Confilegal.- La eurodiputada de Cs ha presentado hoy, en Madrid, ‘Cartografía del odio’, un estudio sobre 80.000 datos relativos a incidentes de odio ocurridos entre 2015 y 2020 en seis países europeos, entre ellos, España
La eurodiputada de Ciudadanos y vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE) del Parlamento Europeo, Maite Pagazaurtundúa, ha presentado hoy, en Madrid, el libro ‘Cartografía del odio’, el resultado de más de dos años de investigación sobre los incidentes y delitos de odio y discriminación registrados de 2015 a 2020 en seis países de Europa, entre ellos España, y que «abre los ojos sobre una realidad que crece imparable y que provoca miles de víctimas, aunque el 90% de ellas no denuncia».
«Nueve de cada diez personas que han sufrido agresiones en Europa por motivos de odio o discriminación no denuncian los hechos», ha informado.
Este trabajo, impulsado por Pagazaurtundúa, junto a su Oficina en el Parlamento Europeo y en colaboración con expertos en esta materia, se apoya en una base de 80.000 datos de fuentes oficiales, organizaciones de la sociedad civil y datos de la propia investigación recogidos en seis países de la Unión Europea: España, Alemania, Francia, Italia, Hungría y Polonia. Junto a una radiografía europea, incluye una nacional, de forma que se pueden observar los rasgos comunes y los específicos.
Entre sus conclusiones destaca que «pervive el racismo y la xebofobia como principal motivación en casi la mitad de los incidentes censados«, y aparecen nuevos detonantes como la aporofobia o la disfobia (rechazo a personas con discapacidad), ha explicado Pagazaurtundúa, en una rueda de prensa en Madrid, celebrada en el Auditorio del Colegio Oficial de Arquitectos, en el marco del Día Internacional para la Tolerancia.
Además, ha puesto el foco en el incremento de las agresiones por intolerancia política en España.
En el acto también han intervenido dos de los expertos que han colaborado en el trabajo, Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, y Enrique Baca, catedrático en Psiquiatría, así como la vicealcaldesa de la capital y responsable de la Oficina de Víctimas del Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís.
Pagazaurtundúa ha subrayado que el bien jurídico que se ataca es la dignidad intrínseca de la persona, sus libertades y Derechos Fundamentales inherentes, y que, por ello, hay que evitar interpretaciones erróneas, excluyentes y discriminatorias, sin reduccionismos y universalizar la protección de la víctima de crimen de odio, una reivindicación reiterada por Movimiento contra la Intolerancia.
Esteban Ibarra ha insistido en que se avance hacia una legislación integral de protección universal de la víctima del delito de odio, y que se impulse la educación en valores cívicos para la convivencia democrática. Además, ha puesto el foco en que la víctima es la gran olvidada, y ha recordado episodios recientes de hispanobia en Cataluña, recogidos por el Obvervatorio Cívico de la Violencia Política.
Por su parte, Enrique Baca ha incidido en que «los delitos de odio son la punta del iceberg: debajo están ocultas las conductas de odio y es necesario identificarlas», buscar las causas profundas del odio social para erradicar el problema. Ha explicado que en la construcción del enemigo no hay un proceso natural, sino que son construcciones sociales.
Villacís ha recordado que ella misma sufrió un terrible escrache estando embarazada, a escasos días de dar a luz, a manos de extremistas de izquierda, y que «desde algunos partidos normalizaron ese acoso». También ha manifestado en que «cuando la sociedad civil normaliza actos como los escraches, está normalizando la violencia» y que ese es el primer éxito de los violentos.
«Este trabajo discurre a través del infierno. Como ciudadanos, estamos obligados a dejar las cosas mejor de cómo las encontramos y la realidad de estos incidentes nos obliga a intentar achicar el infierno con políticas públicas eficaces», ha expuesto la eurodiputada de Cs.
Según ha informado, los datos oficiales reflejan en el citado periodo 32.226 incidentes motivados por odio al diferente, el 12,28% de ellos en España. «El racismo y la xenofobia son los catalizadores principales, casi el 60% de los delitos registrados. Sin embargo, son la intolerancia religiosa y el rechado a la orientación sexual los que crecen enormemente», ha informado.
En cuanto a los datos de la sociedad civil, hay casi 6.000 actos de odio denunciados por 141 organizaciones, asociaciones y medios de comunicación, el 22,7% ocurridos en España, «donde crecen los incidentes por intolerancia política, la cifra más alta en los seis países del estudio, con 464 casos».
Del estudio también se desprende que «en una relevante cantidad de incidentes o delitos de odio, pueden observarse motivaciones de intolerancia y hostilidad múltiples» y que un 25% de los actos son agresiones violentas.
Los ataques contra simbología cristiana catalizan en términos relativos la mayor parte de incidentes de baja intensidad en los países analizados, seguido de los antisemitas.
ADVIERTE QUE ‘SI NO HAY DENUNCIA, NO HAY CONDENA Y CRECE LA IMPUNIDAD’
Pagazaurtundúa también ha advertido que «nueve de cada diez casos no se denuncian, lo que quiere decir que son cientos de miles los que ocurren en realidad». Ha indicado que «la mayoría de víctimas no denuncia, porque no se reconoce como tal o porque cree que no servirá de nada», y ha hecho hincapié en que «si no hay denuncia, no hay condena y crece la impunidad».
En las conclusiones del estudio se precisa que «cuando hablamos de ataques a las personas, presentar una denuncia supone muchas veces un paso difícil por el estigma social que la persona puede arrastrar, por dificultad para expresarse, vergüenza o incluso miedo a represalias» y se remacha que «la subnotificación o infradenuncia consolida un nivel de impunidad perjudicial para las víctimas y cronifica la base de los prejuicios y hostilidad».
El libro saca del anonimato a las víctimas mortales de los delitos de odio (87 identificadas) y de crímenes de odio terroristas (310). Todas ellas quedan recogidas con nombres y apellidos «por una cuestión de dignidad». Son víctimas de xenofobia, racismo, homofobia, odio político, antisemitismo, islamofobia, pero también víctimas por ser pobres (aporofobia) o por tener una discapacidad, y otras formas de intolerancia.
Presenta, además, decenas de casos concretos de agresiones, dónde ocurrieron, con qué consecuencias para las víctimas, y si hubo detenidos. «No querer ver, escuchar o hablar de una realidad o no nombrar a una víctima supone invisibilizarla. Por eso, nuestro esfuerzo va encaminado a entender e identificar, para tener mejor calidad de datos, para mejorar el análisis compartido y generar políticas públicas que reduzcan el infierno», ha explicado Pagazaurtundúa.
La eurodiputada ha recordado que creció en un entorno social de intolerancia y odio político y que conoce empíricamente el acoso, la hostilidad y la intolerancia. ETA asesinó a su hermano Joseba, militante del PSE, en 2003 tras años de amenazas, acoso y agresiones. Tras el crimen, años después, Pagazaurtundúa salió del País Vasco. «Nos dimos cuenta de que nuestras hijas estaban viviendo en un entorno muy hostil para identificar el bien y el mal y pensábamos que eso les iba a generar enormes problemas», explicó en una entrevista en Confilegal.
La eurodiputada ha manifestado que esta obra es «un imponente trabajo de documentación porque sin datos no es posible afrontar esta realidad ni impulsar políticas bien enfocadas para contrarrestarla, pero también propone una reflexión sobre qué es el odio y el delito de odio, su naturaleza y manifestaciones, la vertiente jurídica, su regulación, la protección de las víctimas».
También ha destacado que «Internet y las redes sociales son un hábitat perfecto, también para la polarización oportunista, y que requiere políticas bien orientadas para detener su expansión». «Las víctimas son personas, pero está en juego también la calidad de la propia democracia«, ha advertido.
En las conclusiones de este estudio se resalta, asimismo, que «como en una pescadilla que se muerde la cola, no existe una armonización a nivel europeo de los delitos de odio», y que «incluso sobre la motivación de racismo y xenofobia, la Decisión Marco del Consejo Europeo de 2008 que penaliza el odio por racismo y xenofobia no se ha transpuesto en todos los Estados miembro de la Unión Europea, y en 2021 hay 13 procedimientos de infracción abiertos a causa de la no transposición».
En la obra se señala que «la Comisión Europea desea iniciar el complejo proceso de convertir el delito de odio en un delito grave en la Unión Europea, con una dimensión transfronteriza, que supondría compartir criterios comunes en los códigos penales». Esto requerirá, según afirman los investigadores, «definiciones claras, análisis coherentes y la armonización a nivel penal».
En este sentido, Esteban Ibarra ha reclamado una Directiva Europea contra los Delitos de Odio.
En la base de los fenómenos de odio, en la obra se señala el lenguaje. En este sentido, explica que «el proceso de construcción del enemigo es complejo y supone una progresiva y deliberada ‘deshumanización’ del otro, de forma que se le acaba desposeyendo de cualquier rasgo o característica humana. Este proceso es esencialmente lingüístico». Añade que en el desarrollo del odio social participa una afiliación incondicional que desarrolla un claro sentimiento de pertenencia y una conciencia de victimismo con respecto al «enemigo».
También se pone de manifiesto que no todo el discurso de odio, pero requiere la atención de todos nosotros, porque en función del emisor las ondas de envenenamiento son más intensas. «No es lo mismo intoxicar desde el extrarradio de la opinión pública, que desde su centro. No es lo mismo hacerlo desde la marginalidad que desde una posición de representación política o desde las instituciones o un gobierno. Hay mucha zona gris difícil de delimitar», expone.
Sin embargo, se recuerda que «el discurso de odio puede conducir a graves violaciones de Derechos Humanos» y que el problema traspasa fronteras nacionales, «por lo que se requiere un paso adelante para actuar de manera conjunta en Europa». En este sentido, se indica que en las instituciones comunitarias existe un consenso claro sobre la necesidad de sancionar los casos más graves de discurso de odio.
También se señala que «no es lo mismo la invitación directa a la violencia que las retóricas con un fondo de confrontación ideológica que suman también retóricas intolerantes en distintos grados», y que «en tiempos de desinformación industrial que va acentuando la polarización en nuestras sociedades, casi todo puede ser utilizado para la política basura». «Los incidentes y delitos de odio deberían unirnos, pero no es así», ha lamentado Pagazaurtundúa.
También ha apuntado que «se detecta un fenómeno de que casi cualquier materia pase al campo de la hostilidad política» y que «el siguiente grado, el de la intolerancia política -puerta hacia incidentes con violencia- es uno de los fenómenos más problemáticos en las actuales sociedades democráticas».
Asimismo, ha recordado que «la libertad de expresión no es libertad de agresión o garantía de impunidad». En este sentido, Esteban Ibarra afirma que «la pedagogía de la sanción es un complemento necesario a la educación en Derechos Humanos y para la tolerancia».
En el libro se incluye un estudio detallado de cada país, «de forma que en cada caso se pueden reconocer tendencias específicas además de las compartidas, lo que ofrece una aproximación más completa». «Se observa así el incremento de incidentes por intolerancia política en España, así como la humillación a víctimas del terrorismo; el racismo, en Italia; o la persistencia del antisemitismo en Francia y Alemania», ha indicado Pagazaurtundúa.
Esta obra se presenta semanas antes de que la Comisión Europea dé a conocer el próximo 8 de diciembre su propuesta para incluir en la lista de los delitos graves de la Unión, contra los Derechos Fundamentales, los delitos de odio.
«Este trabajo es una contribución a una tarea crucial que tienen por delante la Unión Europea y sus Estados miembro para detener la expansión de estos delitos y, como ejercicio de fondo, mantener a salvo las democracias», ha destacado la eurodiputada, y ha comentado que «para la lectura de este informe hay que ponerse las gafas de ver, porque es fácil reconocer la intolerancia en aquellas cuestiones sobre las que no dudamos, es más difícil reconocer al ser humano vejado por aquella motivación que parcialmente compartimos, pero es difícil reconocer a los perseguidos por aquella idea que profesamos».Pagazaurtundúa Pagaza es vicepresidenta de la Comisión de Libertades Civiles de la Eurocámara, donde desarrolla un intenso trabajo sobre una realidad creciente: la proliferación de los discursos y delitos de odio. De esta preocupación por analizar el fenómeno para orientar políticas que lo frenen y de la falta de datos homogéneos y comparables, parte este trabajo.
Este trabajo tiene vocación de continuidad y, además de dar paso a una web, se desarrollará en nuevos grupos de trabajo «para poder responder a las preguntas de naturaleza sociológica, jurídica y política que este estudio plantea».
Incluye una investigación llevada a cabo por Javier Lesaca sobre Internet y las nuevas plataformas de odio en la red, un trabajo de observación durante 8 meses (de enero de 2020 a septiembre) del contenido de 50 plataformas digitales potencialmente maliciosas ubicadas, principalmente, en distintos países de Europa, América del Norte y América Latina.
En este vídeo puede ver la presentación de ‘Cartografía del odio’:https://www.youtube.com/embed/bhK4K2OStjs?feature=oembed
Figura destacada del asociacionismo cívico de apoyo a las víctimas del terrorismo, Pagazaurtundúa ha participado en diferentes movimientos sociales e iniciativas por la libertad tanto en España como en otros países, y lleva décadas combatiendo el terrorismo, el discurso del odio y las identidades obligatorias y excluyentes.
Fruto de este trabajo es también el ‘Libro blanco y negro del terrorismo en Europa (2000-2016)’, primera fotografía integral del fenómeno y de las personas asesinadas en ese periodo en suelo europeo.
También se ha distinguido por su labor de concienciación a nivel internacional de los peligros de la deriva independentista del gobierno catalán.
Pagazaurtundúa fue presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo (2005 – 2012) y miembro de Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite). Durante su mandato en la Fundación Víctimas del Terrorismo promovió que se iniciara una campaña para esclarecer los más de 400 crímenes de ETA sin resolver. Además, promovió la publicación del libro ‘Vidas Rotas. Historia de los hombres, mujeres y niños víctimas de ETA‘, que recoge la crónica de todos los asesinatos cometidos por la banda terrorista.
En estos siete años en el Parlamento Europeo ha continuado con su compromiso con la libertad en el País Vasco, la dignidad y justicia para las víctimas de ETA y la regeneración de la sociedad vasca tras décadas de persecución a los no nacionalistas. Pagazaurtundúa se ha especializado en la lucha contra el terrorismo internacional, la radicalización y el auge del fanatismo religioso, así como en las políticas de prevención de los comportamientos violentos.
Su actividad ha sido reconocida con múltiples galardones como el Premio Sájarov a los Derechos Humanos en 2000 -como miembro fundador de ‘¡Basta Ya!’- o la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional en 2003.
En 2005 formó parte de una candidatura colectiva al Premio Nobel de la Paz.
En 2019 fue premiada por la asociación Convivencia Cívica Catalana, que lleva desde 1998 reclamando al gobierno catalán que garantice que el castellano sea vehicular en la enseñanza y desarrollando una intensa labor ante los tribunales de Justicia para defender la libertad lingüística, «por su lucha contra el nacionalismo y en defensa del Estado de Derecho».