Vozpópuli/REGINA MARÍN LATONDA.- Varios estudios, tanto nacionales como internacionales, desvelan que la edad es la causa de desigualdades en el ámbito laboral en hasta un 25% de los casos. El género solo lo es en el 18% de las ocasiones.
Ni el género ni la raza ni la orientación sexual son los principales motivos de discriminación laboral, pese a que son los colectivos que más ruido hacen y los que más derechos reclaman. Varios estudios, tanto nacionales como internacionales, desvelan que la edad es la causa principal de desigualdades en el ámbito laboral, aunque no sea una realidad tan conocida porque no tiene detrás ni un ministerio ni cientos de organizaciones que defiendan la causa.
El último organismo que ha dado la vuelta a los argumentos de Igualdad, que defiende que las mujeres son las que más sufren las desigualdades en el trabajo, ha sido el observatorio internacional Cegos. En su informe ‘Diversidad e inclusión en las organizaciones: los retos relacionados con las habilidades en una transformación cultural‘ informan de que la forma de discriminación en el ámbito laboral más frecuente es la edad, en un 25% de los casos.
Ni siquiera el segundo puesto de discriminación es el género. Este estudio apunta que en un 19% de ocasiones el motivo es el estado de salud. El informe, fruto de los resultados de una encuesta en la que participaron 4.007 empleados y 420 Directores y Responsables de RRHH (DRH) de Francia, Alemania, Italia, España, Gran Bretaña, Portugal y Brasil, continúa la lista con la discriminación por género (18%) y por la apariencia física (16%).
También confirma esta realidad un estudio realizado por la consultora PwC que señala que el 50% de los europeos (y el 40% de los españoles) aseguran que en algún momento de su carrera han sentido discriminación. De ese 50%, el 22% de las veces ha sido porque por la edad han sido rechazados en algún proyecto de desarrollo o de formación en su carrera profesional. En este estudio, la discriminación por género se reduce y apuntan a que solo ocurre en un 14% de las veces.
Desigualdades por ser demasiado mayor
Aunque es cierto que las personas jóvenes se encuentran con grandes problemas a la hora de encontrar oportunidades laborales, tanto de inserción como de ascenso y de condiciones económicas, quienes realmente sufren discriminación son, según los distintos estudios, las personas mayores de 55 años. Así lo apunta también el artículo ‘La discriminación de las personas mayores en el ámbito laboral‘ hecho por el patronato HelpAge International España.
Su principal conclusión es que las personas que han pasado esa edad son las que sufren mayores inseguridades en el ámbito del trabajo y un mayor nivel de desempleo y precariedad. De hecho, los datos confirman que los trabajadores de este rango de edad tienen más posibilidades que los jóvenes de estar en el paro durante más de doce meses. Los datos de la Encuesta de Población Activa son una muestra de ello: de los casi tres millones de parados, el 28,66% forman parte del grupo de 55 o más.
El autor del informe ‘Centrándonos en la inequidad en el empleo: cómo podemos ayudar‘ y realizado por Hays Helps, una empresa especializada en selección de personal, explicó al periódico especializado 65 y más que «las personas mayores se enfrentan a un riesgo más acuciante de perder el empleo que las más jóvenes, pues se enfrentan a dificultades mucho mayores o incluso, en muchas ocasiones, a una absoluta imposibilidad de retorno al mercado de trabajo«.
Los motivos de la discriminación laboral a los ‘senior’
Son varios los motivos que configuran esta desigualdad por la edad que, aunque aparentemente puede parecer que la sufren principalmente los más jóvenes, las víctimas son el grupo de más de 55 años. En este sentido, el estudio de HelpAge explica que «evidentemente, la discriminación por edad afecta a las personas jóvenes, que soportan estereotipos vinculados a su supuesta falta de fiabilidad, a su escasa formación profesional o experiencia, a su menor compromiso con el proyecto empresarial y, en general, a su menor estabilidad personal. Pero, sin duda, repercute con mayor intensidad en las mayores, sobre todo para que puedan mantenerse y desarrollarse en el mercado de trabajo en un ambiente hostil».
Por un lado, la discriminación en la «madurez vital y profesional» se produce porque las personas de más de 50 años son el «objetivo prioritario de las reestructuraciones empresariales». Y cuando se produce esta reestructuración, normalmente «influida por estereotipos de la edad y revestidas de una apariencia de racionalidad económica», las personas de esta edad tienen serias dificultades para retornar al mercado de trabajo.
Además, «el conocimiento, la experiencia y la lealtad de los profesionales de la edad adulta» hacen que sea un gasto económico mayor para las empresas por lo que se prioriza a personas de otros segmentos para ahorrar. El 68% de los profesionales de esta edad siente que el mercado laboral está cerrado para ellos a partir de los 55 años; el 24% se siente obligado a jubilarse antes por este motivo y el 33% asegura haber perdido interés en su trabajo debido a la falta de oportunidades de desarrollo.
En este sentido, los expertos añaden además el problema de la rápida y continua tecnologización de la sociedad y de las empresas, a la que les cuesta adaptarse y que por lo tanto, supone un motivo más de exclusión.