El parlamento alemán saca adelante la iniciativa con 393 votos a favor. Merkel y otros 225 parlamentarios ha votado en contra
ENRIQUE MÜLLER. EL PAÍS.- El pleno del Parlamento federal alemán ha aprobado este viernes la legalización del matrimonio homosexual. Un proyecto impulsado por los socialdemócratas (SPD) —rompiendo el acuerdo de coalición con los conservadores de la canciller, Angela Merkel— en inédita alianza con los verdes, la izquierda y el bloque democratacristiano. La iniciativa, a tres meses de las elecciones generales, recibió el respaldo de 393 diputados. Merkel, el jefe del grupo parlamentario democratacristiano, Wolfgan Kauder, y otros 224 parlamentarios han votado en contra del proyecto que recoge para las parejas de distinto sexo los mismos derechos que para las heterosexuales —incluida la adopción—. Se espera que el cambio legal entre en vigor antes de final de año en Alemania. Este país pasará a ser, así, el número 24 en legalizar el matrimonio igualitario, que ya es una realidad en otros como España o Estados Unidos. En Europa todavía hay un buen número de Estados en los que esta opción no es posible, como en Austria, Italia o Grecia; también en los países del Este.
El debate sobre el matrimonio gay se había avivado en Alemania tras el cambio de postura de la canciller Merkel y con el escenario de la precampaña electoral de fondo. La canciller sorprendió este lunes durante un acto organizado por la revista femenina Brigitte al despegarse del rotundo «no» al que tenía acostumbrados a los votantes a la hora de hablar de matrimonios entre personas del mismo sexo para indicar que estaba abierta a un «voto de conciencia» de los diputados alemanes. En Alemania, desde 2001 están permitidas las uniones civiles de personas del mismo sexo pero sin plena igualdad jurídica y derechos, como la adopción.
El domingo, en su Congreso extraordinario, el SPD había fijado la legalización del matrimonio igualitario como condición imprescindible para reeditar una nueva alianza con el partido de Merkel tras las elecciones legislativas que tendrán lugar en septiembre. Y lo mismo Los Verdes y el partido La Izquierda, que junto con el Bundesrat —la Cámara de representación de los estados federados—, perseguían desde hace años un proyecto de matrimonio igualitario. Algo a lo que el partido conservador de Merkel siempre se había resistido y que el SPD no había perseguido para no provocar una crisis en el Gobierno de coalición. El martes, el líder del SPD y candidato para la cancillería Martin Schulz tomó la palabra a Merkel y pidió que el matrimonio igualitario se votase inmediatamente. Tres días después se ha legalizado.
«Para mí, el matrimonio es, según nuestra Constitución, una unión entre un hombre y una mujer, es por ello que he votado contra el proyecto de ley», señaló Merkel a la prensa tras la votación. Y así aparece en la carta magna alemana, algo que un grupo de parlamentarios democristianos plantea alegar en un recurso al Constitucional. Sin embargo, la canciller comentó que había cambiado de opinión, sobre la adopción por parejas del mismo sexo, a la que antes se oponía alegando el «bienestar» de los menores. «Espero que la votación de hoy no solo promueva el respeto a distintas opiniones sino que también traiga mayor cohesión social y paz», ha añadido.
Las asociaciones de derechos civiles han celebrado el histórico paso de Alemania, que llega incluso después de que la católica Irlanda aprobase el matrimonio homosexual, hace ya dos años. «Después de años de espera y esperanzas, las familias arcoíris en Alemania recibirán ahora el mismo reconocimiento ante la ley. Este es un hito histórico que inspirará aún más cambios para las personas LGTB+», ha declarado Evelyne Paradis, la directora ejecutiva de ILGA, que agrupa a asociaciones de todo el mundo. «Esto ha sido el resultado de años de persistencia, y ahora es el momento de Alemania. El matrimonio igualitario no es el destino final. Las personas LGBT y sus familias necesitan sentirse seguras y apoyadas en todas las facetas de sus vidas, dentro de los registros civiles pero también fuera», ha añadido.
En pleno 2017, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales aún en al menos 72 países —la mayoría, de hombres; en 45 de ellos, también en mujeres—. Y en 12 de ellos (o partes de su territorio) pueden llegar a pagarse con la muerte, como apunta el informe de ILGA, que se publica este lunes. Cuatro países —Arabia Saudí, Irán, Yemen y Sudán—, parte de Somalia y 12 Estados de Nigeria recogen en sus leyes la pena capital para estas relaciones. Actores no estatales (fundamentalmente el Estado Islámico) la aplican en Irak y Siria. Además, Catar, Mauritania, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos mantienen la posibilidad de aplicarla; aunque no existe evidencia de ejecuciones en los últimos años por relaciones consensuales en privado.