«Nos tratan como si fuéramos niños pequeños”, lamenta uno de ellos
CADENA COPE.- El colectivo dependiente ha sido tradicionalmente uno de los más olvidados por la clase dirigente. Si nos referimos concretamente a la discapacidad intelectual, el abandono se duplica: “Nos apartan un poco. Parece que somos niños pequeños”. Es la percepción que tienen los afectados. Una de ellas es Mari Cruz, que responsabiliza en parte a los medios de comunicación y a la clase política por la falta de información sobre la dependencia: “Los políticos no conocen nuestra realidad. Nos ven como niños y no como adultos. Nos meten en un rinconcito como si fuéramos monstruos”.
Pese a estas duras declaraciones Mari Cruz, que ronda los cincuenta años, reconoce que poco a poco la percepción de la sociedad hacia su colectivo va cambiando respecto a su adolescencia: “Hemos cambiado a mejor. Ya cada vez nos tratan más como personas normales, no como bichos que teníamos que estar en casa encerrados”.
Y es que Mari Cruz ha vivido situaciones complicadas, especialmente durante la infancia, como en la escuela: “Me echaban para atrás, me apartaban, como si no valiese para nada”.
Y mientras la clase política atiende las reivindicaciones del colectivo, centros como AFANIAS, dedicadas al asesoramiento de personas con discapacidad intelectual, trabajan con ellos diariamente para romper barreras. No obstante, los recursos de los centros son escasos. Lo confiesa Jacob Pineda, uno de los técnicos de accesibilidad cognitiva con los que cuenta AFANIAS Madrid: “Cuando el compromiso es velar por la calidad de vida de estas personas y darles una oportunidad para integrarse en la sociedad, el apoyo de las administraciones públicas y las campañas de sensibilización son fundamentales. Solo así podrán conocer sus necesidades reales y evitar que sean apartados socialmente”.
De hecho, Javier, que padece esta limitación mental, siente que los políticos no le hacen caso: “No sé por qué. Yo les pido las mismas ayudas que países como Italia, Francia o Alemania, donde hay más que aquí. Sobre todo necesitamos apoyo para conseguir un empleo y más recursos para los centros ocupacionales”.
María por su parte ha tenido que vivir episodios discriminatorios: “Un día iba con mi grupo a una discoteca, y nos negaron la entrada por nuestra discapacidad. La sociedad siempre cae en el error de pensar que somos eternos niños o gente de otro planeta. Nos hablan de forma infantil. Necesitamos apoyos de muchos tipos, pero las barreras se tienen que acabar. El mundo es más bonito con personas diferentes”.
Muchos de los usuarios de centros como ‘Espacio abierto’ de AFANIAS en el barrio madrileño de Lucero tienen inquietudes. Es el caso de Miguel Ángel, cuya afición por la radio le ha permitido tener su propio programa todos los viernes: ‘Ponte las pilas’. Además, nos cuenta que tiene multitud de aficiones: “Me gusta leer y voy a un grupo de mayores de cuarenta años. Además el médico me mandó hacer ejercicio, por lo que me apunté a natación”.
Unas aficiones que, como ha reconocido el propio Miguel Ángel, no podía realizar durante su juventud: “Cuando era joven, los discapacitados solo eran camareros”.
“Al final lo que piden es ser escuchados. Si desde los medios no se les da voz a los que no la tienen, no llegarán a ningún sitio”, reflexiona Armando Albarrán, perteneciente al área de integración social de AFANIAS.