Tres menores, uno de ellos acusado de homicidio por la muerte del hincha de los Riazor Blues, se sientan en el banquillo. Declarará el testigo protegido, clave en el proceso
PATRICIA ORTEGA DOLZ. EL PAÍS.- El fantasma de la impunidad ha sobrevolado uno de los crímenes más violentos y multitudinarios ocurridos en el último año y medio en España. El mundo entero pudo ver los vídeos de la muerte a palos del ultra del Deportivo de la Coruña, Francisco Javier Romero Taboada, alias Jimmy, de 43 años, el 30 de noviembre de 2014.
La macrorreyerta a orillas del Manzanares entre radicales de extrema izquierda del equipo gallego (Riazor Blues) y de extrema derecha del Atlético de Madrid (Frente Atlético) conmocionó al mundo del deporte español y supuso un punto de inflexión en lo que se refiere a medidas de seguridad en los estadios y a la erradicación de la violencia en el fútbol.
Sin embargo, hasta el momento no hay culpables, pese a la caterva de más de un centenar de detenidos, seis de ellos —cuatro adultos y dos menores— acusados de homicidio por la policía. Todos los presuntos responsables, vistos y oídos en grabaciones que han trascendido a los medios de comunicación a largo de un año, están en la calle.
Hoy comienza el juicio de los menores. Será crucial porque condicionará en cierto modo el de los adultos. Declararán los tres acusados menores de edad y quien se ha convertido en pieza clave de este caso, el testigo protegido. Fundamental porque identificó a uno de los menores que presuntamente participaron en la brutal agresión y que había sido detenido previamente por los agentes de la Brigada de Información de Madrid en la última fase de la llamada Operación Neptuno, el pasado mes de junio. Y también fue quien señaló a dos de los adultos, concretamente a Francisco Javier Jiménez Linares (de 28 años y con domicilio en Parla) y José Luis Zarzoso (de 38 años y detenido en Valencia), como autores materiales.
El joven testigo fue descubierto el pasado viernes por dos miembros históricos del Frente Atlético, que le amenazaron de muerte en su puesto de trabajo. La policía les detuvo rápidamente y el juez les envió ayer a prisión por un presunto delito de amenazas. Se trata de Jesús F. P., alias El Búfalo, taxista de 41 años; y de Pedro M. M., conocido como Peter Parker, de 35.
El testimonio del testigo protegido será determinante para verificar las principales pruebas inculpatorias presentadas hasta el momento, entre ellas los vídeos. La defensa de los cuatro adultos acusados de homicidio ha argumentado hasta ahora que “no hay pruebas” suficientes para inculpar a sus clientes. Y así lo entendió también Pedro Merchante Somalo, el cuarto juez que se hizo cargo de la instrucción del caso desde el juzgado número 20 de Plaza de Castilla, al poner en libertad a los presuntos homicidas el pasado 21 de mayo.
Un error en la identificación de la víctima en uno de los vídeos recogidos en los informes policiales y aportados al sumario le sirvió a la defensa —coordinada entre el reconocido exfiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo (también miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid) y la penalista Margarita Santana— para deslegitimarlo como prueba.
“Jimmy no fue el primero en caer al río, sino el segundo, y el vídeo muestra la agresión en la que tiran al primero, que no murió”, argumentaba Santana. Hubo dos hinchas gallegos que fueron agredidos y arrojados a las aguas del Manzanares. Uno logró salir por su propio pie. Jimmy tuvo que ser rescatado y murió ya en el hospital, según la autopsia por un traumatismo craneoencefálico y el estallido de bazo.
La policía, que realizó un minucioso estudio de todas las imágenes recogidas por cámaras de testigos y fijas en aquellos días, siempre dijo que en ambos ataques se trataba del “mismo grupo agresor”, puesto que ambas agresiones se producen con solo 15 segundos de diferencia y a escasos metros.
La declaración del testigo protegido ratifica esa acusación porque, efectivamente, aparte de reconocer al “líder de las juventudes del Frente Atlético” —llamado Álvaro y apodado Kitkat—, señala a dos de los adultos como autores materiales de la agresión.
Vista oral a puerta cerrada
En esta primera vista oral que comenzará este lunes a las 10.00 se juzgará solo a los menores (o a quienes lo eran en el momento de los hechos juzgados) y, en aplicación de la Ley de Responsabilidad Penal del Menor, se celebrará a puerta cerrada.
Solo asistirán la jueza, el fiscal y los abogados de las partes, junto a los tres menores acusados y los testigos, entre ellos el protegido. Asimismo, comparecerán en el juicio agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid.
El fiscal solo ha procesado por homicidio a uno de los tres menores, a Álvaro C. G. de 17 años (en el momento de los hechos). Pide ocho años de internamiento y tres de libertad vigilada para el acusado, a quien también considera autor de un delito de riña tumultuaria y de otro de tenencia ilícita de armas.
Junto a él se sentarán en el banquillo los otros dos menores (uno ya mayor de edad). Tendrán que responder por las aterradoras conversaciones mantenidas por WhatsApp —“le hemos reventado”— y por los mensajes de voz —“el primero que nos ha venido ha ido al puto río”— que mantuvieron aquel día y que han trascendido a la prensa en los últimos meses —en los últimos días en el caso de las grabaciones de voz— . En ellas describen minuciosamente los pormenores de la reyerta y su participación en la misma, para concluir: “El puto respeto que nos hemos ganado hoy, ahora somos como los putos dioses”.