La Razón.- El epicentro del problema es la sinagoga, donde se observan columnas de humo que se asoman por las ventanas. En el techo, un hombre lleva en las manos una barra de hierro y un cuchillo de casi 30 centímetros. El episodio sucede rápidamente: el atacante se lanza hacia el suelo, avanza hacia los agentes de policía –cuchillo en mano– y amenaza a uno de ellos. Un joven uniformado que no duda en disparar su arma cinco veces, matando al hombre en el acto.
Los daños a la sinagoga son considerables: las paredes están ennegrecidas, varios muebles y sillas resultaron quemados y el altar ya no existe. Pero el daño mayor es, sin duda, la siembra continua del terror entre la población judía en Francia, que no deja de contar episodios como este todos los días. La estadística es inquietante: desde el 7 de octubre –día del ataque de Hamás en territorio israelí– los actos antisemitas han aumentado en un 300%. Agresiones, escupitajos, insultos, amenazas, mensajes de repudio y esvásticas en las paredes se han vuelto escenas cotidianas para los judíos franceses.
«Intentar quemar una sinagoga es un intento de intimidar a todos los judíos. Una vez más, quieren crear un clima de terror para los judíos de nuestro país. Luchar contra el antisemitismo es defender la República», denunció Yonathan Arfi, Presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia.
¿Qué se sabe del atacante?
La investigación preliminar señala a un hombre argelino que se encontraba en situación irregular en Francia. A su llegada al país, habría solicitado un permiso de residencia temporal por motivo de «extranjero enfermo» que fue rechazada. Desde enero de 2023, su estatus le obligaba a abandonar el territorio francés, pero las autoridades nunca dieron con su paradero para ejecutar la orden de expulsión.
Por lo pronto, la Fiscalía francesa ha abierto una primera investigación por los delitos de «incendio provocado» de un lugar de culto y «violencia deliberada contra la autoridad pública». Una segunda investigación estudia las circunstancias que rodearon la muerte del atacante por «violencia deliberada con armas con resultado de muerte no intencionada». Sin embargo, el oficial involucrado no parece correr ningún riesgo, de hecho, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ya ha anunciado que será condecorado por su «rapidez de reacción y su valentía».
Darmanin ha reiterado igualmente su repudio a la violencia anti-judía que se intensifica en Francia: «Se trata evidentemente de un acto antisemita, dirigido contra un lugar sagrado para la República, un lugar de culto. Estos actos de violencia que están sufriendo nuestros compatriotas judíos son inaceptables y despreciables».
Al final de la tarde, funcionarios, representantes legislativos y habitantes de Ruan en general, se concentran frente a la alcaldía de la ciudad en rechazo a esta tentativa de incendio a la sinagoga. Las palabras, las lágrimas y el tradicional minuto de silencio se solidarizan con la comunidad judía. Pero el canto de La Marsellesa recuerda que Francia sigue siendo laica y resiliente a los crímenes de odio.