Jóvenes ‘cachorros’ y líderes del grupo ultra participaron en los altercados del lunes en Valencia. El club lleva años intentando domarlos, los ha expulsado y los ha vuelto a admitir
VÍCTOR ROMERO. EL CONFIDENCIAL.- «Ultra Yomus es el Grupo Ultra Radical Hooligan del Valencia Club de Fútbol desde 1983″.
La definición no es de un tercero. Es la forma en la que el colectivo ultra ligado al club de fútbol de la capital del Turia se autodescribe en su dominio de internet. Nacionalistas españoles, valencianistas exaltados, con un fuerte sentimiento anticatalanista y penetrados por neofascistas, Yomus no tiene nada que envidiar en ensalada de extremismos ideológicos a ninguno de los grupos ultra del fútbol español de Primera División.
Este lunes, algo más de un centenar de personas cercanas al grupo ultraintimidaron y acorralaron a independentistas de Arran y de la CUP que iban a participar en una manifestación en defensa de la lengua valenciana. El cordón policial evitó una batalla campal en la que los ‘indepes’, inferiores en número, tenían mucho que perder. Pero, aun así, se produjeron agresiones y altercados por la calle, incluidos golpes a periodistas que estaban haciendo su trabajo.
A través de sus cuentas sociales, el colectivo ha negado haber tenido “implicación” en los hechos. Pero en el reinado de los ‘smartphones’ y las cámaras integradas, es complicado no dejar huellas. La policía y la Delegación del Gobierno aún no han confirmado que los violentos que participaron en las agresiones fueran integrantes de Yomus. Sin embargo, el mismo grupo que fue dispersado a porrazos por los antidisturbios, para separarlos de un joven que se encaró con ellos para defender a una pareja agredida, desfiló de inmediato desplegado sobre el asfalto de la céntrica calle de Barón de Cárcer al grito de «¡Yomus! ¡Yomus! ¡Valencia Fans, Hooligans!». Las imágenes están ahí.
La Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado ha presentado ante la Fiscalía de Valencia una denuncia contra Yomus por delitos de odio y ataques en la manifestación. Según ha señalado esta organización en un comunicado, se trata de «un ejemplo claro del uso del deporte como elemento pantalla para cometer hechos delictivos», puesto que «ataca y protagoniza acoso» a grupos en riesgo de exclusión social y a personas que no comparten su ideología.
A la Fiscalía le va a costar encontrar la dirección de Yomus para enviarle notificaciones. Oficialmente no existe, ni como peña ni como asociación. No tiene ningún tipo de interlocución directa ante la dirección del Valencia SAD. No está registrado como grupo de animación y sus símbolos están prohibidos dentro del estadio. Se integran en la llamada Curva Nord Mario Alberto Kempes, un colectivo de animación que se ubica en la llamada Grada Joven, un sector del campo de Mestalla con capacidad para cerca de 2.000 abonados. De estos, algo más de 300 forman la Curva Nord, penetrada por un centenar de Yomus, según las estimaciones que maneja el club de Peter Lim.
El grupo está liderado por personas de bastante más edad que algunos de los jóvenes que este lunes se lanzaron a la caza de independentistas por las calles del centro de Valencia. Como puede verse en este vídeo, en el campo y aledaños siguen las consignas, entre otros, de Tomás Ribera, un fisioterapeuta que ronda la cuarentena, aficionado al gimnasio y a deportes de contacto como lucha libre, artes marciales mixtas o vale-tudo. La policía no tiene constancia de que Ribera estuviese presente el lunes por la tarde en la zona donde se produjeron los altercados. Acudió por la mañana a la procesión cívica institucional, donde los Yomus desfilaron con pancarta compartida con la Curva Nord y también profirieron insultos a cargos políticos de Compromís y Podemos.
La policía también investiga si Néstor F., un ultra vinculado al Gandia CF y la peña Gandiblues, es uno de los radicales que agredieron a un fotógrafo de ‘El País’ mientras estaba cubriendo uno de los enfrentamientos callejeros.
Expulsados y readmitidos
Muchos de estos cabecillas fueron expulsados como socios del club valencianista y se quedaron sin abono a finales del año pasado, después de que, tras una derrota de su equipo ante la Real Sociedad, acorralasen a los jugadores en la Ciudad Deportiva del Valencia en Paterna. Agentes antidisturbios tuvieron que escoltar a la plantilla para que pudiera volver a su casa. El club puso en marcha una investigación, identificó a una veintena de estos ultras y procedió a vetarles el acceso al campo.
El plan de la anterior dirección para reducir su influencia y controlar la agresividad del grupo fue limitar el acceso de la Grada Joven a mayores de 30 años, con el fin de cerrar el paso a los líderes a la Curva Nord. La iniciativa tuvo un coste para la expresidenta Layhoon y el jefe de Seguridad, Julián Suescun, que se convirtieron en la diana de amenazas e insultos en las concentraciones de Yomus. “Muchos de los chavales que aparecieron este lunes están influidos por los mayores. Eso es justo lo que se quería evitar: que se produjera una politización. Con la Curva Nord, la animación en el estadio es mejor, pero eso no puede ser a cualquier precio”, señalan fuentes conocedoras de los planes de la anterior directiva.
Apagón en la animación
Tras la salida de Layhoon y el nombramiento de Anil Murthy como presidente, el nuevo director general, Mateo Alemany, retomó la negociación con los ultras y los ha vuelto a dejar entrar el campo. El propio Vicent Estruch ha hecho gala de su nuevo abono en su cuenta de Twitter.
Tras la decisión de levantar el veto a los líderes y los mayores de 30 años está el apagón de animación que la Curva Nord decidió aplicar como castigo y una campaña por medios de comunicación locales en busca de complicidades para que les dejaran regresar.
No obstante, desde el club se afirma que mantienen su política de tolerancia cero con la violencia y que están vigilantes ante cualquier comportamiento incívico por parte de sus socios. “Los símbolos fascistas, de ideología nazi y de los Yomus están prohibidos”, señalan desde el Valencia CF.