El País.- La alcaldesa de Madrid atribuye al «capricho» del alcalde de la localidad que el Ayuntamiento no haya tenido capacidad para acoger familias migrantes
La saturación en los albergues de Madrid dejó en la calle a varias familias que tuvieron que alojarse en camas improvisadas en la parroquia de San Carlos Borromeo el viernes pasado. Enfrentada a una foto de la escena en la iglesia, Manuela Carmena aseguró en una entrevista con EL PAÍS que le «preocupa muchísimo» no haber tenido la capacidad de «recoger a todo el mundo que fuese necesario» y que hayan tenido que «aceptar la colaboración de parroquias». La alcaldesa de Madrid asegura que ha sido «muy determinante» el rechazo de Jesús Moreno, alcalde de Tres Cantos, a que la residencia Palacio Valdés de ese municipio, propiedad del Ayuntamiento madrileño, les impidiese utilizarlo para acoger familias migrantes. «Sabemos que es un problema exclusivamente de xenofobia, y eso es muy triste», afirma.
«Es un capricho, porque dicen que no quieren que haya negros en esa zona de Madrid», denuncia la alcaldesa. La alcaldesa asegura que las instalaciones se iban a emplear para acoger a familias migrantes. «El mayor número de migrantes que vienen son venezolanos y nicaragüenses y vienen con cuatro y cinco niños. Era un sitio excelente. Era muy amplio y podríamos dedicar un espacio a escuela, otro a huerto», explica Carmena. «Hemos pedido al Gobierno que se haga una declaración de emergencia, pero no lo ha considerado oportuno», lamenta.
Varias familias migrantes durmieron en la recepción de la sede del Samur Social de Madrid la noche del jueves 16 de noviembre. El día después fueron obligados a abandonar las instalaciones con ayuda de la policía, según relataron ellos mismos. La concejala de Derechos Sociales, Marta Higueras, aseguró que se procedió a apartarles de la salida de emergencia del edificio, que bloqueaban, por razones de seguridad. La mano derecha de Carmena insistió en que, en todo caso, el Samur Social no tiene la competencia del auxilio de personas refugiadas y culpó al Gobierno central de que las familias estén en la calle. Las familias que se encontraron sin un lugar donde cobijarse terminaron siendo acogidas en la parroquia de Entrevías.
La alcaldesa atribuye la imposibildad del Ayuntamiento de dar respuesta a las situaciones que se han vivido en los últimos días al «problema» con el Palacio Valdés, que «ha sido muy determinante». En agosto el Ayuntamiento habilitó esta edificación de 3.330 metros cuadrados para dar respuesta al repunte de llegadas de migrantes.
Alojamiento inminente para 70 familias
«Si se nos cierra una puerta, buscamos una alternativa», asegura Carmena, que anuncia que el Ayuntamiento esta trabajando en tres edidicios para «reutilizarlos rápidamente». «Este lunes ya tenemos uno nuevo que vamos a utilizar para 30 familias, la semana siguiente para 40, y probablemente en enero, en la Casa de Campo, podamos contar también con un edificio muy grande», asegura.
El Consitorio madrileño adquirió el edificio del Palacio Valdés en 1941 y fue empleado como residencia femenina. Consta de tres plantas con comedor, biblioteca, talleres, salas de reuniones y piscina y estaba cerrado desde 2003. Madrid tenía la intención de ceder la gestión a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), hasta que el alcalde de Tres Cantos frenó sus planes alegando que no podía tener uso residencial.
Dado que Moreno insistía en que el uso solo podía ser educativo, el Ayuntamiento se lo cedió a la Comunidad de Madrid para que alojase a los menores migrantes no acompañados que se hacinaban en el centro de acogida de Hortaleza. El presidente, Ángel Garrido, finalmente declinó usarlo y alegó que no se encontraba en condiciones por falta de elementos como la calefacción.