Público.- Del «noviembre nacional» al diciembre racista. De protestar en la calle Ferraz contra la amnistía a defender la herencia «sanguínea» como única vía para ser un ciudadano apropiadamente español. De agitar banderas rojigualdas a proclamar el odio contra migrantes. Los grupos ultraderechistas que respondieron a las llamadas de Vox y se movilizaron contra el PSOE están ahora dedicados a campañas puramente xenófobas.
«Nos han subestimado. Vamos a demostrarles que se van a arrepentir el resto de su vida«, decía a finales de noviembre un envalentonado Pablo Lucini, uno de los líderes de Democracia Nacional, en un video difundido en Telegram.
Este dirigente ultraderechista fue detenido por la Policía debido a su presunto papel en los disturbios registrados en la calle Ferraz. «Si hay un noviembre nacional, que se preparen, habrá un diciembre nacional», proclamó el 24 de noviembre.
Casi un mes después, los ultras de Democracia Nacional están centrados en una de sus preocupaciones más antiguas: cómo echar del país a los inmigrantes y evitar así lo que denominan como una «sustitución étnica» o «gran reemplazo».
«50.000 sólo en las pateras del mar. En las pateras del cielo llegan muchísimos más. España es el mayor coladero del mundo«, sentenció el partido –que cuenta con registro legal en el Ministerio del Interior– en un mensaje publicado el pasado día 15.
Donde antes había fotos de las protestas contra el PSOE en la calle Ferraz o llamamientos a acudir a las movilizaciones nocturnas que acababan a diario con disturbios ahora hay, principalmente, mensajes racistas.
Del «noviembre nacional» al diciembre racista. De protestar en la calle Ferraz contra la amnistía a defender la herencia «sanguínea» como única vía para ser un ciudadano apropiadamente español. De agitar banderas rojigualdas a proclamar el odio contra migrantes. Los grupos ultraderechistas que respondieron a las llamadas de Vox y se movilizaron contra el PSOE están ahora dedicados a campañas puramente xenófobas.
«Nos han subestimado. Vamos a demostrarles que se van a arrepentir el resto de su vida«, decía a finales de noviembre un envalentonado Pablo Lucini, uno de los líderes de Democracia Nacional, en un video difundido en Telegram.
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Este dirigente ultraderechista fue detenido por la Policía debido a su presunto papel en los disturbios registrados en la calle Ferraz. «Si hay un noviembre nacional, que se preparen, habrá un diciembre nacional», proclamó el 24 de noviembre.
Casi un mes después, los ultras de Democracia Nacional están centrados en una de sus preocupaciones más antiguas: cómo echar del país a los inmigrantes y evitar así lo que denominan como una «sustitución étnica» o «gran reemplazo».
«50.000 sólo en las pateras del mar. En las pateras del cielo llegan muchísimos más. España es el mayor coladero del mundo«, sentenció el partido –que cuenta con registro legal en el Ministerio del Interior– en un mensaje publicado el pasado día 15.
Donde antes había fotos de las protestas contra el PSOE en la calle Ferraz o llamamientos a acudir a las movilizaciones nocturnas que acababan a diario con disturbios ahora hay, principalmente, mensajes racistas.
«No dejéis de luchar, adelante. No temáis, no tengáis miedo. A nosotros sólo Dios podrá juzgarnos«, había proclamado Lucini en su mensaje de finales de noviembre, entonces enfocado en las protestas fuera de la sede socialista respaldadas por Vox y su grupo juvenil ‘Revuelta’.
Un mes después todo aquello se ha desinflado. Las manifestaciones fuera de la sede del PSOE se limitan a un grupo de ultras que rezan el rosario y otros que enseñan banderas franquistas. Mientras, la «lucha» de Lucini y Democracia Nacional se centra, casi exclusivamente, en señalar a migrantes.
«¿Cuántos españoles has visto hoy?», interrogan los ultras en un cartel que incluye el logo de la Agenda 2030 y que hace algunas semanas utilizaron para lanzar otra de sus alertas xenófobas: «La población extranjera crece 32 veces más rápido que la española y suma 580.574 foráneos en 2022».
«Derecho de sangre»
En Hacer Nación, un grupo neofascista que también estuvo en las protestas fuera de la sede del PSOE, manifiestan preocupaciones similares. Allí comparten la idea de una supuesta «sustitución» de «españoles» por personas migrantes.
El concepto de «españoles» que manejan en este partido político –que en las últimas elecciones municipales logró dos concejales en Velilla de San Antonio (Comunidad de Madrid)– es sumamente restrictivo: para ellos, la «españolidad» buena y verdadera va por vena.
En una de sus últimas publicaciones en X (antes Twitter), Hacer Nación advierte sobre la «sustitución y pérdida de identidad» de la «población nativa» a raíz de la llegada de «población inmigrante». Alerta además sobre la «devaluación de la nacionalidad por la aplicación del derecho de suelo (ius soli) frente a la deseada revalorización de ésta con el derecho de sangre». Junto a dicha reflexión colocaron la fotografía de un joven negro.
«Étnico-cultural»
El odio racista también contagia la sede de España 2000, el partido neofascista que dirige José Luis Roberto. Tras participar en las manifestaciones contra el PSOE en Madrid y València, los ultras se basaron en las mismas cifras sobre el número de personas migrantes para advertir sobre la «sustitución étnico-cultural de la población española y europea». No en vano, la xenofobia forma parte de sus principios políticos.