DANIEL FRAILE. SHANGAY.- Si la severa ley propuesta por el Sultán de Brunei sale adelante, ser gay en el país podría estar condenado hasta con la muerte por lapidación. Como muestra de oposición a sus leyes homófobas, la liga de rugby australiano (AFL en sus siglas en inglés) ha retirado de entre sus patrocinadores a la compañía aérea de Brunei.
Una campaña en Internet buscó apoyos para que los responsables de la liga tomaran partido para combatir la homofobia y mandaran un mensaje firme –y doble– al sultanato: matar a la gente por su condición sexual no solo está mal, sino que es malo para los negocios. La llamada de atención surtió efecto el pasado 18 de septiembre, cuando la AFL anunció que retirará el anuncio de Royal Brunei Airlines de su final de liga, uno de los eventos deportivos más seguidos en el mundo, que tiene previsto celebrarse dentro de dos semanas en Australia. Una respuesta contundente con la que explicar al país que atentar contra los derechos del colectivo LGTB no solo le cuesta su reputación internacional, sino también millones de euros invertidos en una campaña de publicidad que no verá la luz.
