Dos aficionados del Celta denunciaron un ataque por parte de ultras del Las Palmas al terminar el partido del lunes entre ambos equipos. Antes de eso, confirma a La Voz otra aficionada que se había desplazado con su familia y que fue testigo de la agresión, los espectadores de la grada visitante, entre los que ellos se encontraban, tuvieron que sufrir insultos y amenazas durante todo el encuentro cuando únicamente se limitaban a intentar disfrutar del partido sin meterse con nadie.
Esta celtista viajó con su hermana, su marido y los dos hijos menores de ambos. «Fue muy desagradable. Nos desplazamos cinco personas desde Vigo y fuimos tratados estupendamente los días previos, el día del partido y el día después», comienza diciendo, pues es algo en lo que quiere hacer hincapié. Pero los problemas llegaron dentro del estadio. «Nos insultaron constantemente, nos hicieron gestos obscenos y fue desproporcionada la respuesta de la afición canaria ante nuestros goles —contando el anulado—. Fuimos a pasarlo bien y eso parecía un derbi», lamenta.
Esta aficionada relata que «en repetidas ocasiones ultras de Las Palmas se acercaron a la grada visitante a amenazar a celtistas» y denuncia la pasividad del personal de seguridad, que «estaba presente y se lo permitió». «Mis hijos tuvieron que presenciar eso. Dos ultras canarios, uno con la camiseta de la UD y otro con camiseta negra con franjas blancas en las mangas, amenazaron haciendo el gesto de cuchillo en el cuello a dos celtistas. Esos dos fueron lo que posteriormente le dieron la paliza a uno de los nuestros», cuenta.
Fue al salir del partido, a la altura de un centro comercial. «El de la camiseta negra empujó a mi hermana y, por la espalda, atacó a un celtista que iba con la camiseta del Celta y la bufanda de la UD que había intercambiado. Mis hijos saltaron un pequeño muro y nosotros empezamos a gritar que parasen, que había niños». Pero hicieron oídos sordos. «Siguieron con la agresión y la policía estaba a escasos metros, dirigiendo el tráfico», asegura. Y lo considera «evitable» si la Policía Nacional hubiera expulsado a estos grupos «que tiene que tener más que controlados». Sus hijos, que vivieron estos sucesos muy asustados, no quieren volver a un desplazamiento del equipo.
Además, esta celtista echa de menos tanto un comunicado de disculpa del Las Palmas como uno de apoyo del Celta. «Estoy decepcionada con mi club. Mucha foto de ‘gracias, afición’, pero, ¿dónde está el comunicado respaldándonos? No sé el resto de la grada visitante, pero nosotros no estábamos de paso ni nos coincidió, fuimos allí a ver al Celta y que mis hijos tengan que presenciar esta barbaridad es tremendo», insiste.
Del mismo modo, por parte del club insular considera que lo pertinente era «unas disculpas desmarcándose de esta agresión y pidiendo perdón por su falta de seguridad en el estadio». Su hermana señala, incluso, que el personal de seguridad privada llamó a la Policía Nacional diciendo que eran los celtistas los que provocaban, algo que niegan rotundamente.
Esta familia es habitual de Balaídos en cada partido del Celta en casa y recalcan que nunca habían vivido nada parecido. Las dos aficionadas subrayan que «el fútbol no debería de ser esto, unos energúmenos empañando lo que debería ser deporte y pasarlo bien».