El Español/Borja Sánchez.- El lamentable suceso aconteció en el Maia Futsal – Leixões de la División Distrito Élite de Portugal cuando un grupo de ultras golpeó a este aficionado.
Pasa el tiempo y hay gente que sigue sin saber comportarse en un recinto deportivo. Da igual que sea un estadio de fútbol, una cancha de baloncesto o un pabellón en el que se disputa un partido de fútbol sala. El último incidente entre radicales se ha producido en un encuentro de este deporte disputado en Portugal.
Las imágenes han dado ya la vuelta al planeta y es que durante el Maia Futsal – Leixões de la División Distrito Élite de Portugal se produjeron graves altercados en la grada que terminaron con una brutal paliza sobre un aficionado y con varios detenidos por la policía. Todo comenzó con un enfrentamiento entre dos hinchas de aficiones rivales.
Uno de ellos perdió por completo los nervios y ante las provocaciones la emprendió a golpes contra su enemigo. Un primer puñetazo directo al rostro de su oponente que desató el desastre. Y todo porque este se había dirigido con gestos despectivos al banquillo de jugadores del equipo contrario. Aprovechó que retiraba una bufanda de una barandilla para emprenderla a golpes con él.
Lejos de encontrar defensa, el aficionado fue nuevamente agredido por otros tres ultras que aparecieron para emprenderla a golpes contra él. En ese momento, y apoyados contra una especie de valla de cristal, se desató una brutal pelea. Puñetazos, patadas, agarrones y empujones que iban y venían de un punto a otro en una auténtica batalla que iba camino de cobrarse alguna víctima.
El aficionado agredido en un primer momento fue inmovilizado por varias personas mientras el resto le golpeaba sin que este pudiera defenderse. Todos los ataques iban directos a su rostro y a su cabeza y es que esa primera afrenta le iba a costar cara teniendo en cuenta que nadie detenía a sus agresores. Un lamentable espectáculo que fue filmado por las cámaras de algunos de los asistentes al pabellón.
La intervención policial
Ante los graves hechos que se estaban produciendo en las gradas, los jugadores se olvidaron completamente del deporte y se pusieron a mirar y a gritar hacia los protagonistas del conflicto. Todo mientras la policía corría hacia el lugar de los hechos para intentar detener una batalla que se estaba convirtiendo en una paliza salvaje.
El conflicto se extendió por toda la tribuna y terminó implicando a más de una veintena de personas, unos intentando golpear y seguir haciendo daño y otros que intentaban separar y poner fin al conflicto. Tras unos segundos de tensión, la policía pudo llegar hasta el tumulto y, sorprendentemente, se llevaron al hombre que había estado en el origen del conflicto y que había recibido todo tipo de golpes.
Este hincha, identificado ya por las fuerzas del orden y que tiene 38 años, fue puesto a salvo para que pudiera poner una denuncia contra sus agresores. Estos eran un grupo de radicales del Leixões. El agredido tuvo que recibir atención médica en el Hospital Pedro Hispano en la localidad de Matosinhos. Así terminó un partido de fútbol que terminó en desastre y en catástrofe.
