a la liga profesional. Aunque las futbolistas americanas quizás no tengan la tradición europea, al estar 4-5 años con jugadoras o entrenadores de esos países, van aprendiendo y se van formando. Y cuando dan al paso a profesional, lo hacen teniendo la preparación universitaria y también la exposición al fútbol internacional. Y eso repercute. En mi universidad [Alabama] se entrenaba antes de ir a clase. Me levantaba a las 6 de la mañana, tenía entrenamiento hasta las 9.30 y luego iba a clase hasta las 3 de la tarde. El equipo además tenía horas de estudio y de biblioteca obligatorias, de 16 a 19. El mundo fútbol y el mundo universidad se cohesionan mucho mejor y el uno se amolda al otro.
P. ¿Qué aprendió allí?
R. Que cada día tengo que poner la semillita para luego hacer que crezca la planta.
P. En el fútbol masculino los licenciados son la excepción, en el femenino hay muchas. ¿Por qué cree que pasa eso?
R. Porque nosotras nunca hemos tenido esa idea de ‘vamos a vivir del fútbol’. Muchas han querido asegurarse el futuro con un título universitario.
P. La selección se ha clasificado habiendo ganado 8 partidos de 8 disputados y encajando sólo dos goles. ¿Cuál es el secreto?
R. La filosofía de la Sefutbol está en su máximo auge. Se llevan trabajando estos conceptos desde categorías inferiores y era cuestión de tiempo que esos éxitos llegaran a la absoluta. El talento individual y colectivo es indiscutible.
P. ¿Al fútbol femenino ahora se le mira con otros ojos?
R. Por supuesto, sobre todo en cuanto a la visualización que tenemos. No recuerdo haber jugado, como pasó en los últimos dos clasificatorios que disputamos, un partido en un estadio y tener que gritar por encima del público para que mis compañeras me escucharan. Lo viví sólo en Canadá. En España con 15, 16, 17 años, jamás venían a vernos más de 200 personas y 200 ya eran muchas. Ahora contar con 7.000 personas en los estadios, como estos dos últimos partidos, es un cambio radical. Y con ese cambio tenemos que conseguir que la gente empiece a darse cuenta de que el fútbol es fútbol, no es fútbol femenino o fútbol masculino. Es el mismo deporte y no tiene por qué haber diferencias en cuanto a apoyos e inversiones económicas.
P. ¿Cuánto cree que falta para que aquí también las futbolistas profesionales puedan vivir de ello?
R. Para igualar los equipos de Primera a las potencias europeas queda menos, quizás un par de años, si las cosas se siguen haciendo como ahora y vamos dando los pasos que se necesitan dar. La distancia que hay con el fútbol masculino es mucho mayor y el camino va a ser mucho más largo. Si se toman las decisiones correctas, si se apuesta por tener buenos cuerpos técnicos y por tener facilidades y las mismas infraestructuras que los chicos, estoy segura de que se puede conseguir. Pero es una apuesta que tenemos que hacer ya y que necesita apoyo constante y a largo plazo.
P. ¿Cómo se le queda el cuerpo cuando escucha a Simeone o al técnico de turno decir: ‘es un partido para hombres’?
R. Llevamos varios años intentando derrocar esa idea de ‘corres como una chica’ ‘peleas como una chica’…
P. ¿Eso lo ha escuchado?
R. Y se sigue escuchando. Para mí el mejor piropo que se le podría decir ahora a niño a una niña pequeña es ‘juegas como una chica de la selección española’. Porque le estás diciendo que juega tan bien que se ha clasificado para el Mundial con 8 victorias en 8 partidos. Tenemos esa idea todavía asociada a hace 50 años cuando la realidad de hoy es que las atletas son las que nos están dando victorias.
P. ¿Qué contestaba cuando le decían eso?
R. Por suerte a mí nunca me lo han dicho, en Estados Unidos no se sufren ese tipo de comentarios
P. ¿Qué le ha hecho mejor jugadora?
R. Las batallas mentales que he tenido que jugar y sobrepasar en mi trayectoria. Desde tener 15 años y tener que competir con gente de 25 a tener que dejar mi núcleo familiar, cultura e idioma con 18.
P. ¿Qué características tiene que tener una buena defensa?
R. Una buena defensa empieza por ser una buena futbolista y eso es ser una buena atleta, tener constancia, trabajar duro, ser tenaz. Después ya se puede empezar a hablar de las características dentro del campo: contundencia, anticipación, comunicación, rapidez y sobre todo concentración porque cuando defiendes no te puedes permitir ningún fallo. Tienes que estar en alerta 90 minutos.
P. ¿Qué mujeres admira?
R. A mi madre porque fue la primera generación de policías nacionales de España y siempre ha sido una mujer que ha roto barreras, que por el hecho de ser mujer nunca ha dicho ‘aquí no puedo llegar’ sino que apuntó más lejos. Yo he crecido con saber que nada es imposible, que si de verdad lo quieres y de verdad trabajas por ello, todo está a tu alcance. Admiro también a Mireia Belmonte, su labor es impresionante, desde la humildad y desde el silencio.
P. ¿En Suecia donde juega ahora sí se puede vivir del fútbol?
R. Sí. Y además facilitan los estudios a las chicas que suben del B y que por tener que entrenar por la mañana pierden horas de clase. Tienen la opción de ir a un instituto especial por las tardes y contar con la ayuda de tutores para recuperar lo que han perdido.
P. ¿Se siente valorada?
R. Sí, cada día más. Cuando empecé a jugar, el fútbol femenino era considerado amateur; ahora, día a día, se nos va a dando trato de jugadoras profesionales que es lo que nos hace sentir valoradas.