EL HUFFINGTON POST.- Ayelet Shaked es su nombre. Tiene 39 años. Desde ahora, es la ministra de Justicia de Israel. Y, a falta de gestión, por ahora es conocida -mucho- por sus declaraciones del pasado verano, cuando su país llevaba a cabo la Operación Margen Protector sobre la franja de Gaza.
«Tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos», escribió en su página en Facebook la entonces diputada del partido ultranacionalista Hogar Judío, el nuevo socio del primer ministro Benjamín Netanyahu, del partido Likud.
Sus palabras desataron una gran polémica en la sociedad, pues se entendieron como un llamamiento al genocidio al declarar que todos los palestinos son los enemigos de Israel y deben morir. «Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos», publicó la política el pasado 7 de julio.
Referiéndose a las mujeres palestinas Shaked añadió: «Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes».
Se da la circunstancia de que la predecesora de Shaked, Tzipi Livni, tenía entre sus competencias las de negociar un nuevo acuerdo de paz con sus adversarios palestinos, un proceso abortado en abril del pasado año por diferencias insalvables. La nueva ministra siempre se ha opuesto, en línea con su partido, a reducir las colonias y marcharse de suelo ocupado, así como a la creación de un estado palestino.
Es por ello que su nombramiento ha sido muy polémico y, de hecho, fue la última exigencia de su formación a Netanyahu para decir sí al acuerdo de Gobierno. Finalmente, Hogar Judío se ha hecho también con las carteras de Educación y Agricultura.