El País.- Era solo una representación teatral del Diario de Ana Frank, pero la noche de la presentación en el pequeño pueblo de Fowlerville, en el Estado de Michigan, se tornó escalofriante. El pasado 12 de noviembre, mientras el elenco estaba sobre el escenario y el público, unas 75 personas, en sus butacas, un puñado de hombres enmascarados merodeaban amenazantes afuera del recinto. Con el brazo derecho estirado haciendo el saludo fascista y unas cuantas banderas de esvásticas negras ondeando con la brisa, gritaban, según el testimonio de un transeúnte: “Heil Hitler. Heil Trump”. Unos días más tarde, fue en Columbus, en Ohio, donde una docena de hombres, también con las caras tapadas y cargando banderas de esvásticas rojas sobre tela negra, marcharon por las calles mientras proclamaban mensajes racistas, xenófobos y antisemitas.
Los dos momentos son apenas una muestra de la creciente actividad de la extrema derecha en Estados Unidos tras la victoria electoral de Donald Trump. “Está claro que estos grupos, como el que marchó en Ohio, los Proud Boys, Patriot Front, White Lives Matter y más, están envalentonados y muy contentos por la elección”, explica por videollamada Wendy Via, presidenta y fundadora de la organización Proyecto Global Contra el Odio y el Extremismo (GPAHE, por sus siglas en inglés), que vigila los movimientos del extremismo a nivel nacional y transnacional.