El Periódico de Aragón.- Ambos están acusados de lesiones, aunque Jefry niega haber pegado al hombre que lo insultó. El fiscal no contempla un delito de odio y pide una condena más baja para el presunto agresor homófobo.
Una bandeja por el culo
«Colombiana, puta colombiana, pancha… siempre en femenino», lo decía entre dientes, asegura, delante de compañeros, a solas e, incluso «delante de clientes; son prácticamente todos extranjeros, no saben español», afirma Jefry. Además de vejarlo por su condición sexual y su nacionalidad, el escrito de acusación presentado por Jefry recoge otros episodios de acoso en el restaurante: «empezó a tocarme. Cogía una bandeja y, mientras yo servía, me la pasaba por el culo, violentamente, o lo hacía con su mano, y me decía ‘maricona'».
Tres días antes de la agresión, «el encargado me puso a trabajar con esta persona como su ayudante», cuenta Jefry. «‘¿Tú que haces aquí, maricona?’ fue lo primero que me dijo nada más entrar…», asegura.
Se lo conté al responsable, le llamaron la atención: «eres una maricona chivata», cuenta Jefry que le dijo su agresor
Le siguieron algunos insultos más: «puta, puta colombiana, pancha de mierda…», afirma el colombiano. Dio parte al encargado, le llamaron la atención. «Me dijo: eres una chivata, maricona de mierda…y se quedó ahí». Jefry cambió de puesto y no volvieron a coincidir.
«Maricona tu puta madre»
El día del altercado «yo venía de la taquilla, iba a empezar mi jornada, y me lo crucé en el pasillo, él venia con los platos sucios e iba al fregadero», afirma. Según su relato, su compañero volvió a insultarle: «¿Tú qué, hijo de puta, maricona? De la rabia, contesté: ‘hijo de puta maricona tu puta madre’. Él se me lanzó del cuello y me dijo: ‘a mi madre la respetas’’. Intenté zafarme, me estaba ahogando, hubo un forcejeo y ya entraron los demás, pero yo no le lancé ningún objeto».
La versión de su compañero, recogida en el atestado de la Policía Nacional, es muy distinta: J.C asegura que, sin esperarlo, Jefry entró, le insultó, le empujó y tiró contra él un vaso de cristal. Los testigos, dos compañeros de trabajo, no vieron cómo empezó la pelea, pero sí confirman varios episodios en los que J.C habría insultado al colombiano.
Puntos de sutura
Tras la agresión, Jefry sufrió una «contractura en el cuello y síndrome ansioso depresivo» y «causó lesiones» en la cara a su compañero «con un vaso de cristal», heridas por las que el hombre necesitó «dos puntos de sutura», según la documentación del caso.
«Confiamos en que no se contempla el delito de odio por un error material», afirma Jordi Ventura, abogado de Jefry
El fiscal pide dos años y medio de cárcel para Jefry por un delito de lesiones y dos años para su compañero, al que atribuye un delito de lesiones leves. El abogado de Jefry, Jordi Ventura, solicita que el otro acusado sea condenado a un año de cárcel por un delito de odio. Un delito que el Ministerio Público no incluye en su escrito, a pesar de que la jueza del caso también vio indicios de que J.C lo hubiera cometido. «Confiamos en que es un error», resuelve Ventura.
«No queda claro si se está desestimando la existencia de un delito de odio, cosa que la jueza instructora sí ve claramente y lo especifica, o si realmente puede haber existido algún tipo de error a la hora de redactarse el escrito por parte del Ministerio Público», opina el abogado de Jefry.
El letrado amplia: «a este señor (J.C.) se le acusa por un delito leve de lesiones (147.1 del CP). A la hora de pedirse la pena a imponer, la que se pide es de dos años de prisión, lo cual resulta jurídicamente incompatible con la calificación de un delito leve de lesiones, que solo contemplaría una multa económica». Tanto Jefry como su abogado confían en que el día de juicio «el fiscal modifique su calificación inicial».
El Delito de Odio es manifiesto, considera el abogado. «Los testigos han señalado que no se trata de algo puntual sino que es algo que se ha prolongado en el tiempo, han confirmado que se hacía con ánimo ofensivo y, por otro lado, creemos que es importante, la orientación sexual de Jefry era conocida por todos en el trabajo, no cabe alegar o deducir que se tratase de un mero comentario jocoso, ni una broma; por eso entendemos que no queda duda al respecto de la comisión de dicho delito de odio».