Cadena Ser.- El Parlamento Europeo vota una resolución simbólica para declarar a la Unión ‘Zona libre para las personas LGTBI’
Hace dos años que el ayuntamiento polaco de Swidnik aprobó en pleno convertirse en la primera ‘zona libre de LGTBI’. Consideran que la libertad sexual de las personas es en realidad una imposición ideológica que pueden combatir, y adoptaron una medida simbólica que, en primer lugar, atenta contra las propias personas LGTBI que viven en ese municipio. Desde entonces han seguido el ejemplo una treintena de localidades, la mayoría en el Este de Polonia.
La Eurocámara vota en su primer pleno de marzo una resolución que, también en lo simbólico, quiere declarar a la Unión justo lo contrario: una zona de libertad para que las personas puedan vivir su sexualidad e identidad. “Es importante alzar la voz y poner en la agenda un lenguaje político claro en apoyo a los activistas y a los alcaldes que se oponen y combaten estas ideologías”, explica a La SER la eurodiputada socialista Mónica Silvana. Recordemos que la primera de estas declaraciones siguió al apoyo explícito que el alcalde de Varsovia dió a las personas LGTBI, enfrentándose al ultraconservador gobierno del PiS.
Silvana destaca que el mensaje no va dirigido sólo a Polonia o Hungría, sino también al resto, incluyendo España. “Nos interesa muchísimo que los partidos que hacen apología de esto y contaminan al resto de la derecha se enteren de que el parlamento europeo tienen un discurso claro”, explica refiriéndose a lo que denomina “ideologías malignas”.
Esta declaración es simbólica, aunque con valor político. Pero en Bruselas los eurodiputados del intergrupo LGTBI (que incluye a representantes de casi todo el arco parlamentario) creen que es necesario hacer algo más concreto. Silvana insiste en la activación del artículo 7 de los tratados de la Unión (Tratado de Lisboa en realidad) contra Polonia.
Pero es un proceso complicado, cargado de trampas políticas, y que a la hora de la verdad, como ha mostrado el expediente ya abierto a ese mismo país por sus ataques a la independencia judicial, tiene pocas consecuencias inmediatas. Así que cree que hay otra vía mucho más prometedora, que es la de apoyar a los alcaldes de varias ciudades del llamado ‘grupo de Visegrado’ -los países del Este-, que piden al Europarlamento que parte de las ayudas de la Unión les lleguen directamente, sin pasar por sus gobiernos. Es una manera concreta de “crear ciudades inclusivas que combatan estos discursos de odio”, según Silvana, que concede la máxima gravedad a estas iniciativas de la ultraderecha, capaces de socavar la propia idea de la unidad de Europa.