La Verdad.- Una de las compañeras argumentó que «mis padres se han enterado de que eres moro y dicen que no te quieren aquí».
«Se me viene el alma al suelo», comenzaba a contar Elena Carrasco en su perfil de Twitter al inicio de un hilo de «racismo puro y duro». La usuaria @elenaacarrasco relató en varias publicaciones lo que le ha sucedido a Saad, uno de sus compañeros de trabajo al intentar buscar piso en Almería. Se trata de la primera vez que el joven, de unos 20 años, va a vivir fuera de su casa «porque precisamente el trabajo se lo permitía económicamente». Parecía haber encontrado una habitación que cubría sus necesidades y se encontraba ilusionado, sin embargo, no se esperaba el rechazo que sufrió después.
El chico encontró el anuncio de una habitación en alquiler en un piso a compartir con tres compañeros. Tras ver el piso y tener un primer contacto con los inquilinos, Saad decidió quedarse en el apartamento, por lo que llegó a firmar el contrato y recibir las llaves. «Me voy súper feliz y al rato recibo un mensaje», cuenta el joven a es.decirdiario, después de que el hilo de Twitter se hiciese viral. La compañera le decía que tenía que hablar con él en persona, por lo que el chico tuvo que volver al piso, aunque ya es imaginaba que había algún problema.
Una vez allí la chica, con los ojos llorosos, le contó lo que sucedía: «Su padre se había enterado de que yo era marroquí y le había dicho que de ninguna manera iba a convivir con un moro ni con un gitano porque había tenido malas experiencias. Le dio a elegir. O ella o yo», afirma Saad. El joven, perplejo y casi sin poder reaccionar, le pedía una oportunidad para conocerse, a lo que la compañera aseguraba que lo había intentado y les había dicho a sus padres que «era un chico majo, que vestía bien, que tenía un buen trabajo».
Ante la desagradable situación, el joven también recibió los comentarios de los otros dos compañeros que afirmaban que los tres eran amigos y no se iban a separar: «Yo tuve claro que me iba y así se lo hice saber. Cedí y les pedí mi dinero». Con la impotencia y la rabia de lo sucedido, Saad insiste en que ella no es la casera: «Me han rechazado porque los padres de una compañera no quieren que su hija conviva con un moro». Además no duda en destacar un detalle sobre el resto de los compañeros, pues uno de ellos era latino: «¿Acaso hay extranjeros de primera y tercera?», critica.
Tras los acontecimientos y aún con el dolor del racismo sufrido, Saad sigue buscando habitación en Almería por unos 150 euros, tal y como pide Elena en su publicación de Twitter: «Es un compañero de trabajo excelente, bueno, responsable, alegre… Un muchacho de 20 años con ganas de prosperar en la vida», describe la amiga de Saad. Por eso pide ayuda para encontrar una habitación «donde lo traten con el respeto que todo el mundo merece y lo hagan sentir en casa».