El primer ministro Viktor Orbán ha impulsado un nuevo plan de estudios en el que la Historia debe fomentar el orgullo nacional y la Literatura readmitirá autores antisemitas
LA VANGUARDIA.- El próximo 29 de mayo Viktor Orban cumplirá una década al frente de la política Húngara. Y en los últimos años, el primer ministro adscrito al Fidesz-Unión Cívica Húngara, ha dirigido a su país hacia una deriva ultraderechista y populista en la que su figura acapara cada vez más poder: a finales de marzo se aprobó en el parlamento —donde el Fidesz cuanta con una mayoría de 2/3— un proyecto de ley que dotó a Orban del poder de aprobar decretos especiales sin tener que pasar por ninguna cámara previamente, con el objetivo, según el partido, de luchar contra el coronavirus. Hungría, con 2.583 casos confirmados de Covid-19, tan sólo ha registrado 280 fallecidos.
Además, la orden pone en manos del primer ministro la decisión de extender el estado de emergencia indefinidamente y de una nueva norma que penaliza con hasta cinco años de cárcel la difusión de «noticias falsas», una medida que no ha sentado muy bien entre los medios de comunicación, que advierte del peligro que supone para la libertad de prensa. A principios de abril, además, el presidente del Partido Popular Europeo, Donald Turk, propuso la expulsión del partido de Orban por considerar la ley de emergencia como «políticamente peligrosa y moralmente inaceptable».
El Gobierno de Orbán también ha puesto en su mira al colectivo transexual, con la propuesta de ley del viceministro Zsolt Semjén de ‘borrar’ legalmente a las personas trans a través de la prohibición de que puedan cambiar oficialmente de nombre o de sexo. Y entre otras de las medidad polémicas que ha llevado a caboen estas últimas semanas y que han levantado las suspicacias de la comunidad internacional se encuentra una nueva reforma del sistema educativo que busca reforzar el sentimiento patriótico de los alumnos y cuyas medidas más polémicas se centran en las asignaturas de Literatura e Historia.
El plan de Historia eliminará las derrotas bélicas húngaras para reforzar el patriotismo nacional, según ‘Deutsche Welle’
Según ha informado ‘Deutsche Welle‘, asociaciones de estudiantes, de profesores y grupos de intelectuales han cristicado este cambio educativo con el que los alumnos deben «estar orgullosos de su pasado» y en el que desaparecerán de los libros de texto las derrotas bélicas, que serán reemplazadas por ilustraciones de batallas victoriosas. Según la página alemana, «las leyendas y los mitos húngaros» aparecerán en el mismo contexto que los hechos históricos. Otro cambio es que Mikòz Horthy, regente de Hungría desde 1920 hasta 1944, implantador de varias leyes antisemitas y colaboracionista del Tercer Reich, aparecerá retratado en los libros de Historia positivamente. El portavoz de la Asociación Húngara de Profesores de Historia, Laszlo Miklosi, considera este cambio de luz sobre la figura de Horthy «muy problemática». «No sólo distorsiona la visión de los alumnos sobre la historia, sino que además deteriora el pensamiento crítico«, contestó al medio alemán.
En el caso del plan de estudios de Literatura, también ha llamado mucho la atención la supresión de único premio Nobel húngaro y superviviente del Holocausto nazi Imre Kertesz, al igual que el novelista Péter Estérhazy, uno de los literatos más reconocidos del país y ganador del Premio Literario Internacional Pablo Neruda 2006. Sin embargo, entrarán en la lista de autores obligatorios nombres como Jozsef Nyiro, miembro del partido fascista Cruz Flechada y admirador de Joseph Goebbels, y Albert Wass, que aparte de poeta y novelista fue también un antisemita confeso y criminal de guerra. El Fidesz ha intentado rehabilitar a ambos autores durante años y les ha dedicado varios monumentos y calles con sus nombres.
El Fidesz ha dedicado varios monumentos y calles con a escritores antisemitas y criminales de guerra
Además de las asociaciones de profesores, que consideran indigna «la enseñanza de escritores fascistas», tanto la Iglesia como algunos círculos conservadores del país magiar han criticado este cambio educativo. El Gobierno de Orban también ha pedido a la Universidad Centroeuropea de Budapest (CEU), fundada por el polémico billonario George Soros, que traslade sus sedes fuera de Hungría. Con estas modificaciones, el Fidesz «está utilizando las escuelas en su guerra cultural», y las instituciones están cada vez más influenciadas por la política de Orban, mientras Hungría se desliza poco a poco hacia el recorte de libertades de su gobierno populista.
«Cada crisis ofrece una oportunidad. Y Viktor Orban, primer ministro húngaro, ha aprovechado el shock que Europa está sufriendo por el coronavirus para redoblar su apuesta por el giro autoritario que ha dado a Hungría desde su regreso al poder en el año 2010″, escribió en El Confidencial Nacho Alarcón a finales de marzo. «Este lunes, el Parlamento húngaro, con los votos en contra de la oposición, ha dado luz verde a una nueva norma que da todo el poder al primer ministro, que gobernará a golpe de decreto, suspende el Parlamento, elecciones y referéndums, y profundiza aún más la crisis democrática que atraviesa el país centroeuropeo».