El Periódico.- La policía alerta del incremento de menores que, «para presumir» dicen pertenecer a los Trinitarios o a los DDP y acaban siendo agredidos: «Se ponen una diana en el pecho»
Las niñas de Madrid ya no quieren ser princesas, cantaba Joaquín Sabina el siglo pasado. Y en 2022 decenas de adolescentes de clase media presumen, casi siempre en redes sociales, de ser miembros de bandas latinas; es decir, juegan a ser miembros de los Dominican Don’t Play o Trinitarios. Y se exponen, ya está ocurriendo, a sufrir chantajes, amenazas, extorsiones y agresiones de los verdaderos pandilleros de DDP o Trinitarios, que les llaman con desprecio «bulteros».
La policía, según ha sabido CASO ABIERTO, canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, ya ha alertado del peligro de esa moda de imitación entre los adolescentes. Cada semana, los encargados de la lucha contra las bandas juveniles de origen latino reciben entre diez y doce alertas de incidentes que en su mayoría sufren estos «bulteros» en institutos de Madrid.
Un cuchillo en su mochila
M. colocó un corazón verde (símbolo de la banda de los Trinitarios) en la cabecera de su perfil de Instagram. Y grabó vídeos de TikTok haciendo gestos como si fuera un miembro de la banda. En realidad, no lo es, nunca lo ha sido. M. vive con sus padres en un buen barrio al norte de Madrid, pero un día su madre le pilló cuando había metido en su mochila un cuchillo para ir al instituto. Supuestos pandilleros de los DDP habían visto su perfil en Instagram y fueron a por él. M. era un «bultero», un impostor, alguien que es un farsante y merece castigo.
La policía advierte de esta moda de «imitación» entre adolescentes que «juegan» a presumir de ser miembros de bandas latinas o conocer gente dentro de ellas. «Es importante que los chavales sepan que colocar un corazón verde (trinitarios) o negro (DDP) en sus perfiles de redes sociales o grabar vídeos imitando sus gestos significa directamente que se están poniendo una diana en el pecho«, subrayan fuentes policiales.
Por jugar a ser pandilleros, varios jóvenes han sufrido ya agresiones de supuestos pandilleros rivales, también de los que dicen ser los verdaderos jefes de su banda en su barrio e incluso extorsiones y estafas. Se ha dado el caso de adolescentes que después de significarse en redes sociales como simpatizantes de los Trinitarios han recibido el mensaje de otros jóvenes. «Les dicen que ellos son los verdaderos Trinitarios en la zona y que debe pagarles dinero. Algunos lo han hecho». Tras el asesinato en la calle Atocha del joven Jaime Guerrero, alias Pepe, futbolista cadete y simpatizante de Trinitarios, los episodios de bulteros y represalias de supuestas bandas auténticas se han disparado.
Machacar al más débil
«Un chaval de un instituto pone en sus redes un símbolo de Trinitarios; otros de su mismo instituto lo ven y ponen uno de DDP; luego, se encuentran en el colegio y van a por él. En la mayoría de estos episodios ni las víctimas ni los agresores son miembros de bandas», subrayan fuentes policiales, que explican que «lo de las bandas es solo un pretexto para machacar a otro más débil, es el bullying de instituto de toda la vida, vestido con otras excusas: los mods y los rockers, el Madrid y el Atleti…».
Se están produciendo también episodios de extorsiones a menores de edad que se han significado en redes sociales a favor de una u otra banda. Otros chavales les quitan dinero a cambio, les dicen, de no avisar a la banda rival. La mayor parte de las veces son estafas.
Redes sociales
Las fuentes consultadas sitúan el origen de este aluvión de adolescentes que juegan a ser pandilleros en la pandemia de coronavirus y el confinamiento. «Hemos notado un cambio muy grande. Muchos chavales de 12 o 13 años pasaron el confinamiento jugando y experimentando en redes sociales, especialmente Instagram y TikTok. Se aburrían, acabaron cayendo en esto y ahora tienen 14 o 15 años».
El riesgo no es pequeño. La policía ha dado instrucciones a las comisarías de varios distritos madrileños para que expliquen en los institutos y otros canales de participación ciudadana los riesgos de convertirse en «bulteros», voyeurs o groupies de las bandas latinas. En varios casos de menores apuñalados en Madrid desde que empezó el año, los autores no conocían siquiera el nombre real de sus víctimas. En sus confesiones ante la policía solo saben señalar el nombre del perfil de Instagram del joven al que habían acuchillado. De allí les conocen, allí les identifican como enemigos y eso basta para que sean su objetivo si los ven en el instituto, el parque o el transporte público.