‘Ella no se negó’, le dijo la coordinadora de Orientación del colegio. El joven, de 14 años, tocó la vagina y obligó a hacerle al menos una felación. Demandas al centro por culpa in vigilando y a los padres por responsabilidad in educando
QUICO ALSEDO / PABLO HERRÁIZ. EL MUNDO.- La siguiente conversación la mantienen, por teléfono, la madre de la niña presuntamente violada en clase y la coordinadora de Orientación del colegio Sagrado Corazón de Chamartín (Madrid). Ésta última dice:
– Bueno, yo quería aclararte que sí ha habido una ocasión en queLaura le chupó la po… El pene a Juan… Eso sólo una vez, pero tocamientos sí que ha habido varios.
– Varias veces no… No, no es eso lo que nosotros hemos averiguado…
– Sí, ella lo dice. ¡Y esto ha pasado dentro de la clase! Estarían solos, claro…
– No, solos no, hija…
– O habrá sido delante de algún profesor…
– No, no… Y bueno, con Laura también hay que trabajar, porque ella no se negó, ¿eh? Tiene que avisar y no prestarse…
– Pero si Laura tiene un retraso mental, por Dios…
En plena clase, durante meses y con una niña de 12 años con retraso mental madurativo como víctima propiciatoria. Son los abusos sexuales -consistentes en tocamientos vaginales y felaciones inducidas- denunciados en el colegio Sagrado Corazón de Chamartín (Madrid) por la madre de una alumna, a cuya denuncia ante la Policía ha tenido acceso este diario.
Podría haber más: una amiga de la joven aseguró a la denunciante,mediante mensaje, que el presunto agresor le hacía «eso» a «todas las de apoyo»: el Sagrado Corazón, colegio concertado y religioso según los principios fundacionales definidos en su página web -el director posterga durante horas una conversación con la madre porque «estaba en una eucaristía»-, es especialmente inclusivo para alumnos con discapacidades y/o necesidades especiales.
La progenitora de la víctima, que veía a la niña sumida en una espiral autodestructiva desde hacía meses, tuvo que hacerse pasar por la cría en un chat de WhatsApp para, poco a poco, tirando del hilo, conseguir sacarle la información a una amiga. La niña admitió después los hechos y se derrumbó emocionalmente.
Ratificó el contacto sexual
El presunto abusador, imputable al tener 14 años y también con «necesidades educativas especiales» según el centro (aunque los denunciantes sospechan que podría no sufrir retraso mental alguno),fue detenido por la Policía Nacional y declaró el pasado jueves en el Servicio de Atención a la Familia. Antes, había ratificado el contacto sexual ante los rectores del colegio.
El centro, según grabaciones a las que ha tenido acceso este diario, osciló entre reaccionar tibiamente sin expulsar definitivamente al alumno (de momento sólo ha sido apartado este curso) e, incluso,corresponsabilizar a la propia niña de los abusos, que incluyeron tocamientos y felaciones acaecidos durante meses, a decir de la niña, y dentro de la mismísima clase y en horario lectivo, cuando los profesores abandonaban el aula por motivos nunca aclarados por el colegio, con el que este fin de semana intentó contactar, sin éxito, este diario con el objeto de conocer su versión.
«Sí, le chupó la po… Bueno, le chupó el pene, pero ella [Laura] no se negó, ¿eh?». «Hay que trabajar con ella, porque no ha dicho no… Y Juan tampoco es un niño de presionar, ¿eh?». «Hemos investigado muchos casos de estos a lo largo de los años, y de diversa índole, y Laura no se ha negado». Son frases, según consta en grabaciones a las que ha tenido acceso EL MUNDO, repetidas a la progenitora de Laura por la coordinadora de Orientación del centro, con 25 años de experiencia según asegura ella misma.
«¿Y por qué se arranca el pelo y se muerde los dedos?», le cuestionó la madre. «Eso puede ser que está nerviosa, pero ella también tenía que haber dicho no», abundó la mujer.
Cuatro declaraciones
Hasta el momento, presentada la denuncia el pasado 17 de junio en dependencias policiales, han declarado ante la Policía el director del centro, la coordinadora de Orientación y los dos jóvenes, con situaciones jurídicamente distintas: mientras ella no tiene edad para consentir relaciones sexuales, a él sí se le puede achacar responsabilidad penal.
La familia de Laura tiene previsto presentar hoy mismo dos demandas de responsabilidad civil por estos hechos. La primera, contra el colegio, por responsabilidad in vigilando, al haber sucedido las presuntas agresiones, reconocidas por los dos menores, no sólo dentro del centro, sino insólitamente en la propia clase y en horario lectivo. Y la segunda, contra los padres del presunto autor de los hechos, por culpa in educando, informó a este diario el letrado que asiste a la familia de la joven agredida, José Luis Vegas.
La rocambolesca historia comienza aproximadamente en la primavera pasada, cuando la madre de Laura (los nombres de los dos protagonistas de esta historia son supuestos para proteger sus identidades) comienza a observar actitudes «extrañas» en la niña, según refiere ella a la Policía y consta en autos: «Se arrancaba el pelo, se pintaba piernas y manos con típex, comía muy poco, estaba ausente y despistada, triste», declaró la mujer.
Mensajes de móvil
Después de llevar a la cría sin éxito a varias sesiones con una psicóloga, la progenitora recurre a la vía del teléfono móvil (la niña no tiene celular propio y usa el de su madre) y la situación emerge. Comienza a seguir una conversación con una amiga de Laura, deja a la niña dos días en casa con subterfugios para poder tirar del hilo, y la otra cría termina escribiendo: «Lo que te hace Juan es peligroso para tu salud, puedes perder tu virginidad, Juan se lo ha hecho a todas las de apollo [sic] menos a mí».
Cuando acude al colegio con los mensajes como prueba, el director «se pone a la defensiva» y una pedagoga presente «se limita a comunicar que la otra alumna tenía tendencia a exagerar», dice la madre según la denuncia policial.
El director admite días después a la madre los hechos, en conversación a cuyo audio ha tenido acceso este diario: «Juan esta mañana ha dicho que son ciertas muchas cosas que dice Laura. Él ya no va a aparecer por aquí este curso», señala. La madre le pregunta: «Pero estos niños, que además tienen problemas, ¿cómo han podido estar solos en clase?». «Es algo que yo me interpelo también», dice él, «a ver, todos sabemos que los niños, en determinados momentos, incluso estando en clase, en breves segundos hay cosas que… Me lo planteo, cómo no me lo voy a plantear».
La víctima, finalmente, termina admitiéndoselo todo a su madre:asegura que Juan le toca la vagina y le obliga a hacerle felaciones desde hace meses, que aunque aparecía un profesor «Juan no paraba», que «se lo hacía a muchas otras niñas», y que no le gusta lo que le hace el niño, pero si no lo hace «él se enfada y no me vuelve a hablar en mucho tiempo».
La investigación sobre los hechos continúa en el Servicio de Atención a la Familia de la Policía Nacional.