Ultras de la selección, racistas, homófobos y violentos
RUBEN JIMÉNEZ. MARCA.- Hungría volvía a una Eurocopa 44 años después y los ultras de su selección no se lo podían perder. La Carpathian Brigade es la hinchada oficial del combinado magiar, un grupo violento, racista y homófobo que ya se llevó una advertencia de la FARE (Football Against Racism in Europe, Fútbol contra el Racismo en Europa) en la primera jornada y que ha provocado incidentes en la segunda.
Se nutren de varios grupos húngaros, aunque de sobra conocidos en Europa son los Green Monsters, los ultras del Ferencvaros que cuentan con un largo historial violento y criminal a sus espaldas y en cuyo estadio se pueden escuchar cánticos antisemitas y racistas. Autodefinidos como patriotas y de extrema derecha, sus miembros protagonizan quedadas con otros ultras entre sus compatriotas y europeos para organizar peleas multitudinarias.
Nacidos en los años 90, los excesos y la extrema violencia han sido sus señas de identidad junto a su nacionalismo exacerbado. Responsables de apuñalar a aficionados rivales, golpearlos y sembrar el caos cuando su equipo pierde, también se les oye cantar temas antisemitas («ya viene el tren que va a Auschwistz») y cánticos racistas contra negros y gitanos.
Muchos de ellos son hooligans ‘profesionales’, expertos en artes marciales y en otros tipos de combate. Exhiben músculo en las gradas y en algunos gimnasios creados por fans de Ferencvaros para fans de Ferencvaros.
La UEFA ha advertido y sancionado en más de una ocasión a la federación húngara por los disturbios provocados por los aficionados de la selección magiar, pero tal y como se ha demostrado en la Eurocopa, el fanatismo no atiende a amenazas ni a razones y sus ultras han vuelto a dar una imagen deplorable al continente.