Un informe policial constata que el Deportivo alertó del viaje de sus ultras a las fuerzas de seguridad. El riesgo se descartó porque los radicales coruñeses no habían logrado entradas
J. PRECEDO / P. O. DOLZ. EL PAÍS.- Un informe policial ratifica que el Deportivo de La Coruña comunicó a las fuerzas de seguridad que sus aficionados ultras estaban planeando un viaje al Vicente Calderón y también su costumbre de intentar contratar autobuses fuera de la provincia para no levantar sospechas sobre sus intenciones. Así lo hizo la semana pasada el coordinador de seguridad del club, Juan Lagarda, quien telefoneó al jefe de seguridad del partido, un mando policial de Madrid, y al inspector responsable de eventos deportivos del Cuerpo Nacional de Policía en A Coruña.
“Dicho coordinador de seguridad informa al jefe de seguridad del partido de que, al parecer, podrían viajar los Riazor Blues, pero que no puede aportar más datos puesto que es posible que esa peña haya contratado autobuses en provincias limítrofes”, narra textualmente el informe de la policía, analizado ayer por los integrantes de la Comisión Antiviolencia en su reunión de urgencia. En esta cita de urgencia se estudiaron los graves enfrentamientos que el domingo protagonizaron los ultras atléticos y coruñeses en la ribera del Manzanares. En la reyerta murió el hincha deportivista Francisco Javier Romero Taboada, de 43 años. La autopsia reveló ayer que sufrió un traumatismo craneoencefálico y el estallido del bazo, probablemente al ser golpeado con una barra de hierro.
El informe interno de la policía señala que el coordinador de seguridad del Deportivo pidió además tener en cuenta “la muy buena sintonía” entre los Riazor Blues y Bukaneros, la peña radical del Rayo Vallecano. El riesgo se descartó, según fuentes de Antiviolencia, porque tanto los responsables de seguridad como el directivo coruñés dieron por hecho que los ultras no habían logrado entradas para acceder al estadio madrileño.
El delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, aseguró ayer que la información recibida por el mando policial en A Coruña fue trasladada a sus compañeros en la capital de España: “Nosotros pasamos a Madrid la información pertinente”. No dio más detalles porque “son confidenciales, mientras haya una investigación en marcha”.
Casi a la misma hora, tras la reunión de Antiviolencia en el Consejo Superior de Deportes, comparecía la cúpula de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para avanzar algunas conclusiones de las pesquisas. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, admitió que los investigadores tenían “sospechas”, pero no la certeza de que los radicales coruñeses intentarían plantarse en el Calderón. Lo aseguró con estas palabras: “Teníamos conocimiento de que algunas peñas se iban a desplazar, pero no se tenía información de ningún autobús con ultras. Había sospechas de que podrían intentarlo, pero no de que se fuesen a desplazar en uno o dos autobuses”, sostuvo el máximo responsable de la policía.
La controversia es clave porque, de conocerse el viaje de ese autobús repleto de ultras al Manzanares, Antiviolencia habría declarado el partido de alto riesgo, y el dispositivo de seguridad habría multiplicado por 10 el número de agentes desplegados (de 160 a 1.500) y obligado a custodiar a los autocares coruñeses desde 30 kilómetros antes de llegar a la capital de España. Y las dos aficiones, que a primera hora del domingo se molieron a palos y cuchilladas en el parque de Madrid Río, no se habrían cruzado.
El hecho de que no se constatasen operaciones raras ni por los cauces habituales para que los Riazor Blues pudieran hacerse con localidades en el Calderón motivó que Antiviolencia, en la reunión del jueves, ni siquiera entrase a valorar el riesgo del Atlético de Madrid-Deportivo. “No llegó a tratarse”, asegura uno de los presentes en dicha reunión.
La hipótesis con la que trabaja ahora la policía es que fue la Federación de Peñas del Deportivo la que, sin avisar al club ni a la policía, puso 100 entradas a disposición de los ultras violentos. 68 de ellas con números correlativos fueron incautadas el domingo. Quien las recibió fue el ultra Raúl Pereiro, uno de los arrestados. Según algunas fuentes, esa información fue corroborada ayer por directivos del club coruñés.
Los investigadores han constatado además que los dos autocares fletados por los Riazor Blues se contrataron en Lugo para no dar pistas del viaje a la policía. El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, insistió ayer: “Los hinchas violentos hicieron lo posible por escapar a los controles. Hubo una intención deliberada de eludirlos”.