El País.- Gaza, Sudán, Somalia, Afganistán, Ucrania, Pakistán. La lista de conflictos y crisis nunca ha sido tan larga y tan urgente. Al menos 5.000 niños de la Franja han muerto violentamente, 3.500 menores y mujeres están desaparecidos bajo los escombros, y otros miles se encuentran solos, según la ONU
“Tengo sed siempre. Y hambre, pero casi no hay pan. Quiero dormir, jugar, ir al baño y ducharme”. Taha es un niño gazatí discapacitado que se desplaza en silla de ruedas y ha encontrado refugio junto a su familia en una escuela de la ONU de la Franja.
“Desde que grabamos este video la situación ha empeorado. Es desastrosa. Los niños y las niñas están viviendo una situación devastadora sin precedentes. La pausa humanitaria permitió que las familias respiraran un poco, pero duró poco”, explica Laura Bill, representante adjunta de Unicef en Palestina, en una conexión por videoconferencia desde Jerusalén, en la que recordó que, de los más de 1,8 millones de personas desplazadas en Gaza, la mitad son menores.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) presentó este martes su Informe de Acción Humanitaria (HAC, por sus siglas en inglés) 2024, en el que calcula que necesitará 9.300 millones de dólares (8.609 millones de euros) para llegar a 94 millones de niños en 155 países y territorios el año próximo.
La organización calcula que hay 3,1 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria en Palestina, 2,2 millones de ellas en la Franja de Gaza, es decir, el 100% de la población de este territorio. Por ahora, es imposible calcular los fondos que serán necesarios para asistir a la infancia de la Franja cuando llegue un alto el fuego duradero, una vez finalicen los bombardeos y la ofensiva terrestre del ejército israelí, que ya han causado la muerte de 18.000 gazatíes, según cifras palestinas. Esta respuesta militar siguió al sangriento ataque de milicianos del movimiento islamista Hamás (que gobierna en Gaza), que causó 1.200 muertos en Israel, según cifras oficiales, y el secuestro de más de 200 personas.
En la presentación de este informe en Madrid, José María Vera, director ejecutivo de Unicef España, instó a autoridades, empresas y ciudadanos españoles a contribuir con el fin de que haya suficiente financiación una vez sea posible entrar en la Franja. “Hay que preparar la respuesta desde ya”, insistió.
Bill recalca que “las necesidades en Gaza van mucho más lejos de que lo que nunca se ha visto”. “Requeriremos mucho apoyo para lograr brindar asistencia a los niños cuando se pueda”, subraya. La responsable calcula que en Gaza han muerto violentamente al menos 5.000 niños desde el 7 de octubre, y hay unos 8.000 heridos. Además, “unos 3.500 menores y mujeres están desaparecidos bajo los escombros, y otros miles están solos, separados de padres y seres queridos”, agregó, alertando también de la deshidratación y enfermedades producidas por beber agua en mal estado, que ya están afectando a los niños de Gaza.
Bill explicó que durante la pausa humanitaria, Unicef, junto a otras agencias de la ONU, pudieron llegar al norte de la Franja y llevar suministros médicos, ropa de invierno, comida y agua a las familias que aún siguen en esta parte de la Franja. “Unas 200.000 personas siguen allá, se calcula”, dijo. También se logró recuperar lotes de vacunas que estaban en los hospitales del norte y llevarlas al sur para iniciar una campaña de vacunación con los escasos medios de los que se disponen actualmente. En total, en los días en los que remitieron los bombardeos israelíes, Unicef pudo brindar algún tipo de asistencia (sobre todo agua, comida, combustible y productos de higiene) a un millón de personas.
Urgencias olvidadas
Gaza ocupa la atención mundial, pero paralelamente, hay decenas de urgencias olvidadas y miles de menores que no reciben ningún tipo de asistencia. “Los tiempos son difíciles. Hay infinidad de crisis, muchas de ellas imprevisibles, el sistema humanitario vive una tensión nunca vista y los niños son los primeros en padecer las consecuencias y en sufrirlas con una dureza mayor”, resumió Vera.
El informe de Unicef describe “una confluencia histórica” de conflictos. A los que se enquistan, como Darfur o Afganistán, se añaden los que empeoran súbitamente, como ha sido el caso de Gaza. “Unos 460 millones de niños, es decir, un quinto del total, viven en situación conflicto y 1.000 millones de niños, es decir, la mitad de menores del mundo, habitan en zonas de riesgo por el cambio climático”, según Vera. En algunos casos las sequías o las inundaciones se suman a la violencia, como ocurre en Somalia y todo ello deriva en desplazamientos forzados masivos “sin precedentes”, como se ve en Sudán.
Con los fondos que pide para 2024, Unicef logrará, entre otros, vacunar a más de 17 millones de niños contra el sarampión, hará que más de 19 millones de niños accedan a la educación forma e informal y que 26,7 millones de niños y sus cuidadores reciban atención en salud mental y apoyo psicosocial, y facilitará que 52 millones de personas disfruten de agua en buen estado.
Vera admitió que hay crisis muy claras que requieren mucha ayuda, como Ucrania, Afganistán, Siria y con certeza la Franja de Gaza, pero resaltó que hay otras, donde las brechas de financiación, es decir, la diferencia entre lo que se necesita y lo que se recauda, son dolorosas. Es el caso de Sudán, Burkina Faso, República Democrática del Congo (RDC) o Myanmar, entre otros, donde solo se cubren un 20 o 25% de las necesidades humanitarias. “Uno de nuestros retos es tener una financiación flexible, que nos haga llegar en el minuto cero de una crisis o incluso antes y que nos permita dar una respuesta justa, es decir, que la asistencia no dependa del interés de la opinión pública, sino que cada niño, esté donde esté, reciba esta ayuda humanitaria en función de sus necesidades”, insistió el responsable.
El coste de la inacción
En 2023, Unicef calculó necesidades financieras totales de 10.260 millones de dólares (9.498 millones de euros) que finalmente aumentaron en unos 800 millones (740 millones de euros) debido a conflictos nuevos y prolongados y emergencias provocadas por el cambio climático. De ese total, la agencia de la ONU financió un 38%.
Los ocho millones de somalíes que necesitan ayuda humanitaria, los 33 millones de paquistaníes, la mitad de ellos niños, afectados por las inundaciones catastróficas, o los 12 millones de menores afganos que requieren asistencia, suenan a menudo demasiado lejanos para los ciudadanos, empresas y autoridades.
Por ejemplo, en Sudán, Unicef calcula que necesitará 840 millones de dólares (777 millones de euros) para seguir atendiendo a la infancia en 2024. En el país africano hay 25 millones de personas, 14 millones de ellas menores, que necesitan ayuda humanitaria. Sudán encarna, para esta organización de la ONU, la mayor crisis mundial de desplazados, con seis millones de personas que se vieron obligadas a salir de sus casas, tres millones de ellas menores.
“Ningún niño debería vivir lo que los pequeños sudaneses padecen cada día: siete millones de niños de menos de un año corren el riesgo de no recibir las vacunas básicas, tres millones sufren desnutrición aguda y se espera que el hambre se agrave aún más“, explicó Blanca López, especialista de Programas de Unicef Sudán.
Con esos fondos solicitados, Unicef podrá llegar a ocho millones de menores sudaneses. “Un millón de pequeños de hasta 59 meses de edad podrán ser vacunados contra el sarampión, 500.000 pequeños podrán ser tratados de desnutrición aguda, dos millones de niños y niñas podrán acceder a la educación formal e informal y cinco millones de personas podrán tener agua para el consumo e higiene”, citó López.
“El coste de la inacción es siempre inaceptablemente alto. No podemos permitir que la muerte y el sufrimiento de los niños y niñas de Sudán sea una catástrofe olvidada”, insistió.