La disolución de la unidad especial anti-discriminación ha molestado a algunos dirigentes y jugadores que creen que aún queda mucho por hacer
PABLO VANDE RUSTEN. EL PAÍS.- Mes tras mes, la escena muta pero la idea se repite. Los afectados, además de los millones de televidentes que esperan ver a sus equipos ganar -niños incluidos-, pueden ser unas humildes mujeres en la Plaza Mayor de Madrid, un jugador negro (como Iñaki Williams) o algún grupo colectivo en particular, ya sea un país, el LGTB o la policía. La polémica ha llegado esta semana después de que la FIFA decidiera eliminar su Fuerza Especial contra la Discriminación (Task Force), una unidad que se había creado hace solo tres años, durante el mandato de Joseph Blatter, para impulsar iniciativas innovadoras en la lucha contra el racismo.
Desde el organismo, indican que ese equipo había nacido como un think tank (o laboratorio de ideas) y que su tarea era pensar soluciones, pero que el proceso ya había terminado y que todas las acciones concretas ya se estaban llevando a cabo. Varios miembros de aquel grupo protestaron contra la medida, entre ellos el jugador del Manchester City, Yaya Touré, que formó parte como consultor pero no participó de ninguna reunión. Los expertos de la FIFA que combaten el problema tienen un solo objetivo en mente: la Copa del Mundo de Rusia 2018.
Este mismo miércoles, en el partido de Champions entre el Rostov, de Rusia, y el PSV Eindhoven (Holanda), alguien arrojó una banana al campo. El club, que ya había sido sancionado el 9 de septiembre por episodios racistas durante su partido de repesca contra el Ajax, espera un nuevo apercibimiento. «Estamos intentando atender estas situaciones con la federación rusa. Resulta imposible controlar a cada persona del estadio. Espero que sea una hecho aislado y que no vuelva a repetirse», ha dicho Alexei Sorokin, miembro del comité organizador de Rusia 2018, a la agencia TASS.
La Task Force se creó en marzo de 2013 tras una cadena de incidentes racistas en los campos. Entonces, unos cantos racistas contra Jerome-Prince Boateng, que era jugador del Milan terminaron con el futbolista lanzando un pelotazo a la grada y abandonando el campo, con todo su equipo. La FIFA tocó fondo, una vez más, en este tema y decidió actuar. Abogados, periodistas, jugadores de fútbol y otras personalidades formaron un equipo para pensar iniciativas y acciones concretas: una guía de buenas prácticas para las federaciones, la identificación de partidos de alto riesgo, el compromiso de embajadores antidiscriminación y un sistema de monitoreo fueron las principales propuestas, que hoy ya se están llevando a cabo.
Como toda organización de expertos y de investigación, la Task Force tenía muchos meses de inactividad y solo se había reunido tres veces, la última en diciembre de 2014, hace más de un año y medio. Con los escándalos de corrupción que derribaron a Blatter,»las prioridades por un tiempo fueron otras», sostienen fuentes de la FIFA. Eso no significó la parálisis total de la actividad en contra del racismo pero generó que la unidad antidiscriminación quedara flotando. «Probablemente se tendría que haber disuelto antes», aseguran desde el organismo. Su disolución es anecdótica, claro está, pero el interrogante es otro: ¿Por qué la FIFA esperó hasta 2013 para armar un equipo de expertos en un tema tan relevante?
«La disolución del Task Force ha sido una torpeza», advierte Osasu Obayiuwana, exmiembro del equipo. Obayiuwana es un abogado y periodista deportivo británico-nigeriano. Disgustado con la decisión de la FIFA, sostiene que «no hay ningún comité que haga lo que hacíamos nosotros». «Combatir el racismo en el fútbol debería ser ahora y en el futuro un tema de máxima prioridad», insiste. Obayiuwana ha sido quien le ha dado visibilidad al asunto en su cuenta de Twitter, donde publicó la carta que le enviaron para comunicarle la desaparición de la unidad para la que trabajaba, casi sin nómina. Casi porque todos los miembros del grupo recibían 250 dólares en concepto de dietas cada vez que se reunían.
«Las recomendaciones de la Task Force se convirtieron en materia global», sostienen desde la FIFA. Piara Powar es el presidente de FARE (Fútbol contra el racismo en Europa, según sus siglas en inglés). «La decisión de hacerla desaparecer es de la FIFA, aunque no estoy de acuerdo», dice. Su organización asesora al máximo organismo del fútbol mundial en la lucha contra la discriminación, principalmente en el monitoreo de partidos y en el reporte de incidentes a través de una plataforma web. «Con una Copa del Mundo en poco tiempo, lo que más queremos es que todos puedan ir a verla y se sientan cómodos», explica. «En Rusia, las cosas van mejorando de a poco pero aún están muy complicadas para el LGTB. Lamentablemente, las demostraciones públicas de afecto para este colectivo serán muy difíciles allí», asevera.
Ese es uno de los problemas de la FIFA, su lucha contra el racismo se centra solamente en la Copa del Mundo, en las Eliminatorias y en la Copa Confederaciones. Todo lo demás depende de las federaciones de cada país y el margen de acción se achica. «No trabajamos directamente con los gobiernos de los países. Es difícil porque nosotros no recibimos ninguna cooperación económica», comenta Powar. «Además, el panorama está muy difícil por cómo está la relación entre Rusia y el mundo occidental, en esta nueva guerra fría que estamos viviendo», concluye.
Mientras la FIFA se enfoca en Rusia, varios episodios racistas en distintos estadios del mundo siguen llenando las páginas de los periódicos. La selección chilena fue sancionada por cantos homofóbicos durante un partido de Eliminatorias, la afición del Sporting de Gijón hizo suspender un partido por imitar el sonido de los monos cada vez que la tocaba Iñaki Williams, del Athletic, y así, varios. Ya es normal que los partidos se detengan, pero las multas económicas (las más altas alcanzan los 20.000 euros) presentan cifras irrelevantes para clubes que gastan cientos de millones de euros en fichajes.
Kick It Out es una organización británica que combate los comportamientos racistas en el fútbol inglés. La Premier League es la liga más importante del mundo, al menos en términos económicos y de televidentes, y un escaparate para el comportamiento de aficionados y jugadores. Según Kick It Out y la federación inglesa, hubo más de 900 incidentes de discriminación en la última temporada (2015-2016). La mayoría son situaciones de racismo (59%) pero también hay agresiones por la orientación sexual (13%), la nacionalidad (17%), el género (9%), discapacidades (4%) y creencias religiosas (6%).
En el último mes de 2015, en el sistema de monitoreo de FARE, la plataforma que asesora a FIFA hay incidencias en Rumanía, México, Perú, Portugal, Croacia, Inglaterra, Italia, Colombia, Escocia y Turquía. El problema no está solo en Rusia y, sobre todo, no ha comenzado en 2013.
ESTAS SON LAS ACCIONES CONCRETAS QUE LA FIFA ESTÁ IMPLEMENTANDO PARA COMBATIR EL RACISMO
Preocupados por la repercusión mediática de la disolución de la Task Force, la FIFA ha emitido esta mañana un comunicado para explicar cuáles son las acciones que se están llevando a cabo gracias al equipo, que eliminaron porque, según el organismo «ya había cumplido su tarea».
- El Sistema de Monitoreo para identificar partidos de alto riesgo y cualquier tipo de incidentes racistas. Esto se realiza en cooperación con la organización FARE.
- La guía de buenas prácticas para la diversidad y la antidiscriminación.
- El premio FIFA a la diversidad.
- Embajadores FIFA: leyendas del fútbol que se identifiquen en esta lucha contra el racismo.
- Varias iniciativas como parte de la estrategia de sustentabilidad para la Copa del Mundo de Rusia 2018.
- El programa FIFA para el desarrollo del liderazgo femenino.
- Entrenamiento para los árbitros y delegados en los partidos.
- Los días de Anti-Discriminación.
- La campaña «Dile no al Racismo».
- Las conferencias de fútbol femenino y liderazgo de Zúrich en 2015 y 2016.