La actriz francesa ya ha sido condenada en varias ocasiones por incitar al odio racial
LA VANGUARDIA.- Brigitte Bardot vuelve a estar en el ojo del huracán por sus comentarios racistas. Esta vez es a cuenta de que la exactriz y militante de la causa animal ha arremetido violentamente contra los habitantes de la isla francesa de Reunión, tachándolos de “población degenerada” con “tradiciones bárbaras”, en una carta abierta al prefecto (delegado del Gobierno) de ese territorio de ultramar francés. La prefectura de la isla ha anunciado que denunciará al antiguo icono del cine francés ante la justicia. Otras instituciones y asociaciones antirracistas amenazan con dar pasos semejantes contra Bardot, que ya ha sido condenada en varias ocasiones por incitación al odio racial.
“Los autóctonos mantuvieron sus genes de salvajes”, escribe la leyenda del cine francés en una carta fechada el 18 de marzo y publicada el martes, acusando a los habitantes de Reunión de ser unos “bárbaros” con los animales.
En esta misiva, Bardot, de 84 años, acusa de albergar “reminiscencias de canibalismo de siglos pasados” a una “población degenerada todavía impregnada de prácticas ancestrales” y de “tradiciones bárbaras”.
Bardot, que ha sido condenada en cinco ocasiones por incitación al odio racial, sobre todo por sus declaraciones contra los musulmanes,tacha además a Reunión de “isla demoniaca” y critica el presunto maltrato en la isla a perros y gatos, así como las “fiestas de los indios tamiles con decapitaciones de cabras y cabríos en ofrenda a sus dioses y cuya casquería arrojada al mar atrae a los tiburones”.
La ministra francesa de Ultramar, Annick Girardin, también reaccionó en un tuit: ”Si esta carta es auténtica, requiere una respuesta clara: el prefecto de la Reunión depositará mañana mismo una demanda a la cual me asociaré”. “El racismo ordinario no tiene lugar en el debate de ideas”, agregó la ministra, que se halla actualmente en este territorio.
En las redes sociales, muchos habitantes de esta isla situada al este de Madagascar denunciaron el “racismo desacomplejado” de la carta y su “incitación al odio racial”.
