EuropaSur/Gloria Sánchez Grande.- El mandato judicial concluye que no queda acreditada ninguna situación de humillación, descrédito o menosprecio a la víctima. La Inspección de Trabajo propone para sanción a la empresa tarifeña por no cumplir con las pautas previstas en el protocolo de prevención.
El Juzgado de instrucción número 3 de Algeciras ha archivado la denuncia realizada por Iván Iglesias, trabajador de Harinas de Andalucía, por un presunto delito de odio en su entorno laboral al declararse homosexual. Según un auto judicial, con fecha de 30 de noviembre y al que ha tenido acceso Europa Sur, «no ha quedado acreditado que las posibles diferencias entre los trabajadores tuvieran como único y exclusivo origen la orientación sexual del denunciante».
No constan ni capturas ni material gráfico que permitan acreditar los hechos, continúa la resolución, «siendo que ningún trabajador ha declarado que se dirigiera al denunciante de forma despectiva por su orientación sexual o que se hablara de la misma entre ellos, incluso manifiestan que la desconocían».
«A pesar de declarar que los problemas [sobre su identidad sexual] existían desde el momento inicial que empezó a trabajar en la empresa y que carecía de autoridad -prosigue el auto-, fue contratado de forma fija después de su periodo de pruebas, siendo que incluso la responsable de recursos humanos de la empresa es familiar del padre del denunciante y manifiesta que desconocía la situación».
Concluye el auto judicial que «no queda acreditada ninguna situación de humillación, descrédito o menosprecio a la víctima», por lo que se procede al sobreseimiento provisional y archivo del caso.
La versión de Iglesias
Iván Iglesias trabajaba como operador de planta química en Harinas de Andalucía, sita en Tahivilla, Tarifa, desde finales de 2020. Cuando entró en la empresa a través de un contrato en prácticas, según la versión difundida por este empleado, empezó a sufrir insultos y un trato vejatorio como consecuencia de su orientación sexual por parte de cinco compañeros de trabajo, a los que terminó denunciando penalmente.
A causa de este supuesto acoso continuado que padecía en la fábrica, el joven de 24 años y vecino de Facinas, dice que acudió en varias ocasiones al médico, incluso a Urgencias, siendo ingresado en el hospital Punta Europa de Algeciras el pasado 14 de marzo. Actualmente, Iván Iglesias se encuentra de baja por depresión y ansiedad.
«Llegué a sufrir un trastorno ansioso depresivo y no podía moverme. Un día me quedé bloqueado, como si me hubiera dado un ictus», afirma Iván Iglesias en declaraciones a esta redacción. «Ahora voy poco a poco y, sobre todo, he aprendido a no callarme», valora. «Al principio, estuve aguantando, incluso con mi familia. No quería asustarlos».
Fue entonces cuando contactó con la Asociación Roja Directa, que le ayudó a interponer una denuncia contra sus compañeros ante la Guardia Civil el 26 de julio. Dos días más tarde, Tarifa arropó a Iván Iglesias en una concentración frente a las puertas de la fábrica a la que acudieron medio centenar de personas, entre ellas representantes del equipo de gobierno del Ayuntamiento de la localidad y de otros grupos políticos, además de representantes de Comisiones Obreras.
Vejaciones en la ducha
«La apariencia del trabajador afectado es clara acerca de su pertenencia al colectivo LGTBI, lo que se une a unas categorías profesionales en la empresa que están muy masculinizadas, con un trabajo penoso y sucio que obliga a los trabajadores a ducharse al finalizar la jornada, siendo en las duchas y vestuarios donde sufría las principales vejaciones», detalla un informe redactado por Inspección de Trabajo al que ha tenido acceso este medio.
Añade el documento que estos problemas con algunos compañeros fueron puestos de manifiesto por el trabajador «desde el principio» a la responsable de recursos humanos de Harinas de Andalucía y al director gerente Industrial del centro, especializado en fabricar harina de pescado para la alimentación de animales. Sin embargo, según la investigación realizada in situ por la Inspección de Trabajo, «la empresa en ningún momento adoptó medida alguna».
La responsable de recursos humanos, continúa el citado informe, «manifiesta que no sabía nada de estos conflictos». «Únicamente reconoce que, en el momento de hacer fijo a Iván Iglesias, este refirió que, al principio de su relación laboral, sí tuvo problemas con algunos trabajadores, pero que ya estaba todo arreglado. Declara la responsable de RRHH que tiene conocimiento de tales problemas cuando habla con el padre del empleado en marzo de 2022, a raíz de su ingreso hospitalario, el cual le comunica que algunos compañeros vienen insultando y dando un trato discriminatorio a su hijo por ser homosexual», indica la inspección.
Cristóbal Iglesias, padre de Iván, es alcalde la pedanía de Facinas por el Partido Popular, además de familiar de la responsable de recursos humanos de Harinas de Andalucía.
«No tiene sangre»
La inspectora de trabajo responsable del caso entrevistó a dos jefes de sección de la fábrica quienes declararon que, si bien no habían escuchado insultos dirigidos a Iván Iglesias por parte de otros compañeros, sí eran conocedores de «algún conflicto entre ellos». Por ejemplo, cuando Iglesias «dejó una caldera en modo manual», le soltaron improperios «del tipo no tiene sangre, espabila, sácate las manos de los bolsillos… así como alguna broma en las duchas de algún compañero decirle a Iván: Dúchate conmigo que yo no tengo problema».
Asegura la víctima que en la empresa, que cuenta con unos 50 empleados, todos eran conocedores de que sufría acoso laboral. «Colgaron de mi taquilla una chapa metálica con el insulto de maricón. Todo el mundo la veía», rememora. A propósito de este incidente, apunta el auto del Juzgado de instrucción número 3 de Algeciras que «la placa metálica existía con anterioridad y que no se encontraba en su taquilla».
«A mayor abundamiento, los jefes de planta entrevistados declararon ante la inspectora que suscribe que llevaban un año de muchas averías y problemas de producción, lo cual fue corroborado por la responsable de recursos humanos, comentando una serie de averías que han tenido y que causan un cierto estrés entre los trabajadores», añaden desde la Inspección de Trabajo.
Acta de infracción
La Inspección de Trabajo considera en su informe con fecha del 24 de noviembre que Harinas de Andalucía no aplicó suficientemente las pautas de actuación previstas en su Protocolo de Prevención del acoso, en el que se indica que se iniciará el procedimiento si existe una sospecha: «La empresa se ha limitado a abrir un periodo de instrucción de tres días en el que solo contacta con los dos jefes de planta y el jefe del turno de Iván Iglesias, cerrándose tal instrucción sin adoptarse medida preventiva alguna en materia de riesgos psicosociales».
Concluye el dictamen que no llevar a cabo una adecuada y suficiente evaluación de los riesgos psicosociales y la adopción de las medidas necesarias para la protección de la seguridad y salud de los trabajadores supone una infracción de los artículos 14.2, 15.1 y 16, todos ellos de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, Ley 31/1995 de 8 de noviembre, «lo que ha motivado la extensión de la correspondiente acta de infracción con incoación de procedimiento sancionador».
El dictamen de la Inspección deja abierta la puerta a futuras actuaciones en el caso de que Iván Iglesias quiera recurrir al Juzgado de lo Social en demanda de los derechos que le han sido cercenados. «No estoy capacitado para volver a ese ámbito de trabajo», responde el afectado cuando se le pregunta si regresará a Harinas de Andalucía cuando reciba el alta médica.
La versión de Harinas de Andalucía
La versión aportada por Harinas de Andalucía dista mucho de la del trabajador. Según el abogado de la empresa tarifeña, Iván Iglesias cometió «una grave negligencia» durante su turno del 2 de marzo de 2022 que provocó «daños económicos cuantiosos, valorados en 10.000 euros, y perjuicios en el sistema productivo», al dejar una de las válvulas en modo manual, un hecho que menciona el informe elaborado por Inspección de Trabajo.
«Este operario se encontraba de turno de tarde como operador de máquinas y, sin indicación de ningún mando intermedio, conectó las bombas de alimentación de aguas de caldera de vapor en forma manual, cuando en producción siempre están en automático», detalla el abogado. «Al estar las bombas en manual, la caldera fue alimentada de agua hasta llegar a inundar toda la línea de producción».
En conversación con Europa Sur, añade el letrado que Iván Iglesias no fue sancionado a raíz de esta negligencia porque, al día siguiente, notificó a la empresa, vía telefónica, su intención de causar baja voluntaria.
El 5 de marzo, Iglesias envía un mensaje de Whatsapp a la responsable de recursos humanos con el siguiente contenido: «He estado un poco agobiado y con mucho estrés interno, no veía luz más allá de todo. Yo, como os conté, estoy muy bien allí y no quiero irme de la fábrica, perdona, pero yo voy a seguir trabajando y a ver como estoy, ya hablamos. Muchas gracias”. Dos días más tarde, el 7 de marzo, se le responde: «Iván, buenas tardes, lo siento mucho, pero ya no puedo deshacer la decisión ya que estaba comunicada y autorizada la nueva contratación».
Pregunta entonces el empleado si la empresa va a tramitar su caso como un despido y argumenta que la causa de dejar la caldera en modo manual es por el acoso que ha sufrido: «Me está dando ansiedad y no veía solución». El 9 de marzo, Iglesias presenta una baja por ansiedad con motivo de un vídeo «que supuestamente grabaron diciendo cosas mías por mi condición sexual, que algo he oído, pero la verdad cierta no la sé, sólo sé que me ha afectado», escribe el trabajador a través de Whatsapp. «Ya estoy en tratamiento, con lo cual espero que me ayude a superar lo que he vivido».
El abogado de Harinas de Andalucía asegura que la empresa tarifeña va a recurrir la propuesta de sanción ordenada desde la Inspección de Trabajo.