EUROPA PRESS. – La ONG Human Rights Watch (HRW) ha calificado la represión producida entre las fuerzas iraníes y los manifestantes el 30 de septiembre de 2022, conocido como «Viernes Sangriento», como la jornada más mortífera del año.
Según ha denunciado la ONG, las autoridades iraníes mataron a la mayor cantidad de personas en un día durante las protestas en la ciudad de Zahedan e instan a la recién creada misión de investigación de Naciones Unidas a prestar más atención a los abusos de la fuerza policial cometidos en las regiones de Irán con una mayor presencia de minorías. En el caso de la ciudad de Zahedan, existe una numerosa población baluchi provenientes de la provincia de Sistán-Baluchistán.
En su denuncia, HRW ha documentado con más de 50 vídeos y fotografías los disparos producidos contra manifestantes y transeúntes que fueron compartidos por el grupo iraní de Derechos Humanos Haalvsh.
Según ha afirmado la ONG, al menos doce personas murieron, entre ellas un menor, y una treintena resultó heridas el 30 de septiembre, aunque advierten que las cifras reales podrían ser mucho más elevadas.
«El número de manifestantes y transeúntes abatidos por las fuerzas de seguridad iraníes el ‘Viernes Sangriento’ fue el mayor número de muertos en un solo día durante las protestas, pero no se ha detenido a ningún responsable», ha confirmado la investigadora principal sobre la región en HRW, Tara Sepehri Far.
«La inmensa brutalidad del Gobierno ha llevado al centro de las protestas las luchas de comunidades olvidadas durante mucho tiempo, como Zahedan», ha añadido.
Durante el 30 de septiembre, las personas salían de la oración del viernes de la Grand Mosalla de Zahedan a mediodía cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a disparar gases lacrimógenos y balas contra un grupo de jóvenes manifestantes que se dirigían a una comisaría de Policía.
Por su parte, la ONG Amnistía Internacional recoge que el número de víctimas tras el altercado se sitúa en al menos 66 personas, así como centenares de heridos, lo que la sitúa en el día más mortífero registrado desde que las protestas por la muerte de Mahsa Amini comenzaran a extenderse por Irán.
La ONG Human Rights Watch (HRW) ha calificado la represión producida entre las fuerzas iraníes y los manifestantes el 30 de septiembre de 2022, conocido como «Viernes Sangriento», como la jornada más mortífera del año.
Según ha denunciado la ONG, las autoridades iraníes mataron a la mayor cantidad de personas en un día durante las protestas en la ciudad de Zahedan e instan a la recién creada misión de investigación de Naciones Unidas a prestar más atención a los abusos de la fuerza policial cometidos en las regiones de Irán con una mayor presencia de minorías. En el caso de la ciudad de Zahedan, existe una numerosa población baluchi provenientes de la provincia de Sistán-Baluchistán.
En su denuncia, HRW ha documentado con más de 50 vídeos y fotografías los disparos producidos contra manifestantes y transeúntes que fueron compartidos por el grupo iraní de Derechos Humanos Haalvsh.
Según ha afirmado la ONG, al menos doce personas murieron, entre ellas un menor, y una treintena resultó heridas el 30 de septiembre, aunque advierten que las cifras reales podrían ser mucho más elevadas.
«El número de manifestantes y transeúntes abatidos por las fuerzas de seguridad iraníes el ‘Viernes Sangriento’ fue el mayor número de muertos en un solo día durante las protestas, pero no se ha detenido a ningún responsable», ha confirmado la investigadora principal sobre la región en HRW, Tara Sepehri Far.
«La inmensa brutalidad del Gobierno ha llevado al centro de las protestas las luchas de comunidades olvidadas durante mucho tiempo, como Zahedan», ha añadido.
Durante el 30 de septiembre, las personas salían de la oración del viernes de la Grand Mosalla de Zahedan a mediodía cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a disparar gases lacrimógenos y balas contra un grupo de jóvenes manifestantes que se dirigían a una comisaría de Policía.
Por su parte, la ONG Amnistía Internacional recoge que el número de víctimas tras el altercado se sitúa en al menos 66 personas, así como centenares de heridos, lo que la sitúa en el día más mortífero registrado desde que las protestas por la muerte de Mahsa Amini comenzaran a extenderse por Irán.