El neonazi detenido por atacar a Podemos en Cartagena tenía un arsenal de armas blancas

| 6 agosto, 2021

En su piso de la calle Tirso de Molina, cerca de la estación de trenes de Cartagena y a menos de un cuarto de hora a pie hasta la sede de Podemos, en el entorno de la Alameda de San Antón, F. S. M., español de 20 años, tenía material de adoctrinamiento, como el libro ‘Mi lucha’, escrito por el dictador alemán Adolf Hitler, y ‘La revolución de las almas’, de León de Grelle. Tenía camisetas con lemas como «Ultras Murcia» y «¡En pie de guerra! ‘¡Viva la España joven, imperial y revolucionaria!». Tenía todo tipo de prendas con simbología nazi y de extrema derecha, como una banderola negra con una calavera superpuesta en la bandera nacional y el mensaje «Primera línea. Patria o muerte». Y también tenía un amplio repertorio de armas blancas, decoradas con esvásticas y águilas, con las que poder pasar de las palabras y las imágenes a los hechos para imponer con violencia su ideología radical: un pasamontañas, puños de pugilato, un puñal, una daga…

El joven F. S. M. disponía de todo eso y quién sabe si también de una sensación de impunidad tras cuatro meses dando esquinazo a la Policía Nacional. Pero este jueves, de madrugada, funcionarios de la Comisaría local se le echaron encima cuando caminaba cerca de su domicilio, para detenerlo como presunto autor del ataque con material explosivo contra la sede de Podemos en otra madrugada, la del 2 de abril, Viernes Santo.

Entonces, siempre según la versión policial difundida este viernes, este ‘cabeza rapada’ se presentó en las instalaciones del partido de izquierdas, en la calle Duque Severiano, donde hizo pintadas con frases como «Hijos de puta» y lanzó un cóctel molotov. Su acción causó un incendio en la vía pública que, afortunadamente, no causó daños personales, en un área repleta de coches y de edificios de viviendas.

Cámaras, botella y cristales

El riesgo no fue menor para los vecinos: había toque de queda por la pandemia y decenas de familias dormían en sus viviendas, ajenas al atentado que acababa de suceder. Pero el agresor también se arriesgó. Y mucho. Porque las cámaras de videovigilancia del bajo de Podemos captaron imágenes de lo ocurrido. Incluidas las del atacante. Esta semana, tras una complicada y exhaustiva labor de investigación, no ajena a las presiones políticas al Gobierno central (que Podemos integra junto al PSOE), para aclarar lo ocurrido y practicar arrestos sin más demora, los agentes dieron el paso.

Los efectivos encargados del caso interceptaron al sospechoso y registraron a lo largo del día su vivienda en busca del mayor número posible de pruebas que le incriminasen. Este viernes, la toma de declaración tanto a él como a personas de su entorno continúa en la Comisaría, cuyos responsables no descartan practicar más detenciones. Tras la declaración, el arrestado será puesto a disposición del Juzgado de Instrucción 1 de Cartagena, de guardia, este sábado. «El estudio de los vestigios recogidos en la escena del delito, el visionado de numerosas cámaras de seguridad y el estudio de perfiles de autores de hechos de índole semejante permitieron a los investigadores cerrar el cerco en torno al arrestado. En el registro efectuado en el domicilio del ultra, fueron intervenidas prendas de ropa que pudieron haber sido las empleadas la noche de los hechos, además de diferentes armas blancas y otros objetos contundentes», explicó la Policía en un comunicado.

En la nota, detalló que «la recogida y el examen de los restos en el lugar de los hechos, como la botella de plástico quemada y cristales fracturados, aparentemente del artefacto pirotécnico, y restos de gasolina, apuntaban a un perfil muy concreto».

Abandono de la ciudad y vuelta

Fuentes cercanas a la investigación indicaron que una de las dificultades de la investigación fue que, tras su ataque, el sospechoso (del que incluso se llegó a analizar su forma de caminar) abandonó la ciudad y estuvo fuera de ella mucho tiempo. Al regresar el joven este verano, los agentes pudieron despejar las incógnitas que pendían sobre él.

Las autoridades reseñaron que, «en el momento de su arresto», el sospechoso «mostró una gran agresividad, por lo que un investigador resultó con heridas leves en un brazo». La imputación penal de atentado contra agente de la autoridad se suma a la de un delito de incendio y otro contra los derechos fundamentales y libertades públicas. Los agentes estudiaron «perfiles personales, antecedentes y características propias de posibles autores sospechosos de participar con anterioridad en actos violentos, daños a inmuebles, agresiones y reyertas». Y, aunque no aclararon si el detenido tiene antecedentes, sí concluyeron que es «un varón vinculado con un grupo de ideología radical».

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