IVÁN GELIBTER. DIARIO SUR.- Cuesta creerlo, pero hay ocasiones en que la sociedad, y muchas de las cosas que ésta llega a aceptar, van más rápido de lo que uno imagina. Esta visión optimista queda retratada cuando se analiza, por ejemplo, la cuestión del colectivo LGTB (Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). El 28 de junio de 1969, los disturbios en Nueva York en torno a un bar –el Stonewall Inn– que acogía personas del colectivo, marcó el inicio del asociacionismo homosexual, lo que, a su vez, trajo consigo las primeras consecuciones de derechos en el mundo occidental hasta llegar al punto en el que nos encontramos en la actualidad.
España, y más concretamente Andalucía, han ejercido como pioneros en lo que a legislación igualitaria se refiere, pero esa aceptación no ha eliminado la cuestión homofóbica y los delitos de odio que se desprenden de ella. No en vano, y según un estudio del Ministerio del Interior presentado el pasado mes de abril, entre 2013 y 2014, el número de «incidentes relacionados con la orientación e identidad sexual» aumentó un 14 por ciento, dato similar en Málaga y Andalucía. Aunque Málaga no es de las ciudades en las que más casos se registran, Cádiz y Sevilla tienen el dudoso honor de encabezar el ‘ranking’ nacional, que sobrepasa el medio millar de denuncias, más de la mitad en la comunidad autónoma andaluza.
Aun así, Rubén López, uno de los portavoces de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), avisa de que estos datos se quedan cortos. «El Ministerio solo contabiliza aquellas agresiones que por su naturaleza forman parte del código penal; sin embargo, deja fuera cualquier falta administrativa, como pueden ser los insultos y las amenazas verbales, que son justamente las situaciones que más repiten». Es fácil, por ejemplo, bucear un poco en una hemeroteca –a veces simplemente en internet– para observar multitud de casos de parejas del mismo sexo expulsadas de sitios públicos, situaciones que en este caso, el informe no contemplaría.
La fiscal de Delitos de Odio, María Teresa Verdugo, señala que la cuestión cuantitativa es justamente una de las grandes barreras a las que se enfrentan a la hora de analizar cuál es la situación a día de hoy. Aunque reconoce que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado sí han establecido unos protocolos de actuación, el cariz de la denuncia varía cuando la víctima no reconoce que se trata de un ataque homofóbico por temor, entre otras cosas, a tener que hacer pública su homosexualidad.
Pero donde Verdugo sí hace un análisis más positivo es en la explicación del porqué del aumento de denuncias con respecto a 2013. «Yo no creo», asegura la fiscal, «que las cosas estén peor que antes o que la situación haya variado en la calle, sino que creo que ahora la gente se siente más libre para denunciar, y por tanto estas cifras son mayores». Pese a no disponer de cifras exactas, y siempre con mucha «cautela», Verdugo señala también que son los jóvenes de entre 20 y 25 años quiénes más denuncian, aunque esto no quiere decir que sean los que más agresiones sufren, sino los que se ven más seguros a la hora de acudir a una comisaría con su posterior juicio.
La parte más negativa la aportan desde la FELGTB, en un año en el que han notado cierta «dejadez»por parte de las instituciones públicas a la hora de la educación. De hecho, la práctica totalidad de las asociaciones LGTB del territorio andaluz y español han criticado abiertamente la decisión de eliminar del currículo escolar la asignatura de Educación para la ciudadanía (EpC), que entre otras cosas ponía sobre la mesa la diversidad sexual, afectiva y familar. Asimismo, fuentes de la FELGTB critican que este informe del Ministerio está «incompleto», y que solo se ha realizado por ser una «exigencia europea», y no por interés propio.
Descenso en el ránking ILGA
Que España es uno de los países mejores para el colectivo LGTB es una evidencia, pero también parece que lo es el hecho de que la situación está empeorando ligeramente. La ILGA (homólogo de la FELGTB a nivel europeo) lleva varios años realizando el ‘Rainbow map’, un ‘ranking’ de los mejores países para vivir para homosexuales y transexuales según el respeto y la legislación vigente. España, hasta el año pasado, estaba colocada en el número 3, aunque la ILGA acaba de presentar los nuevos datos, descendiendo a nuestro país hasta el número 6, en un ránking que lideran Gran Bretaña y Bélgica, y que cierran Rusia y Azerbayán. Hoy, 17 de mayo (Día Internacional contra la Homofobia), es un buen momento para analizar por qué la carrera meteórica hacia la igualdad en la que iba subida España se ha paralizado. Al fin y al cabo, los derechos LGTB son tan recientes, que hay muchas voces que consideran que no se han consolidado.