Heraldo de Aragón.- La procesada, cabecilla de un grupo radical, se encontra en prisión preventiva desde noviembre de 2020.
La audiencia de Dresde (este de Alemania) ha condenado este miércoles a cinco años y tres meses de cárcel a una izquierdista identificada como Lina E., presunta cabecilla de un grupo radical que entre 2018 y 2020 atacó y dejó malheridos a varios neonazis de esa parte del país.
La procesada, que se encontraba en prisión preventiva desde noviembre de 2020, ha sido declarada culpable de pertenencia a una organización criminal y de sucesivas agresiones graves contra ultraderechistas de varias poblaciones de los estados federados de Sajonia y de Turingia, ambos en el este del país.
Junto a Lina E., una estudiante de 28 años, se juzgaba a tres presuntos cómplices, que fueron condenados a penas de entre dos y tres años y varios meses de cárcel.
La principal procesada, y la única miembro del grupo que se encontraba en prisión, es una especie de símbolo entre el extremismo de izquierdas alemán desde su detención, en noviembre de 2020, en que fue trasladada esposada en helicóptero para ser interrogada por la Fiscalía general. Desde entonces se sucedieron las concentraciones y muestras de solidaridad hacia la detenida, a la que se consideró la cabecilla de un grupo que lanzaba «acciones de castigo» y asaltos contra neonazis de esa región alemana.
Antes de escuchar su sentencia, Lina E. expresó ante la Audiencia su agradecimiento a los apoyos recibidos durante estos dos años y medio en que ha estado en prisión preventiva, tanto de simpatizantes a su movimiento como de su familia, incluidos sus padres y abuelas, además de amigos. Su arresto se produjo tras un ataque nocturno a un destacado neonazi, que puso a la Policía sobre la pista del grupo de radicales de izquierda.
Revuelo mediático
El juicio ha sido seguido con notable revuelo mediático en Dresde, capital de Sajonia y uno de los ‘länder’ alemanes donde, como en Turingia, la ultraderecha parlamentaria de Alternativa para Alemania (AfD) es especialmente fuerte y obtiene los mejores resultados electorales.
Se articuló para el proceso un dispositivo especial de seguridad, ya que las concentraciones de simpatizantes de los acusados coincidieron en ocasiones con las de extremistas de derechas, en apoyo a los víctimas de sus agresiones. A lo largo del juicio se han producido sucesivos incidentes y también cambios en las declaraciones de uno de los acusados y también de una de las víctimas, un neonazi que fue atacado con porras y gas pimienta por un grupo de encapuchados en un bar.
Inicialmente aseguró haber reconocido entre los atacantes a una mujer, supuestamente Lina E., pero incurrió en contradicciones en su testimonio.
La defensa de Lina E. se reclamaba su libre absolución por considerar que no había pruebas contra ésta y que el juicio se fundamenta en meros «indicios». La defensa aludió asimismo a negligencias de las autoridades frente a grupos neonazis y recordó el caso del grupo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), que durante una década actuó impunemente y mató a nueve inmigrantes, además de una policía, hasta que fue descubierto a raíz de un atraco a un banco.