SERGIO CORTINA. DIARIOS DE FÚTBOL.- Los bares son buenos sitios para aprender, tanto que las enseñanzas aparecen hasta en los azulejos más chungos. “Hoy es un buen día, seguro que viene alguien y lo jode”, reza el clásico azulejo español del que me he acordado mientras leía las declaraciones de Flavio Tosi, alcalde de Verona. El vicesecretario de la Liga Norte ha dedicado la previa del partido contra el Milan con el que el mítico Hellas volverá a la Serie A tras una década en el infrafútbol, a ofrecerle consejos de vida a Mario Balotelli y de paso a toda la nación que aspira a liderar desde su púlpito de centroderecha. Dijo esto cuando le preguntaron por la posibilidad, nada remota, de que haya cánticos racistas en la grada del estadio Bentegodi. “Jugadores de color hay muchos y el que no suscita la ira de las aficiones rivales no tiene problemas. Balotelli es bueno en ser antipático”
Tosi, que anda enfrascado en su carrera por suceder a Umberto Bossi y a Roberto Maroni al frente de la derecha italiana más recalcitrante, respondió así a unas declaraciones del delantero en ‘Sports Illustrated’ sobre el problema racista en la grada italiana. A Balotelli le preguntaron si esperaba coros racistas en Verona, plaza fuerte para un tipo de pensadores cercanos a lo que representa la Liga en el patio político, y vino a decir que si le insultaban lo único que podía hacer era marcar goles y que luego ya veríamos. Algo que Tosi ha considerado ofensivo hasta el punto de verse obligado a decir la suya.
A este tipo de personajes hay que recordarles un par de cosas. La antipatía que pueda despertar un jugador nunca justificará que una banda de indeseables dedique la tarde del sábado a humillarle por tener un color de piel distinto al suyo. La otra es que su intento de disfrazar un problema evidente que aqueja al fútbol italiano (ahí está la enésima payasada de los ultras de la Lazio hace unos días) con excusas peregrinas y análisis frívolos resulta patético e inadmisible.
Está a punto de regresar la liga italiana con mejor pinta de los últimos años. Con fichajes despampanantes como Tévez, Higuaín o Mario Gómez. Con la gran Juventus, el pujante Nápoles o el fútbol atractivo de la Fiorentina… Ahí está Prandelli llevando a la selección por el camino recto. Efectivamente, es el año del regreso a la máxima categoría de un equipo con tanto sabor e historia como el Verona. Y parecía un buen día, hasta que vino alguien a joderlo.
