La Sexta.- «Las niñas liberadas han contado un verdadero catálogo de horrores y de violencia sexual. Algunas han dicho que las violaban todos los días, también que eran forzadas a matrimonios con con sus secuestradores», asevera Olatz Cacho, portavoz de Amnistía Internacional de España
Se cumplen 10 años de aquel ataque que conmocionó al mundo y que se saldó con el secuestro de 276 niñas de una escuela en Nigeria por parte del grupo terrorista Boko Haram. Una década después, todavía siguen cautivas 82 de aquellas menores.
Yagana fue una de las niñas secuestradas en Chibok en el años 2014. Un día, logró escapar de sus captores y hoy recuerda a todas las que no pudieron hacerlo. «Aquellas que permanecen en el monte, son mis amigas y estoy rezando para que algún día nos reencontremos», dice
Una década después 82 niñas continúan desaparecidas y nada se sabe de ellas, como la hija de Solomon, que apenas puede hablar sin romperse al recordarla. «Cuando la recuerdo… Lo siento», dice al tiempo que se le entrecorta la voz.
Tras irrumpir en la escuela femenina de Chibok, el grupo terrorista Boko Haram se llevó a las jóvenes raptadas a los bosques. Desde entonces, ha habido otros 17 secuestros masivos en Nigeria, según Amnistía Internacional. Un dato que asciende a más de 1.700 niños y niñas raptados en la última década.
«Las niñas han contado un verdadero catálogo de horrores y de violencia sexual.Algunas han dicho que las violaban todos los días, también que eran forzadas a matrimonios con con sus secuestradores», asevera Olatz Cacho, portavoz de Amnistía Internacional de España. Y, es que, «el secuestro es una forma de financiación clara que tienen los grupos armados».
Por otro lado, el gobierno nigeriano «no ha metido en la cárcel a nadie». Por lo que los secuestros siguen sucediéndose con total impunidad para los captores. De hecho, la inoperancia del Gobierno de Nigeria ha dejado en un limbo y sin ningún tipo de apoyo a muchas de las víctimas de los secuestros.
Dinah fue otra de las secuestradas en 2014. Ella pudo dejar Chibok y logró retomar sus estudios en Estados Unidos. «No creo que pasen ni dos semanas sin que al menos recuerde algo de allí«, asegura, haciendo referencia a la crueldad que vivió durante su cautiverio. Ahora realiza un doctorado, precisamente, sobre cómo combatir a grupos como Boko Haram.