La Razón.- Los cachorros de la CUP hacen pintadas en la segunda vivienda de la contertulia independentismo por salir en defensa del estado hebreo frente a los ataques palestinos.
Hasta ahora tan solo las caras visibles del constitucionalismo sufrían el acoso del independentismo más radical con señalamientos en sus propias viviendas. Pero el “procés” y el independentismo, a medida que han ido derivando en una lucha cainita, no dejan a nadie a salvo del linchamiento. Y, ahora ha sido el turno de Pilar Rahola, que ha visto cómo los cachorros de la CUP (Arran) han hecho pintadas en su segunda residencia en el turístico municipio de Cadaqués (Girona), ubicado en la Costa Brava, por defender a Israel.
Arran acusa a Rahola de “aprovechar su espacio mediático para hacer apología del Estado de Israel, convirtiéndose en cómplice del genocidio hacia el pueblo palestino”. Rahola, además de contertulia independentista, también se ha caracterizado siempre por su acérrima defensa de Israel, algo por lo que ha cosechado numerosas críticas.
En cualquier caso, la residencia en la que aparecen las pintadas es precisamente la vivienda en la que se celebró la famosa comida en la que participaron el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero; el expresident Carles Puigdemont; o, el propio Joan Laporta.
Esta acción reivindicada por los cachorros de la CUP llega en un momento en que las aguas parecen haberse calmado en oriente próximo tras once días de conflicto armado entre Israel y Palestina, que se ha saldado con centenares de fallecidos -algo más de un decena del bando israelí y más de 200 en el lado palestino- tras los bombardeos.
Lo cierto es que en estos momentos Israel se encuentra también en un momento de alto voltaje político porque en las próximas horas se concretará previsiblemente un acuerdo entre varios partidos que van desde la derecha a la izquierda para desalojar del poder a Benjamin Netanyahu, primer ministro del país.
Rahola también ha estado de actualidad recientemente por el despido de La Vanguardia. Columnista durante doce años del periódico editado en Barcelona, la contertulia afín a Puigdemont se verá obligada a mantenerse en TV3, donde también ha ido perdiendo espacio televisivo.