Acosadores, maltratadores o pederastas están de enhorabuena. Si WhatsApp activa su función revocar, podrían borrar la prueba del delito de sus mensajes, fotos y vídeos enviados al móvil de sus víctimas, incluso después de que éstas los hayan leído. La amenaza efímera habrá llegado.
DAVID GONZÁLEZ. TECNOEXPLORA.- Un ejemplo extremo. Un maltratador le envía por correo ordinario una felicitación de Navidad a su expareja, en la que le escribe: ‘te voy a descuartizar’.
El cartero le entrega la postal, ella la lee, la guarda y decide denunciarlo. Sin embargo, cuando el maltratador lo descubre, es el mismísimo cartero el que le permite recuperar la misiva al acosador para que éste la rompa en mil pedazos.
WhatsApp sería el cartero; la expareja ahora es una víctima sin pruebas; y el acosador un delincuente que puede reincidir una y otra vez.
Esta recreación es una de las posibilidades que se podrían dar, si la app de mensajería activa la tan aplaudida opción de revocar mensajes ya enviados.
La versión de pruebas, que rodará primero en los iPhone, cuenta con esta nueva función que facilita borrar mensajes, fotos y vídeos enviados, recibidos y leídos por otra persona o grupo de contactos.
Esta opción de borrado de contenido, tanto en el móvil del remitente y del receptor, puede crear mucha, muchísima, polémica, según las fuentes técnicas, periciales y jurídicas consultadas por TecnoXplora.
EL LADO OSCURO DE WHATSAPP
WhatsApp lo usan nueve de cada diez españoles con móvil. La popularidad de su uso convierte la app en un fenómeno sociológico más allá de la tecnología.
Grupos de madres en los colegios, grupos para quedadas, grupos de trabajo o mensajes de ligoteo, humor o cariño conviven también con situaciones de acoso escolar, maltrato psicológico entre exparejas, sextorsión, pornografía o pederastia.
Es el lado oscuro de WhatsApp, porque su opacidad contrasta con lo público que es Facebook, Twitter u otras redes sociales.
Todo lo que ocurre en WhatsApp es privado y se queda en WhatsApp, pero muchas de las víctimas de estos delitos podían utilizar este contenido como posible prueba ante un juez o un perito forense.
Ahora, la opción revocar mensaje (borrarlo en ambos móviles, aunque haya sido enviado y leído), no solo protege a los delincuentes, sino que les permite machacar a sus víctimas una y otra vez con amenazas efímeras y que no dejarían más rastro que un simple aviso (el remitente ha borrado este mensaje).
NUEVA OPCIÓN REVOCAR
Las fuentes periciales consultas no quieren dar una opinión tajante sobre esta nueva función de revocar. Dicen que es mejor esperar a ver cómo se activa y bajo qué condiciones.
¿Qué mensajes se pueden borrar? ¿Antiguos o recientes? ¿Siempre o de manera inmediata? ¿Después de 20 segundos, como en Gmail, o a las 24 horas como SnapChat?
¿No atenta este borrado remoto a la intimidad del destinatario del mensaje? ¿Cómo puede WhatsApp dejar que se elimine contenido de otro móvil ajeno si dice que no almacena nuestros chats?
La respuesta a estas últimas cuestiones jurídicas o de privacidad tiene un mero argumento tecnológico. WhatsApp no será corresponsable del borrado de pruebas de un delito porque, efectivamente, no almacena la información entre usuarios.
LA TECNOLOGÍA TRAS EL BORRADO DE MENSAJES
Porque, cuando una persona contacta con otra mediante la app del logo verde, acepta tácitamente un intercambio de archivos.
Y esto es así porque WhatsApp es una app similar a las plataformas P2P (Napster, por ejemplo).
Ambos usuarios (o grupos), cuando chatean, comparten un archivo o base de datos que se guarda en ambos móviles. Hasta ahora, dicha base de datos servía para escribir (enviar mensaje) y leer (recibir mensaje).
Ahora, en lo que trabaja WhastApp es en opciones que dejen a los usuarios borrar o editar ese contenido.
Por ese motivo, las fuentes consultadas indican que el borrado de un mensaje ya alojado en otro móvil no sería delito, porque el texto es tuyo (aunque lo compartes) y lo borras de una carpeta que está en tu móvil (y también en la de tu interlocutor o grupo de contactos).
La consecuencia más directa es la anteriormente mencionada. En caso de delitos, la víctima pierde la prueba.
La captura de pantalla no es la solución, no vale ante un juez, prácticamente. Y los expertos lo que recomiendan es no tener activado tan frecuentemente el backup o copia de seguridad para que los peritos puedan rescatar ahí el contenido.
EL CASO TELEGRAM
El borrado de mensajes enviados no es una gran novedad tecnológica. El rival de WhatsApp, Telegram, ya dispone de esa opción, pero en sus grupos secretos: envías el contenido con fecha de caducidad para su lectura.
La polémica puede surgir porque WhastApp, con mil millones de usuarios, podría activar el botón de revocar como una opción frecuente y no tan restringida como en Telegram.
Es cierto que cualquier empresa puede desplegar las funcionalidades que quiera dentro de su ecosistema. Son los usuarios los que luego decidirán si se lo permiten o abandonan la aplicación por considerarlas ofensivas contra su privacidad o seguridad.
RESPONSABILIDAD SOCIAL
Sin embargo, Facebook, propietaria de WhatsApp, ya sabe que la innovación y los nuevos desarrollos también chocan contra la realidad social amplificada en sus más de 1.800 millones de usuarios.
Solo hay que recordar el revuelo que ha surgido en las últimas elecciones presidenciales en EE UU a causa de su algoritmo y la difusión de noticias falsas.
Si WhatsApp decide ofrecer la opción de revocar mensajes en su forma más pura, será una pestaña muy demandada por la mayoría de sus clientes, pero también un botón de amparo para criminales frente a sus víctimas en casos de bullying, sextorsión o pederastia.
Y, con eso, también tendrá que lidiar la app del logo verde. Innovar sin valorar el impacto social, aunque sean situaciones minoritarias y/o extremas, también es parte de su responsabilidad (y de la nuestra como usuarios).