A pocos días de la segunda vuelta de las elecciones brasileñas, donde el ultraderechista Jair Bolsonaro parte como favorito, el candidato del PSL ahonda en su deriva fascista. Bolsonaro propone tipificar como terrorismo las actividades del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST)
ALBERTO AZCÁRATE. EL SALTO DIARIO.- Tal y como ocurriera durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales, manifestaciones de apoyo al candidato ultraderechista Jair Bolsonaro (PSL) llenaron las calles de las principales ciudades brasileñas este domingo 21 de octubre.
Durante el mitin celebrado en la principal arteria de São Paulo, la Avenida Paulista, Bolsonaro manifestó que la mayoría de la población lo apoya y que él y los suyos son “el Brasil de verdad”.
Para no dejar dudas de cuáles son sus intenciones si triunfa dijo que “hará una limpieza a fondo” y que “los marginales rojos” serán “borrados del país”.
“Las imágenes que veo ahora de la (avenida) Paulista y de todo mi querido Brasil no tienen precio. Perdieron ayer (el PT), perderán en 2016 y van a volver a perder la semana que viene. Solo que esta vez la ‘limpieza’ va a ser mucho más amplia. Esa panda, si quiere quedarse en el país, va a tener que someterse a la ley de todos nosotros. O se van fuera (del país) o van a prisión. Estos rojos marginales serán borrados de nuestra patria. Esta patria es nuestra y no de esa banda, que tiene una bandera roja y el cerebro lavado”, remató, en inequívoca referencia a los que apoyan al candidato Fernando Haddad (PT).
El candidato aprovecho los micrófonos para tocar nuevamente en la tecla de la corrupción, afirmando que, en fecha próxima también Haddad irá a prisión, a hacer compañía al expresidente Lula, condenado por supuesto lavado de dinero en el caso del triplex en la periferia paulista.
“Aquí ya no hay más sitio para la corrupción. Y, señor Lula, si tú estabas esperando que Haddad fuese presidente para beneficiarte con un decreto de indulto, te digo una cosa: te vas a pudrir en la cárcel. Y en breve irá Lindbergh Farías (senador del PT), para jugar dominó contigo en la prisión. Y espera un poco, que Haddad también irá a hacerte compañía, pero no para visitarte, sino para quedarse algunos años a tu lado. Para rematar la bravuconada irreverente, zanjó: “Ya que ustedes se aman tanto, todos se van a pudrir en la prisión. Porque el sitio para los bandidos que roban al pueblo es detrás de las rejas”.
Que no se desmovilicen hasta el día de la votación, el domingo 28. Y en manifiesta amenaza a los petistas le aseguró que iría a “cortarles los privilegios”. Les avisó: “Petellada (en despectiva alusión a la militancia petista), ustedes no tendrán más lugar en nuestra patria. No tendrán más ONGs para saciar vuestra hambre de mortadela. Haremos una limpieza como nunca se vio en la historia de Brasil”. Por si no bastase con esa amenaza, completó: “Ustedes van a ver unas Fuerzas Armadas altivas. Que estarán colaborando con el futuro de Brasil. Y van a ver una Policía Civil y Militar, con retaguardia jurídica, para hacer valer la ley en el lomo de ustedes”.
Bolsonaro reiteró que las fuerzas armadas y de seguridad van a tener un papel destacado en su Gobierno. Poco antes de su discurso, en su cuenta de Twitter, afirmó que podría utilizar fuerzas militares para el patrullamiento de rutina en las ciudades, siempre y cuando el congreso apruebe estas medidas y no las considere ilícitas”. Con un Congreso que ha quedado completamente sesgado a su favor, tiene prácticamente asegurada aprobación de semejante propuesta.
Sus amenazas no se limitaron al PT y a la oposición política —como ya lo había hecho con anterioridad—, sino que las extendió a los movimientos sociales brasileños, de emblemática tradición. Afirmó que se propone tipificar como terrorismo las actividades del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). “Bandidos del MST, bandidos del MTST, vuestras acciones serán tipificadas como terrorismo. Ustedes no podrán seguir llevando el terror al campo y a las ciudades. O ustedes se encuadran y someten a la ley, o irán a hacer compañía al cachaceiro (el borracho, en alusión a Lula), allá en Curitiba (la prisión que alberga al ex presidente)”.
Para completar la siembra de su padre, Eduardo Bolsonaro, diputado federal por São Paulo, declaró que “basta con un soldado y un cabo para cerrar el Superior Tribunal Federal (STF), según informa el periódico Folha de São Paulo. Semejante declaración ha causado alarma general y, en particular, en las filas del poder judicial brasileño, que no se ha caracterizado precisamente por mantener una actitud complaciente con el PT, sino más bien todo lo contrario. Celso de Mello, decano del Superior Tribunal Federal, el único que se expresó críticamente, de modo inequívoco dijo: “Esa declaración, además de ser inconsecuente y golpista, muestra a las claras su perfil de parlamentario irresponsable, cuya actuación en el Congreso Nacional mantiene esa inaceptable visión autoritaria. Eso sólo comprometerá la integridad del orden democrático y el respeto indeclinable que se debe tener por la supremacía de la Constitución de la República”.
Los otros miembros del STF han respondido a la prensa con evasivas, con el argumento —entre bambalinas— de que no quieren echar más leña al fuego. Un mix de alarma y temor parece extenderse hasta las más altas esferas de la magistratura. Uno de ellos, que pidió para no ser identificado, declaró al jornal O Globoque la manifestación de Eduardo Bolsonaro era “una mezcla de autoritarismo y falta de preparación”. Y agregó: “Ya es el segundo pronunciamiento de esta gente (en alusión a los candidatos del PSL) en este sentido en pocos días”. Con ello se refería a lo dicho por el general Eliéser Girão, electo diputado por Río Grande do Norte, que propuso llevar a prisión a los ministros del Supremo que liberen a condenados por corrupción. “Lo que él dijo —y eso que es diputado— es golpista. Ni la dictadura llegó a hacer tanto, que él dice que es fácil de hacer. En 1969 fueron cesados tres ministros, pero el STF jamás fue clausurado”.
La deriva autoritaria y claramente fascista de Bolsonaro y los suyos parece que empieza a incomodar hasta a otras expresiones de la extrema derecha. Marine Le Pen justifica el ascenso del líder ultraderechista y atribuye su ascenso a la preocupación de los brasileños con los temas de la inseguridad y la lucha contra la corrupción, con los cuales el anterior gobierno (del PT) —según la dirigente francesa— habría sido complaciente. Sin embargo, inmediatamente tomó distancia del político brasileño: “No veo al señor Bolsonaro como un candidato de extrema derecha, él dice cosas extremadamente desagradables que no son trasladables a Francia, son culturas diferentes”, manifestó.
En este clima se aguardan los resultados de la elección presidencial a dirimirse entre Jair Bolsonaro (PSL) y Fernando Haddad (PT), que se disputará el próximo domingo 28 de octubre. Según datos de la pesquisa realizada por Datafolha el jueves pasado, Bolsonaro tendría el 59% de los votos, en tanto que Haddad suma sólo el 41%.