Crónica Global.- Radicales del fútbol como ‘Jou’, histórico miembro del grupo criminal vinculado a Boixos Nois, acudieron a la protesta contra El Kubo y La Ruïna en Barcelona.
Casuals FCB, los hooligans del Barça y que fue uno de los grupos criminales más temidos de Cataluña, y Dani Esteve, administrador de la polémica empresa de desalojos Desokupa, se reencontraron en la protesta de la Bonanova para pedir la salida de los okupas de La Ruïna y El Kubo el jueves. Entre los manifestantes –medio millar, según las cifras de la Guardia Urbana de Barcelona, y de 15.000 a 18.000, según Esteve– figuraba uno de los históricos miembros de Casuals, Lorenzo Pérez Bujalance, alias Jou, condenado en el macrojuicio contra 29 miembros de la facción criminal en 2013 y con un ramillete de antecedentes previos, uno de ellos por homicidio imprudente.
Fuentes policiales han detallado a este medio que entre los asistentes a la manifestación del jueves, organizada por Desokupa, se infiltraron activistas fascistas y algunos radicales del fútbol –tanto del FC Barcelona como del RCD Espanyol, pese a su teórica rivalidad–. De hecho, este medio ya explicó que la unidad de mediación de Mossos había sondeado previamente a sus contactos en la extrema derecha para evitar incidentes graves. No los hubo. Pese a ello, la policía catalana desplegó un colosal dispositivo que, sin que los ciudadanos lo detectaran, incluía a agentes de paisano. Fueron éstos quienes detectaron a Jou, si bien la relación de su banda, los Casuals, con Esteve no siempre fue buena.
Rivalidad entre ambos
Diversas fuentes han recordado que los miembros de Casuals, el grupo dirigido por Ricardo Mateo López con puño de hierro, entró en contacto con Esteve cuando todos ellos se dedicaban al mundo de la noche. El actual administrador de Desokupa trabajaba de portero de discoteca y ellos, extorsionando a los empresarios del ocio nocturno de Barcelona para hacerse con el control de las puertas a las bravas. Corrían los 2000. “Los extorsionaban para conseguir que los contrataran como seguridad privada”, explican fuentes conocedoras de estos hechos, que recuerdan que si los propietarios no cedían “reventaban el negocio”. “El incidente sucedió mucho antes de fundarse Desokupa», explica una persona del entorno de Esteve. Sin embargo, asegura, «como todos los agravios a los Casuals, estos no se olvidan. No perdonan. Jamás», agrega la misma voz.
Tenga ello que ver o no, los Casuals llevaron a la noche barcelonesa, en la que trabajaba Esteve, al límite. A pesar de que algunos locales ficharon a seguridad del Este de Europa –«curtidos albanokosovares con formación en combate callejero»– o los Hell’s Angels –ahora aliados–, lograron hacerse con el control de las puertas para traficar dentro de los locales y para lucrarse de los procesos extorsivos hacia los propietarios. En este escenario, en el que imperaba «la ley del más fuerte», Esteve y Casuals protagonizaron un encontronazo «en el año 2008/09» en este sector: la noche. Eso sí, se congraciaron y a partir de 2010 reinó la paz.
«Hay cuentas pendientes»
Esa coexistencia la desmienten otras voces, que sostienen que Desokupa y Casuals tienen una «fría relación» y, lo que es más, «cuentas pendientes» que perduran a día de hoy y que están detrás del motivo por el que el exboxeador decidió mudarse a Madrid desde su Barcelona natal. Añaden que, aunque la empresa líder en desokupaciones continúa trabajando en Cataluña, la comunidad que lidera el ránking de okupaciones en España, lo hace acusando con el peso muerto que ejercen los Casuals. «Fíjate que Desokupa apenas opera ya en Cataluña. ¿Por qué?», se preguntan.
De hecho, sostienen, la banda de Mateo llegó a buscar tanto a Esteve que el cofundador de la firma antiallanamientos no se atrevía a ir a algunos desalojos en los que sospechaba que los Casuals estaban en el otro lado de la puerta. «Sí, los Casuals tenían pisos okupados para traficar con droga. En un caso en Ciutat Vella, los dueños de un inmueble ubicado en el Raval llamaron a Desokupa para recuperar la propiedad, convertida en un narcopiso. Esteve mandó a su segundo para no ir él», explican. En al menos un caso, Esteve habría delegado en uno de los hombres fuertes de la primera etapa de Desokupa, Wanderley, ahora portero en un club de ocio nocturno de la zona alta de Barcelona, para negociar la salida de un piso okupado por los Casuals.
La extorsión como modo de vida
Que Casuals intentara buscarle las cosquillas a Desokupa no es nada novedoso, dado que este medio ya relató que la banda organizada medró mediante la extorsión a múltiples negocios legítimos, no solo el del ocio nocturno, sino también de otros ámbitos. Los de Ricardo Mateo tuvieron durante una época los estudios de tatuajes de Barcelona en su punto de mira, a los que obligaron a comprar las tintas que ellos mismos importaron desde Holanda.
Desokupa, creada en 2016 y con 237.000 seguidores en Instagram, estaba destinada a chocar con los Casuals, que mantienen influencia en diversos sectores criminales, también las puertas de algunas fiestas electrónicas. Y donde acuden, piden mordidas para operar. Lo hacen gracias a una temible imagen pública cultivada a base incontables delitos en Barcelona y área metropolitana. En cualquier caso, otras de las fuentes conocedoras de estas desavenencias han confirmado que en un momento indeterminado su relación dio un giro. “El conflicto muta y se convierte en una afinidad, en buen rollo, supongo que encontraron un equilibrio».
Daniel Esteve: «No tengo nada que ver con ellos»
Preguntado hace ya meses por este extremo, Daniel Esteve, cofundador de Desokupa junto a otro socio, expresó con vehemencia que no tiene «nada que ver» ni quiere «tener nada que ver» con los Casuals. Según el empresario, se le ha «relacionado con la banda en algunas ocasiones, lo que son bulos, mentiras sin fundamento alguno». De hecho, Esteve asegura que tuvo que marcharse de Cataluña por otra presión que nada tiene que ver con los hombres de Ricardo Mateo López: en este caso la que ejercían contra él los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR), radicales independentistas.
Este medio ya informó en 2018 de que los antisistema trataban de amedrentar a la empresa de recuperación de propiedades privadas incluso con un artefacto incendiario. Desokupa también recibió la presión de Observatori DESC y del Ayuntamiento de Barcelona en forma de querellas criminales que no llegaron a más.
Un guardaespaldas y un ‘after’ ultra
Así las cosas, Esteve ha sido amenazado y presionado por los movimientos radicales antisistema en Cataluña y en el resto de España. Quizá por ello, el empresario llevó un guardaespaldas en la Bonanova el jueves, además de ir acompañado de sus fieles, como el luchador de MMA malagueño Daniel Toledo Jacaré. El también activista antiokupas temía agresiones de la extrema izquierda. Lo novedoso es que en aquel cónclave, en el que los vecinos le aclamaron, se infiltraron hooligans de fútbol y fascistas con los que él mismo había tenido mala relación en el pasado, insisten desde la inteligencia policial.
Fue, pues, un meetup de residentes de a pie, trabajadores de Desokupa y, también, algunos ultras de fútbol y activistas de la derecha más extrema. No fallaron Jou, de Casuals, pero tampoco Alejandro Fernández, exmiembro del neofascista Movimiento Social Republicano (MSR) y ahora candidato de Vox en Barberà del Vallès (Barcelona). Eran una minoría en la marcha, pero ruidosa. No en vano, la noche acabó en Bonanova con amenazas y saludos fascistas contra El Kubo y La Ruïna. Los Mossos hicieron amago de cargar –también– contra los ultras de derecha, pero no lo hicieron. Eso sí, anotaron sus caras –«cada uno tiene libertad deambulatoria»–, pues les conocen desde hace años.