Merkel y Hollande toman la iniciativa en la respuesta a la crisis migratoria

| 24 agosto, 2015

La canciller alemana califica de “repugnantes” los ataques a refugiados en Sajonia

MerkelcondenaantisemitismoENRIQUE MÜLLER. ANA TERUEL.- El eje franco-alemán ha vuelto a tomar la iniciativa de la política europea, en respuesta a la enorme crisis migratoria que vive el continente. El presidente francés, François Hollande, y la canciller Angela Merkel han convertido este lunes su prevista reunión con su homólogo ucranio en una cumbre oficiosa sobre la materia. Ambos instaron a Italia y Grecia a abrir centros de recepción y registro para distinguir a refugiados e inmigrantes económicos, y al resto de Estados de la UE, a adoptar una legislación de asilo unificada. El presidente de la Comision, Jean-Claude Juncker, rechazó que haga falta otra cumbre europea.

En una tribuna de opinión publicada este lunes en dos diarios europeos, el responsable del Ejecutivo comunitario instó a los Veintiocho a cumplir los acuerdos existentes. “No necesitamos una nueva cumbre. Los Estados miembros deben adoptar las medidas europeas y aplicarlas en su territorio”, zanjó Juncker el mismo día que Merkel y Hollande aunaban esfuerzos frente a la crisis, lo que trastocó su agenda de trabajo y dejó su reunión con el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, en segundo plano.

Las locomotoras de la Unión Europea han tomado la iniciativa y presentarán en breve una propuesta conjunta para una política comunitaria unificada de asilo. Merkel y Hollande urgieron a Grecia e Italia a abrir centros de acogida para refugiados.

Centros de acogida

“Los centros de acogida deben abrirse este año y sin dilaciones”, afirmó la canciller en la comparecencia conjunta que precedió a su reunión en la sede del Gobierno alemán. “Esos centros son muy necesarios y deberán tener la misión de preseleccionar a quienes tienen opciones de recibir asilo y devolver de inmediato a sus países a quienes no cumplen los requisitos para obtener asilo”, señaló, por su parte, Hollande.

El intento de filtrar a los inmigrantes económicos de los que huyen de una guerra o de la persecución política o religiosa es patente. Aunque no son puertas de entrada directas de irregulares, ambos países experimentan en su propio territorio el fenómeno, con un alto coste económico (Berlín había concedido 20.000 plazas sólo a refugiados sirios a finales de 2014) y social (como las manifestaciones de xenofobia en los últimos días en varios länder alemanes). Berlín espera recibir este año unos 800.000 refugiados, “el mayor reto al que se enfrenta Alemania desde la unificación”, en palabras de Sigmar Gabriel, líder socialdemócrata y socio de coalición de Merkel en Berlín, que ayer visitó la localidad sajona de Heidenau.

La localidad fue escenario de enfrentamientos entre neonazis y policías en torno a un centro que albergará a unos 400 refugiados. Merkel también se refirió a los sucedido: “Me gustaría decir, después de ver las imágenes horripilantes de Heidenau, que condeno enérgicamente la violencia allí y que la atmósfera de racismo que vimos es absolutamente inaceptable”, dijo.

“Es repugnante ver cómo los extremistas de ultraderecha y los neonazis están expresando su odio, pero también es una desgracia ver cómo ciudadanos alemanes, e incluso familias con niños, los apoyan. Solo puedo decir que Alemania es un país que respeta la dignidad de cada persona”, añadió la canciller.

Países “seguros”

París considera que la puesta en marcha de una política común no es lo suficientemente rápida y que las decisiones tomadas hasta la fecha no están a la altura del desafío actual. Además de la lucha contra las mafias de traficantes en los países de origen, de tránsito y de llegada, y el refuerzo de la vigilancia en las fronteras europeas, París señaló que ambos países quieren avanzar hacia una armonización europea. “Las normas deben ser coherentes”, señaló Hollande. “También es necesario impulsar un proceso de asilo común para el espacio Schengen”, añadió el presidente.

Entre sus prioridades se encuentra la creación de una lista común de países de origen considerados “seguros”, es decir, de los cuales los recién llegados no sean considerados como potenciales refugiados. Permitiría así acelerar su posible devolución a su país de origen. Hasta ahora, cada país tiene su propia lista y existen diferencias importantes, en particular en lo referente a los Balcanes.

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