Anulan la condena a un menor por acoso escolar al carecer de la motivación exigible.

| 7 febrero, 2023

Los magistrados consideran contradictorio que la sentencia afirme que no ha existido perjuicio para la compañera agredida.

La Audiencia de Pontevedra acaba de anular la condena a ocho meses de libertad vigilada a un adolescente que, junto a otro niño que fue absuelto por ser menor de 14 años, fue considerado autor de delito de acoso escolar a dos compañeras. Los magistrados entienden que la sentencia carecía de la motivación exigible, toda vez que consideran contradictorio que la jueza de Menores «establezca como probado el acoso a las dos perjudicadas y luego afirme que no ha existido perjuicio», por lo que le instan a dictar una nueva sentencia con la motivación suficiente.

La anulación de esta condena fue a raíz de un recurso de la Fiscalía de Pontevedra, en el que también se aprecia lo que se denomina incongruencia omisiva. Y es que la acusación imputaba al menor no solo acoso, sino también «dos delitos leves de maltrato consistentes en las patadas que el condenado reconoció haber propinado» a sus compañeras.

La Audiencia le da también la razón al ministerio público. Alude a que en los hechos declarados probados se considera acreditada la existencia de las dos patadas, pero, sin embargo, la titular de Menores de Pontevedra «ni siquiera pasa a valorar la existencia de esta acusación deducida por el Ministerio Fiscal, con la adhesión de la defensa, incluso razonando que fue el propio menor el que reconoció expresamente la realidad de estos hechos (…). Estamos claramente frente a una falta de motivación de un elemento de la acusación y la nulidad pretendida por este motivo ha de estimarse».

A la vista de estas circunstancias, los magistrados no ahondan en otras cuestiones de una sentencia relativa a unos hechos ocurridos en el curso escolar 2020-2021 cuando el menor, entre otros hechos, supuestamente, «con el ánimo de alterar la paz y la tranquilidad de las compañeras mencionadas, y humillarlas ante los demás alumnos, las sometían a continuos menosprecios y maltratos». «En los cambios de clase, las insultaban llamándolas gordas, feas, tontas, estúpidas. Les decían que no sabían hacer nada. En varias ocasiones las empujaban en los pasillos, les ponían la zancadilla», al tiempo que les advertían que «no se lo dijeran a los profesores porque de lo contrario las iban a seguir molestando e iba a ser peor».

Esta situación, supuestamente, se extendió a las redes hasta el punto de que las dos víctimas «dejaron de asistir al centro escolar, poniendo diversas excusas ante su familia para no asistir».

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