El Español.- Tras conseguir dos oros en los JJOO de Invierno, la snowboarder de 18 años criada en EEUU optó por representar a China y sufre insultos en las redes.
Eileen Gu es una deportista odiada y amada a partes iguales. La doble campeona olímpica en la modalidad de esquí acrobático de estilo libre (dos medallas de oro en Pekín 2022) tiene también una doble vertiente. La californiana que creció esquiando y la mujer china que cobra la herencia de su madre y habla mandarín. Ha pasado de ser una modelo mimada por Louis Vuitton e ícono estadounidense a representar a China recibiendo honores de reina y contratos de gigantes locales como Bank of China, Anta y Jd. Eso le ha supuesto ser víctima de la xenofobia antiasiática de Estados Unidos, pero también críticas desde Asia.
Gu lo hizo por su madre, pero se ha convertido en una víctima política entre dos naciones divididas por gélidas relaciones bien representadas por el boicot diplomático a la administración Biden en los Juegos Olímpicos. Fox News la conoce como «la hija ingrata de América«. En su regreso a Estados Unidos se ha desahogado: es víctima de haters, de ataques que no esperaba y que está padeciendo. Su elección de vida y su exposición en las redes sociales se ha convertido en una peligrosa combinación.
Apareció en el popular programa matutino de NBC, ‘Today Show‘. Pero es en ‘Summit‘ de ESPN donde reveló su historia desagradable, principalmente atribuibles a la elección de convertirse en china para su actividad deportiva. «Había tantas grandes modelos femeninas en los Estados Unidos que admiré mientras crecía, mientras que en China no había nada parecido. Puedo repetir cien veces que estoy haciendo todo esto porque quiero inspirar a más chicas en el deporte. Hago esto porque quiero introducir a los niños al estilo libre y representar mi herencia china y la de mi madre», recalcó.
«Si la gente no lo cree y me desestima diciendo: ella lo está haciendo por esta razón o por la otra. No puedo evitarlo», explica. En el momento en que podría disfrutar de los beneficios de los Juegos Olímpicos, hay mensajes de odio y acoso en sus redes. «Sería fácil decir: No me importa. Pero por el amor de Dios, solo tengo dieciocho años». El flujo negativo en su contra no sería solo de estadounidenses traicionados por su elección, sino también de chinos que la acusan de una vida privilegiada.
EEUU en contra
Lok Siu, profesor de estudios americano-asiáticos de la Universidad de Berkeley, interpretó la relación con los campeones de origen asiático como una vieja lacra de la sociedad made in USA: «La violencia impulsada por la xenofobia antiasiática es una tradición americana, sobre todo en tiempos de crisis La constante recreación de la idea profundamente arraigada de que los asiático-estadounidenses son extraños y por lo tanto no pertenecen a los Estados Unidos».
Las frases de Eileen Gu para justificar la ya famosa mudanza de Estados Unidos a China en 2019 parecen casi ingenuas: «Estoy haciendo todo lo posible para hacer del mundo un lugar mejor a mi manera», explicaba. Entre sus tres millones de seguidores en Weibo, entre los quinientos mil en Instagram, no todos están de acuerdo. Su aparición en la Met Gala se convirtió en el segundo tema más comentado en la plataforma china. El hashtag #EileenGuMetGalaRedCarpet ahora se ha visto más de 250 millones de veces.
La semana pasada, Gu dividió las opiniones con una publicación aparentemente inocua en la que se despedía de China mientras se dirigía a EEUU para estudiar. Escribiendo a sus 6,8 millones de seguidores en Weibo, la esquiadora simplemente publicó: «Gracias, China», con un emoji de la bandera china y un corazón. Pero, algunos internautas la acusaron de actuar «como una extranjera», mientras que otros se preguntaron por qué no dijo «gracias, patria» o «gracias, mi país».
Con numerosas ciudades chinas experimentando confinamientos o empeorando los brotes de Covid-19, Gu también ha enfrentado críticas sobre el momento de su partida. Algunos internautas señalaron el contraste entre la aparición de la estrella en la Met Gala y la situación que enfrentan millones de personas en China. «Si la epidemia continúa, la economía continúa cayendo y la gente común perderá aún más la capacidad de empatizar con estos campeones, que no tienen que preocuparse por la comida o la ropa, aunque Eileen sea inocente», escribió un usuario de Weibo.