EFE.- Unas 275.000 personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares desde el pasado abril por el aumento de la violencia yihadista en Burkina Faso, advirtió este lunes el Consejo Noruego de Refugiados (NRC).
El incremento de los ataques en este país de África occidental ha obligado a «un promedio de 13.000 personas a la semana» a huir de sus casas en los últimos cinco meses, señaló la ONG en un comunicado.
«A pesar del creciente conflicto, la operación humanitaria para ayudar a las personas necesitadas se está quedando rezagada», afirmó el director del Consejo Noruego para los Refugiados en Burkina Faso, Manenji Mangundu.
«Una escasez crítica de fondos de ayuda, combinada con la falta de capacidad de las autoridades locales, está impidiendo que las agencias de ayuda como la nuestra respondan a tiempo», subrayó Mangundu.
El hecho de no abordar las necesidades humanitarias urgentes obliga a familias vulnerables a tomar una decisión complicada que oscila entre alimentar a sus hijos y garantizar su propia seguridad.
«El hambre te hace gritar pidiendo ayuda, pero nadie viene. La gente siente que ya no forma parte de Burkina Faso. Sentimos que no somos dignos de ayuda», dijo a la ONG Bandé, una madre que acaba de escapar de Mansila, en la norteña región de Sahel.
«Si la opción es morir en el camino o morir de hambre en Mansila, mejor al menos morir tratando de huir», agregó Bandé.
Cerca de 500 personas han muerto en atentados yihadistas perpetrados en el país entre mayo y agosto de este año, según la ONG.
De esos ataques, el peor fue el registrado en junio pasado en la localidad de Solhan, en la región de Sahel, donde murieron al menos 160 civiles.
La región más golpeada por la inseguridad en Burkina Faso es la del Sahel, situada en el norte y que comparte frontera con Mali y Níger, aunque también se ha expandido a provincias limítrofes, como la región Centro-Norte, y al este del país desde el verano de 2018.
Los actos terroristas se atribuyen al grupo local burkinés Ansarul Islam, a la coalición yihadista del Sahel Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GSIM) y al Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), que atacan también en los países vecinos con los que Burkina Faso comparte frontera, Mali y Níger.
Según el Consejo Nacional de Emergencias y Rehabilitación (CONASUR) del Gobierno burkinés, más de un millón de personas está fuera de sus hogares -uno de cada veinte habitantes- en la que se considera la crisis de desplazados que más rápido crece del mundo.