El acusado, fundador del grupo neonazi Nueva Época, fue el único identificado de los ocho que atacaron a los jóvenes cuando recogían libros
LUIS J. RUIZ. LA RIOJA2.- Fue en la Plaza Primero de Mayo en agosto del 2012. Aquella tarde varios miembros de la Asamblea de Estudiantes recogían libros de texto usados para repartir entre las familias necesitadas. Todo iba bien hasta las 19.45 horas. De uno de los pasajes que desembocan en la ahora remozada plaza emergieron ocho figuras vestidas de negro y rostro cubierto. Se dirigieron hasta la zona de recogida de libros y, al grito de «cabrones, hijos de puta» agredieron a los allí presentes.
El peor parado fue un menor de edad, con el que los atacantes se cebaron. Le rompieron su guitarra, le empujaron, le tiraron al suelo y, siempre presuntamente y según la versión del escrito de acusación del Ministerio Fiscal, le propinaron al menos tres patadas en el costado y en el brazo. Además, otros tres jóvenes (uno de ellos también menor de edad) fueron agredidos y recibieron empujones, patadas y puñetazos.
Del grupo de agresores, dice el Ministerio Fiscal, sólo se pudo identificar a uno de ellos, R.M.M., que llevaba «en la parte exterior de la pierna derecha un tatuaje del Club de Fútbol Logroñés, con el escudo antiguo, con hojas de laurel, y debajo de este dos bandas finas en forma de pergamino, con diversos símbolos, uno de ellos una cruz céltica formada por una cruz y un círculo en su interior». El tatuaje de R.M.M., dice el fiscal, «es característico de la peña de fútbol Logroñés Viejo Fondo, animadora del equipo Unión Deportiva Logroñés […] y cuyos miembros han sido relacionados con ideología de extrema derecha».
Fundador de Nueva Época
Además, R.M.M. fue miembro fundador de la organización neonazi Nueva Época, dos de cuyos miembros, Alejandro Ruiz Vidal (el apuñalador confeso de Lérida) y B.B.M., su primer presidente, aceptaron hace unas semanas ser los autores del apuñalamiento de un joven colombiano en Logroño también en el 2012.
El fiscal, que apunta que el ataque obedecía «a la animadversión debida al sesgo ideológico antagónico con el grupo de los agresores», imputa a R.M.M. un delito de lesiones por el que solicita una pena de tres años de prisión, y cuatro faltas (una de lesiones, dos de maltrato de obra y una más de daños intencionados) por las que solicita una multa global de 700 euros. Además solicita que haga frente a una indemnización total de 1.600 euros.