Acoso escolar: España encabeza la lista de los países europeos con más casos de bullying.

| 2 junio, 2022

El Economista/Isabel Figuereoa.- 7 de cada 10 niños sufren todos los días algún tipo de acoso y ciberacoso.

Ya lo decía la Unesco: el bullying afecta a uno de cada tres alumnos en todo el mundo. Sin embargo, estos datos se ven agravados en España, ya que el país encabeza la lista europea de acoso escolar con el mayor número de casos.

Según los expertos la lucha para terminar con esta plaga está en manos de los propios alumnos, sus familias y los centros educativos, siendo estos últimos los más importantes para frenar este problema.

El acoso escolar es una forma de agresión o de hostigamiento que puede ser física, verbal o relacional. Estos acontecimientos se repiten en el tiempo haciendo que la víctima pierda el poder de defenderse o alertar a un adulto. Esta problemática afecta gravemente a los niños, niñas, adolescentes y a sus familias, ya que el bullying merma su autoestima, su salud, su rendimiento académico y su forma de relacionarse con los demás, viviendo así en un miedo constante y, en los casos más graves, puede causar hasta el suicidio.Te recomendamos

Este fenómeno ha tomado más fuerza en los últimos años, no solo en la cantidad de casos, sino también en sus formas de expresión. Según el último informe publicado por Mutua Madrileña y Fundación ANAR, uno de cada diez estudiantes españoles fue víctima de acoso el año pasado. Por si fuera poco, el entorno digital con el que vivimos hoy está agravando más este problema, haciendo que el bullying salga de las aulas, llegue a sus casas y vaya con ellos a todas partes.

Ciberacoso

La principal diferencia entre el ciberacoso y el bullying radica en el lugar en donde se produce. Mientras que los niños que sufren acoso en sus colegios, pueden sentirse seguros en sus casas; las víctimas del ciberacoso nunca pueden sentir tranquilidad, ya que siempre pueden ser contactados por correo electrónico, mensajes o comentarios en las redes sociales. Los niños y los adolescentes pasan varias horas frente a sus dispositivos móviles y ordenadores, de modo que el riesgo de ciberacoso aumenta constantemente. Según una encuesta realizada por Ipsos Public Affairs, uno de cada cinco familias en todo el mundo admite que al menos uno de sus hijos ha sufrido acoso cibernético alguna vez en su vida. El ciberacoso es, por lo tanto, mucho más penetrante y la intimidación puede ser más grave, ya que en la mayoría de los casos, los ataques son anónimos y causan más ansiedad en la víctima.

El rendimiento escolar

El acoso escolar tiene un efecto directo en el rendimiento académico tanto del agresor como en el de la víctima. Según los datos presentados por el Programa para la evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA), se estima que el acoso tiene un impacto negativo en todas las habilidades evaluadas durante el estudio como: matemáticas, ciencia y comprensión lectora. Este efecto negativo equivale a una pérdida de tres a cinco meses de educación formal para todos los estudiantes victimizados en comparación a los alumnos que no sufren ningún tipo de acoso. Esto representa un 30% o un 50% menos de educación en el año escolar con respecto a sus compañeros. En esta línea, Antonia Martí Aras, Directora del Máster Universitario en Acoso Escolar y Mediación de VIU, menciona que: «un alumno víctima de acoso escolar presenta un cuadro psicopatológico cuyos síntomas más habituales son ánimo depresivo, ansiedad, somatizaciones, miedos o problemas de sueño. Todo ello afecta evidentemente al rendimiento y al aprendizaje». El acoso escolar es un nuevo obstáculo para el proceso de enseñanza-aprendizaje, que puede generar un rendimiento académico más pobre y conducir, a corto plazo, al incremento de las tasas de fracaso escolar, absentismo y, en el peor de los casos, abandono de los estudios. A largo plazo, esta problemática podría provocar pérdidas de oportunidades educativas y laborales. Antonia advierte también que en casos puntuales «apenas hay síntomas que despierten la sospecha de que el menor está siendo acosado… ni en notas, ni en sintomatología visible. Los niños aprenden a ocultarlo por miedo a represalias y lo viven muy en silencio y soledad».

¿Cómo actuar?

El paso más importante es no subestimar el problema ni ignorarlo. la tarea de poder erradicar esta problemática no se limita únicamente a las autoridades estudiantiles y profesores, los padres son una pieza fundamental en la lucha contra la violencia escolar, deben involucrarse en la educación de los niños. Desde casa se debe enseñar qué es el acoso escolar y por qué no se debe ejercer el mismo. Para Antonia «lo más importante es estar atentos a los cambios en las rutinas o hábitos». En esta misma línea, Esmeralda Velasco, orientadora del Colegio Europeo de Madrid, señala que: «es de suma importancia concienciar a todos los agentes sociales que conforman el entorno educativo (familia, docentes, alumnos) para mantener los ojos abiertos y en alerta ante posibles situaciones que puedan derivar en un caso de acoso». Frente a este panorama, los docentes han tenido que cambiar su papel en la aulas, ya que ellos pasan mucho tiempo con los alumnos y esto hace que los conozcan bien y puedan saber en qué situación se encuentran. Las señales más comunes que logran identificar los profesores suelen ser: nerviosismo, miedo, tristeza, rechazo a ir a clases, así como la falta de interés por realizar tareas grupales en el aula. Velasco señala que «es necesario la formación constante en este ámbito del personal docente, de manera que sepan con qué estrategias cuentan para evitar cualquier situación negativa que se pueda producir dentro del centro». Finalmente, hay que motivar a los niños para que puedan desarrollar su propio carácter, así como la familia debe mantenerse informada sobre las actividades y sobre todo lo que ocurre en su entorno. Esta es la manera más adecuada para poder detectar una situación de acoso a tiempo.

Consecuencias letales

El bullying o acoso escolar es actualmente, según el último informe de la OMS, el causante directo de más de 200.000 suicidios en todo el mundo, de jóvenes de entre 14 y 28 años. El maltrato físico es el tipo más frecuente en todas las regiones y a nivel mundial, el 16,1% de los niños y jóvenes que han sido acosados afirman haber sido golpeados, pateados, empujados o encerrados en algún lugar.

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