Público.- El veterano dirigente ultraderechista busca crear un «Frente Patriota» con otras organizaciones neonazis. El Tribunal Supremo analizó hace algunos años su posible ilegalización, pero finalmente fue descartada. Ahora es investigado por sus mensajes de enaltecimiento de Hitler. Anteriormente hizo reiterados actos de apología de la violencia.
Los neonazis españoles saben muy bien quién es Pedro Pablo Peña; la Guardia Civil, también. Este veterano admirador de Adolf Hitler lleva la mayor parte de su vida en los ambientes más duros, violentos y residuales de la ultraderecha. Hoy está al frente de la Alianza Nacional, el único partido declaradamente nacionalsocialista que existe en España. Esta semana ha sido detenido –y posteriormente puesto en libertad– en el marco de una investigación por sus continuas exaltaciones del nazismo.
«Resistir es un deber moral y patriótico. Mater Hispania. ¡Patria o Muerte!», escribió tras abandonar los juzgados de Plaza Castilla, donde actualmente hay un expediente con su nombre. Según relató el propio Peña, las averiguaciones han estado a cargo del Servicio de Información de la Guardia Civil en el País Vasco, que habría elaborado un informe sobre sus publicaciones de enaltecimiento nazi en las redes sociales. El caso fue trasladado a la Fiscalía contra los Delitos de Odio, que formuló una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 4.
El tribunal investiga la comisión de un presunto delito de odio por parte de Peña, quien jamás ocultó su militancia declaradamente hitleriana en distintas formaciones políticas. A día de hoy es el máximo referente de Alianza Nacional, un partido formado en 2005. «Su lema es ‘Nación, Raza, Socialismo’, y propugna el ius sanguinis y los criterios raciales del nazismo. Su líder defiende
públicamente el uso de la violencia y niega el Holocausto», subrayan los investigadores Miquel Ramos y Nora Rodríguez en uno de los capítulos del informe «De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español», publicado por la oficina en Madrid de la Fundación Rosa Luxemburg.
El dirigente nazi ha mostrado públicamente su afinidad hacia los medios violentos e, incluso, al derramamiento de sangre para «evitar» la «secesión» de Catalunya, tal como llegó a afirmar durante un acto ultraderechista celebrado el 12 de octubre de 2013 en Barcelona. Aquello motivó la apertura de unas diligencias judiciales por un posible delito de odio contra Peña y el falangista Manuel Andrino, quien en ese mismo mitin había prometido que estaba dispuesto «a matar por España, faltaría más». Ambos fueron finalmente absueltos.
Aquella investigación judicial coincidió con las actuaciones que llevaba adelante la Fiscalía del Tribunal Supremo para determinar si, tal como había solicitado Izquierda Unida (IU), Alianza Nacional debía ser ilegalizada por tratarse de una organización de carácter «criminal». Los jueces contaban con una herramienta clave para dar ese paso: la Ley de Partidos, impulsada en 2002 por el Gobierno de José María Aznar para dejar fuera del juego democrático a la izquierda abertzale.
Ese texto legal contempla la ilegalización de aquellas formaciones que apuesten por «justificar el racismo y la xenofobia o apoyar políticamente la violencia y las actividades de bandas terroristas». Sin embargo, el Supremo consideró que esos principios no cuadraban con Alianza Nacional pese a sus permanentes mensajes y discursos de adoración hitleriana. Esa organización política «nunca fue declarada ilegal y hoy continúa su actividad habitual con delegaciones activas en Madrid, Valencia y Andalucía», destacan Ramos y Rodríguez.
«La guerra continúa»
En una charla ofrecida el pasado 11 de junio en un local del partido ultraderechista España 2000 en Valencia, Peña contó que Alianza Nacional había tomado la decisión de «no edulcorar el mensaje, traiga las consecuencias que traiga, tanto penales, como policiales, como sociales».
«Nacemos de la derrota de 1945. No nacemos con la voluntad de derrota, sabemos que hemos sido derrotados. No ha arrancado de nuestra alma la voluntad de lucha. Perdimos la batalla, pero la guerra continúa», afirmó en otro momento de su discurso, seguido por unas treinta personas.
La presencia electoral de Alianza Nacional en las urnas ha sido siempre testimonial, aunque en realidad eso parece preocuparle poco a su líder. De hecho, cree que «el primer error» de la ultraderecha española fue «aceptar la legalidad vigente» en lugar de apostar por una «lucha antisistémica», incluso «con sangre».
Los neonazis españoles saben muy bien quién es Pedro Pablo Peña; la Guardia Civil, también. Este veterano admirador de Adolf Hitler lleva la mayor parte de su vida en los ambientes más duros, violentos y residuales de la ultraderecha. Hoy está al frente de la Alianza Nacional, el único partido declaradamente nacionalsocialista que existe en España. Esta semana ha sido detenido –y posteriormente puesto en libertad– en el marco de una investigación por sus continuas exaltaciones del nazismo.
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«Resistir es un deber moral y patriótico. Mater Hispania. ¡Patria o Muerte!», escribió tras abandonar los juzgados de Plaza Castilla, donde actualmente hay un expediente con su nombre. Según relató el propio Peña, las averiguaciones han estado a cargo del Servicio de Información de la Guardia Civil en el País Vasco, que habría elaborado un informe sobre sus publicaciones de enaltecimiento nazi en las redes sociales. El caso fue trasladado a la Fiscalía contra los Delitos de Odio, que formuló una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 4.https://d-20174520323045380954.ampproject.net/2106182132000/frame.html
El tribunal investiga la comisión de un presunto delito de odio por parte de Peña, quien jamás ocultó su militancia declaradamente hitleriana en distintas formaciones políticas. A día de hoy es el máximo referente de Alianza Nacional, un partido formado en 2005. «Su lema es ‘Nación, Raza, Socialismo’, y propugna el ius sanguinis y los criterios raciales del nazismo. Su líder defiende
públicamente el uso de la violencia y niega el Holocausto», subrayan los investigadores Miquel Ramos y Nora Rodríguez en uno de los capítulos del informe «De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español», publicado por la oficina en Madrid de la Fundación Rosa Luxemburg.Detenido el líder de Alianza Nacional por enaltecer a Hitler
El dirigente nazi ha mostrado públicamente su afinidad hacia los medios violentos e, incluso, al derramamiento de sangre para «evitar» la «secesión» de Catalunya, tal como llegó a afirmar durante un acto ultraderechista celebrado el 12 de octubre de 2013 en Barcelona. Aquello motivó la apertura de unas diligencias judiciales por un posible delito de odio contra Peña y el falangista Manuel Andrino, quien en ese mismo mitin había prometido que estaba dispuesto «a matar por España, faltaría más». Ambos fueron finalmente absueltos.
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Aquella investigación judicial coincidió con las actuaciones que llevaba adelante la Fiscalía del Tribunal Supremo para determinar si, tal como había solicitado Izquierda Unida (IU), Alianza Nacional debía ser ilegalizada por tratarse de una organización de carácter «criminal». Los jueces contaban con una herramienta clave para dar ese paso: la Ley de Partidos, impulsada en 2002 por el Gobierno de José María Aznar para dejar fuera del juego democrático a la izquierda abertzale.
Ese texto legal contempla la ilegalización de aquellas formaciones que apuesten por «justificar el racismo y la xenofobia o apoyar políticamente la violencia y las actividades de bandas terroristas». Sin embargo, el Supremo consideró que esos principios no cuadraban con Alianza Nacional pese a sus permanentes mensajes y discursos de adoración hitleriana. Esa organización política «nunca fue declarada ilegal y hoy continúa su actividad habitual con delegaciones activas en Madrid, Valencia y Andalucía», destacan Ramos y Rodríguez.
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«La guerra continúa»
En una charla ofrecida el pasado 11 de junio en un local del partido ultraderechista España 2000 en Valencia, Peña contó que Alianza Nacional había tomado la decisión de «no edulcorar el mensaje, traiga las consecuencias que traiga, tanto penales, como policiales, como sociales».
«Nacemos de la derrota de 1945. No nacemos con la voluntad de derrota, sabemos que hemos sido derrotados. No ha arrancado de nuestra alma la voluntad de lucha. Perdimos la batalla, pero la guerra continúa», afirmó en otro momento de su discurso, seguido por unas treinta personas.
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La presencia electoral de Alianza Nacional en las urnas ha sido siempre testimonial, aunque en realidad eso parece preocuparle poco a su líder. De hecho, cree que «el primer error» de la ultraderecha española fue «aceptar la legalidad vigente» en lugar de apostar por una «lucha antisistémica», incluso «con sangre». Los neonazis condenados por agredir a un portero negro en Mallorca no irán a la cárcel al carecer de antecedentes penales
«Frente Patriota»
En otro tramo de la conferencia celebrada en Valencia, el dirigente ultraderechista propuso crear un «Frente Patriota» junto a otras organizaciones de ese ámbito. Peña también aprovechó su discurso para advertir sobre la importancia de las redes sociales a la hora de difundir sus mensajes de odio.
Del mismo modo, alertó sobre el peligro de volverse aún más marginales si, tal como ya ha vivido en primera persona, sus cuentas son cerradas por vulnerar las normas: «Si nos sacan de las redes sociales, se nos acabó».