El Mundo.- Francia vive en alerta máxima por atentado tras el ataque del viernes en un instituto en Arras, al norte del país, en el que un profesor fue apuñalado y tres personas más resultaron heridas. El Gobierno ha desplegado 7.000 militares, dentro de la operación Centinela, que se activó tras los atentados contra el semanario satírico Charlie Hebdo en 2015.
La alarma ha sido más palpable este sábado en París, donde se han tenido que evacuar el Museo del Louvre y el Palacio de Versalles tras dos amenazas falsas. Lo ha confirmado el ministro del Interior, Gérald Darmanin. Este anunció el viernes la activación de la máxima alerta antiterrorista, tras mantener una reunión de urgencia en el Elíseo con el presidente, Emmanuel Macron.
Se ha reforzado la seguridad en todas las escuelas y militares armados patrullan las calles de algunas de las zonas más concurridas. Darmanin ha dicho que, tras el atentado del viernes en Arras, y en un contexto de escalada de violencia en Oriente Próximo, «la atmósfera de yihadismo, de pasar al acto, está clara desde el sábado pasado», ha señalado en rueda de prensa.
El ministro ha mantenido una reunión de seguridad el sábado por la tarde tras el atentado de ayer. En un intento por tranquilizar a los franceses, él mismo ha acudido esta noche al comienzo del partido de cuartos de final del Mundial de rugby que se celebra en el Estadio de Francia, en Saint Denis.
Por la mañana se habían tenido que evacuar y cerrar el Museo del Louvre tras una amenaza. Poco después se ha desalojado también el Palacio de Versalles tras recibir un mensaje anónimo. Además, se ha reforzado la seguridad en todas las escuelas.
La seguridad es uno de los temas que más obsesionan en Francia, sobre todo de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos en París el verano próximo. La primera ministra Elisabeth Borne, ha advertido que Francia «no cederá ante la violencia».
El autor del atentado de ayer en Arras estaba fichado por la policía, vigilado por los servicios de inteligencia e incluso había sido sometido a un control el jueves, el día antes de pasar al acto. Los agentes no vieron nada inquietante en su comportamiento.
También su familia estaba radicalizada. Hay una decena de personas detenidas, entre ellas su hermano pequeño, su hermana, su madre y su tío. Además, su hermano mayor ya cumple condena en la cárcel, entre otras cosas por un intento de atentado «que tenía como objetivo el Elíseo», ha confirmado Darmanin.
La familia llegó a Francia en 2008 y había pedido una petición de asilo, que fue rechazada. El historial de esta familia ha provocado controversia, pues muchos se preguntan por qué no habían sido expulsados del país.
Darmanin ha dicho en su comparecencia que «no ha habido errores en los servicios de inteligencia», pero ha advertido que a partir de ahora «todos los extranjeros sobre los que haya sospecha serán expulsados».
Desde 2017 hay 800 extranjeros radicalizados que han sido expulsados del país, según las cifras dadas por el ministro. No ha vinculado explícitamente el atentado de ayer con la situación en Oriente Próximo, pero sí ha dado algunos datos: se han cometido 189 actos antisemitas desde el pasado sábado y hay 65 detenidos.
El ministro, que hace dos días había prohibido las manifestaciones pro palestinas y había ordenado la detención de todos los que participasen en ellas, ha dicho que Francia procederá a la disolución de varias asociaciones o colectivos «que financian de manera oculta o están vinculadas con Hamas«. Este mismo sábado se ha celebrado una en la plaza de la República, en París.
En Francia vive la comunidad judía más importante de Europa y también un 10% de musulmanes. Desde principios de semana se había reforzado la seguridad en sinagogas y escuelas judías. El instituto donde se produjo el ataque el viernes es laico y público.
El ataque de ayer en Arras tiene lugar tres días antes del aniversario de la muerte del profesor Samuel Paty, que murió decapitado en atentado islamista tras mostrar a sus alumnos viñetas de Mahoma publicadas por el semanario satírico Charlie Hebdo.