CANARIAS7.- Un grupo de quince personas golpearon a Conchi y Gemma, que estaban de vacaciones con sus hijos menores | «Pensé que me mataban. Mis hijos estaban en el banco llorando, gritando y tapándose la cara».
Vivimos en una sociedad que ha evolucionado en muchos aspectos a lo largo de los años. Pero tristemente y a pesar de que estamos en el siglo XXI, siguen ocurriendo episodios en los que la homofobia se lleva todo el protagonismo.
Conchi y Gemma viajaron a Madrid con sus dos hijos -de cinco y seis años-, para disfrutar de una semana de vacaciones en familia que llevaban tiempo esperando.
El pasado sábado, 20 de mayo, decidieron llevarlos a la Warner, un parque de atracciones a las afueras de la capital. Cuando se encontraban en la zona de taquillas, aparecieron dos mujeres, justo cuando Gemma puso en el suelo unos vasos de refresco que le había comprado a los niños. En ese instante, Conchi declaró que «una de ellas se metió por delante de mi pareja para sacar las cosas de la taquilla», mientras que la otra «cogió y cerró nuestra taquilla con mala actitud». Minutos más tarde, una de ellas decidió darle una patada a los refrescos sin ningún motivo.
Tanto Conchi como Gemma optaron por no entrar al trapo y se llevaron a sus hijos a comer a un banco tranquilamente, hasta que aparecieron unas quince personas más. «Mientras comíamos, vinieron un montón de gitanos. Se quedaron mirando para nosotros y diciéndonos cosas: ‘¿Qué miras? ¿qué miras?’ y empezaron a gritarnos. Mi pareja dijo: ‘no miramos nada’ y dice ‘¡bolleras de mierda!’. Entonces me levanté nerviosa, me encendí un cigarro y cuando me fui a dar la vuelta, me cogieron por la espalda, me tiraron al suelo y me patearon por todos lados». Todo esto, mientras los dos niños pequeños lloraban y sufrían al ver como golpeaban a sus madres.
Muchas lesiones, poca ayuda y nada de seguridad
«Tengo dos costillas fastidiadas, el tórax, un traumatismo craneoencefálico leve, la columna, la parte de arriba del cuello, la cintura. Me rompieron la ropa, me rompieron unos zapatos, me robaron una pulsera de oro. Las gafas me las rompieron. A mi pareja le rompieron el oído, le hicieron un desastre en el oído. El dedo se lo dejaron morado», relata Conchi, que también recalcó que tuvieron que estar en el hospital hasta las dos de la mañana debido a la grave paliza recibida.
Tanto Gemma como Conchi llamaron a la seguridad del parque de atracciones una vez lograron ponerse en pie. «Tuve que llamar a seguridad cuando pude levantarme del suelo, porque no podía. La seguridad me decía que no podían retenerlos dentro del parque, y luego fuera. Nos estaban vacilando. Solo recogieron datos a dos individuos, dos mujeres, nada más».
El domingo fueron a una comisaría de la Policía Nacional para denunciar lo sucedido, pero les dijeron que allí «no nos pueden atender, porque eso solamente es para casos de violaciones y demás».
Tuvieron que ir a diferentes comisarías, mientras iban pagando taxis -solo en uno pagaron noventa euros-, ya que no podían ir en metro, ni caminar, por las condiciones en las que se encontraban. En una de ellas «nos dijeron que el programa se había venido abajo, preguntamos que cuando volvería, que teníamos que poner la denuncia, y nos cuentan que no saben. Al final, mi pareja llamó por teléfono a la Guardia Civil de Madrid y no nos recogen la denuncia porque teníamos que irnos a las afueras de Madrid», asegura Conchi.
Luchan para conseguir lo grabado por las cámaras
Cuando por fin consiguieron encontrar una comisaría donde poner la denuncia, la abogada de Conchi le informó que «tenía que pedir las cámaras de la Warner, porque no había seguridad ni había nada, lo tuve que hacer yo. Todas las personas que habían allí eran personas que estaban mirando cómo nos golpeaban y ya está. Yo pensé que me mataban. Mis hijos estaban en el banco, llorando, gritando y tapándose la cara. Ya no solo es nuestro sufrimiento, es el de los niños y lo que se les queda grabado en sus cabezas».
En la jornada de hoy, esta pareja que quería aprovechar esta semana para relajarse y disfrutar, está intentando recuperar lo recopilado por las cámaras. El problema, que la Warner está cerrado hasta el jueves y ellas vuelven a Canarias el miércoles. Por eso, reivindican y reclaman más ayuda ante lo acontecido: «Nos han estado vacilando, nos han pegado una gran paliza y estamos intentando buscar soluciones, medios, en el cual nos puedan ayudar. Nadie nos quiere ayudar. Ni la Policía, ni los Centros de Salud, ni nada. Es una pena. Esto que hemos sufrido no nos lo merecíamos y menos por la homofobia. Estamos en el siglo XXI y la homofobia es lo menos que debería haber hoy en día. Los niños sufrieron mucho y nosotros sufrimos mucho. Tenemos dolores por todos lados».
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