FELIPE G. GIL. ELDIARIO.ES.- Es muy probable que si has visto en los últimos tiempos la película La Historia Interminable o si forma parte de tu imaginario mítico (ya sea porque la viste de pequeño o de no tan pequeño) no termines de creerte del todo que es usado como símbolo de un encuentro de ultraderecha en Roma, Italia.
«Atreju fue y es una fiesta, pero nunca será una fiesta partidista. Un evento donde los símbolos de partido no se destacan y está diseñado y creado completamente por jóvenes voluntarios, que renuncian a sus vacaciones para construir un momento de confrontación y debate libre sin filtros. Atreju es la demostración de cómo todavía existe una militancia apasionada formada por personas que luchan por algo mucho más grande que un éxito electoral: el futuro y la dignidad de la nación». Esto contestaba en una entrevista de 2014 a Il Tempo la periodista y política conservadora Giorgia Meloni, que fue ministra de Juventud durante el gobierno de Berlusconi.
Meloni es la presidenta de Hermanos de Italia ( Fratelli D’Italia), un partido creado en 2014 bajo el nombre de Centro Derecha Nacional que luego ha ido mutando y cambiando hasta lo que es hoy. Algunas de las facciones internas del partido dan una idea de qué ideología hay detrás del mismo: Italia primero (Prima l’Italia), dirigido por Gianni Alemanno; HacerItalia (FareItalia), dirigido por Adolfo Urso; Yo amo Italia (Io Amo l’Italia), dirigido por Magdi Allam. Meloni creó en 1998 este evento cuando formaba parte de Acción Juvenil ( Azione Giovani), la facción joven de Alianza Nacional (partido de orígenes fascistas).
En la web del evento se justifica la relación entre el personaje de la historia interminable y el evento: «Al igual que el protagonista de La historia interminable, este evento que lleva su nombre quiere encarnar el ejemplo de un joven comprometido en la confrontación diaria contra las fuerzas del vacío, contra un enemigo que roba la fantasía de la juventud, que consume sus energías, despojándola de valores e ideales, hasta aplacar su existencia».
En el encuentro de 2018, celebrado la semana pasada, uno de los invitados de excepción era Steve Bannon, el ex-asesor estratégico de la Administración Trump. El americano declaró en «Atreju»: «Italia es ahora el centro del universo político. Giorgia Meloni y Matteo Salvini son subversivos. Vine aquí para decirte que no estáis solos. El vuestro es el experimento más importante. Desde aquí la revolución puede comenzar».
Y es precisamente esa retórica la que puede explicar como la ultra-derecha esté en un punto de su historia global en la que apela a narrativas hasta ahora consideradas como parte de la izquierda: más allá del símbolo infantil, Atreyu es un joven guerrero que lucha contra la nada. La lógica de emparentar la social-democracia como parte del establishment político y causante de gran parte de los males que acucian a la sociedad actual, está siendo una de las máximas usadas por los movimientos nacionalistas, la alt-right, etc. Se trata de situarse así mismo como un agente del cambio, unos luchadores subversivos que van a revelar la verdad que hay tras un sistema opaco (la Nada). Evidentemente, la batalla por los símbolos está servida. Y si no, ¿por qué iba a escoger un grupo antisfascista a Gokupara representarlos?